En nada exageramos cuando señalamos a Christiano Junior como un grande de la fotografía latinoamericana del siglo XIX. Pocas veces hemos encontrado una personalidad más rica en iniciativas artísticas, técnicas y comerciales con relación al arte de Niépce y Daguerre.
Desde hace más de quince años estamos investigando la vida y obra del gran fotógrafo portugués José Christiano de Freitas Henriques Junior, más conocido por su nombre de Christiano Junior, con el cual firmaba sus obras fotográficas, pictóricas y literarias.
Desarrollamos aquí una faceta desconocida en su trayectoria profesional, la labor realizada como fotógrafo pionero de la Sociedad Rural Argentina.
En este sentido, debemos señalar que el registro fotográfico de animales de raza durante este período de la fotografía nacional fue un género poco frecuente, por las grandes dificultades en retratar estos inquietos animales y registrar paralelamente sus características anatómicas correctas con relación a cada especie.
La Sociedad Rural Argentina
En 1866, año en que se funda la Sociedad Rural Argentina, los pobladores del campo enfrentaban una serie de graves problemas, en un contexto nacional donde los vaivenes políticos estaban a la orden del día.
La Argentina se encontraba en guerra con el Paraguay desde mayo del año anterior y después del sangriento combate de Tuyutí, los ejércitos adversarios se aprestaban a librar la batalla de Yatay-Corá.
En las provincias del noroeste los caudillos se equipaban para la defensa y las provincias mesopotámicas mantenían una actitud hostil hacia el gobierno nacional. La guerra era impopular en todo el país.
Hacia el sur, vastas zonas de la provincia de Buenos Aires estaban sometidas a la acción de los malones, problema soportado también en Córdoba, San Luis y Mendoza. Organizar una Sociedad Rural era de locos o visionarios, comentaban las crónicas de aquellos días.
Todo el sistema económico nacional —basado precisamente en la riqueza del campo— parecía retroceder y estancarse; de hecho y debido a múltiples factores, las fértiles llanuras se iban despoblando, creando un desánimo generalizado entre los hombres de campo.
A pesar de que la situación era claramente adversa, un grupo de estancieros se reunieron finalmente el 10 de junio de 1866 en la casa de José Martínez de Hoz, en la calle Bolívar 111. De este encuentro participaron trece productores agropecuarios quienes firmaron el “Acta de Instalación”, estableciendo las bases de la nueva entidad, que por votación se denominó “Sociedad Rural Argentina” y cuyo reglamento fue redactado por el ingeniero Eduardo Olivera.
Los objetivos estaban condensados en trece puntos; el primero indicaba: ”velar sobre los intereses en general de la campaña”, mientras el sexto puntualizaba: “estudiar las especies de ganado que más convengan a nuestro clima, estado social y económico e investigar en ello cuál de sus razas convienen más al país ya por su valor o facilidad de aclimatación”
Para alcanzar todas las metas, la Sociedad se fijó varios mecanismos de acción, entre los cuáles destacamos por su incidencia en este trabajo, dos de ellos; el que indica la conveniencia de fundar un periódico de distribución gratuita entre todos los socios y la necesidad de organizar “exposiciones de ganados, aves y además productos agrícolas”.
Christiano Junior, fotógrafo de Buenos Aires
Christiano Junior nació en la Isla Flores (Azores) el reino de Portugal hacia 1832.1 Lamentablemente desconocemos por completo esta etapa de su vida europea; sin embargo, por ciertos indicios nos inclinamos a pensar que su formación pictórica y fotográfica la adquirió en su país natal.
Lo que sabemos es que se casó y formó su familia en Portugal; allí nacieron sus dos hijos,2 José Virginio (1851) y Federico Augusto (1853) Seguramente en búsqueda de horizontes económicos más prósperos, emigró hacia América a mediados de la década de 1850.
Por su origen lusitano, el destino escogido fue el Imperio del Brasil, regido entonces por el progresista Dom Pedro II, un entusiasta cultor de la fotografía y decidido protector del nuevo arte. En 1862 se instaló con su familia en la norteña ciudad de Maceió, actual estado de Alagoas; aquí explotó durante cierto tiempo un establecimiento fotográfico ubicado en la céntrica Rua do Commercio. Pero Maceió era una pequeña plaza provincial que no reunía las expectativas comerciales y profesionales del joven inmigrante, su talento y empuje lo impulsan a destinos mayores.
Fue entonces Río de Janeiro, sede de la Corte Imperial, el nuevo destino que colma sus expectativas. Muy pronto la sociedad carioca privilegia la calidad de sus retratos y la variedad de los procesos técnicos empleados por este emprendedor portugués. En esa capital, ya a partir de 1863 dirigió diversas casas fotográficas solo o asociado a otros destacados profesionales de la cámara.
Su expansión por los países del área se inicia en el Uruguay, abriendo un local en la ciudad de Mercedes. Funcionaba en la vivienda de Tomás Viale, ubicada sobre la importante calle de la Asamblea, en este caso “cuadra y media arriba de la plaza”, información que encontramos al dorso de varias “carte-de-visite” formando parte de la clásica publicidad de estas obras fotográficas.
Lógicamente el próximo destino fue Buenos Aires, la gran metrópoli del Plata. Es interesante destacar que en ese momento y con 35 años, Christiano Junior logra conformar una verdadera red de estudios fotográficos sudamericanos, cuya “Oficina General” se encontraba en la Rua da Quitanda N° 45, bajo la razón social de “Christiano Junior & Pacheco” de Río de Janeiro, el mencionado local de la ciudad uruguaya de Mercedes y el flamante atelier de la calle Florida 159 de la capital porteña.
Siempre se afirmó que Christiano Junior se instaló en Buenos Aires durante el año 1868; sin embargo, contamos con evidencias que adelantan en algo esta fecha. En efecto, en el diario “La Tribuna” de esta ciudad correspondiente al l° de diciembre de 1867, página 3, columna 2, se encuentra el siguiente anuncio:
Christiano Junior – Fotografía y Pintura 159
Florida 159
Hallándose mi oficina lista a funcionar, estará abierta al público desde hoy l° cíe Diciembre. – Christiano Junior.
Otra evidencia sobre esta fecha la encontramos en la publicidad que efectúa durante su gira a la provincia de Mendoza. En el diario “El Constitucional” del 8 de mayo de 1880, un aviso de gran tamaño ilustrado con una medalla de oro otorgada en la Exposición Nacional de Córdoba de 1871, se encabeza con la siguiente leyenda:
Christiano Junior – Fotógrafo – Establecido en Buenos Aires desde el año 1867. Premiado con nueve medallas en cinco exposiciones nacionales y estranjeras (sic), actualmente en esta ciudad. Mendoza,
Abril 24 de 1880.
Buenos Aires era hacia 1867 una plaza comercial de gran importancia; de hecho, la principal del país, que dependía de un puerto de ultramar y donde se encontraban radicados los más destacados fotógrafos profesionales cuya actividad central giraba alrededor de la retratística, definitivamente el segmento que mayores ganancias aportaba a esta actividad.
La primera decisión de Christiano Junior fue establecerse sobre Florida, una de las calles más elegantes de la capital, entre Cuyo (actual Sarmiento) y Corrientes. Aquí se alineaban tiendas distinguidas ofreciendo las últimas modas de Europa; ésta era la clientela que deseaba captar pues representaba las clases dominantes de la sociedad porteña. Refuerza su imagen insertando al dorso de sus obras fotográficas una publicidad puntual; el escudo argentino flanqueado por los del Imperio de Brasil y el Reino de Portugal y en donde promocionaba sus establecimientos de Mercedes en la Banda Oriental y de Río de Janeiro.
Precisamente estas tres naciones se encontraban unidas en guerra contra el Paraguay, en un conflicto bélico de características sangrientas y cuyas repercusiones políticas, sociales y económicas se hacían sentir con mucha fuerza en la sociedad local.
Son tiempos difíciles y hay que aguzar el ingenio. Haciendo honor al título de Gran Establecimiento de Pintura y Fotografía, organiza algunas exhibiciones públicas de sus obras en los salones de Fussoni y de la firma Francischelli, que por aquellos años funcionaban como galerías de arte. Tiempo después se muda a la vereda de enfrente donde disponía de mayores comodidades, con entrada sobre los números 160 y 164 de la calle Florida. El estudio fotográfico se completaba con la vivienda de la familia Freitas Henriques.
El prestigio de la firma es indudable; por sus salones desfila lo más granado de la sociedad local, políticos, militares, diplomáticos, ricos comerciantes, estancieros, figuras como los presidentes Carlos Pellegrini, Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, etc.
Tiene plena conciencia que competir y ganar en las exposiciones nacionales e internacionales le otorgará un espaldarazo formidable para su actividad comercial. Como ya lo había realizado en la Exposición Nacional de Río de Janeiro de 1866, donde obtuvo medalla de bronce, participa en la Primera Exposición Nacional en Córdoba durante el año 1871 y obtiene el máximo galardón, la medalla de oro y 150 pesos fuertes por la calidad de sus obras. Esta medalla de oro fue motivo de gran orgullo para el artista, incluyendo su reproducción en toda su publicidad, tanto en los diarios de la época como al dorso de sus fotografías.
A principios de 1875 ya se conocía que Buenos Aires iba a ser la sede de la primera exposición y feria organizada por la Sociedad Rural Argentina. Esta novedad no pasó inadvertida para el gremio fotográfico, siempre atento ante la posibilidad de nuevos negocios. El inquieto portugués abre el juego, insertando un destacado aviso en el influyente diario “La Prensa” del 4 de febrero de ese año, que por la riqueza de su contenido reproducimos en forma textual, ya que permite apreciar un completo panorama sobre el desarrollo de la fotografía durante esa década:
TALLERES DE FOTOGRAFÍA Y PINTURA DE CHRlSTIANO JUNIOR
Premiado en la Exposición Nacional de Córdoba con la primera medalla de oro y 150 pesos fuertes.
Calle de la Florida 160 (para adultos).
Artes 118 – Fotografía de la Infancia.
Especialidad en retratos de criaturas. Casa en Río de Janeiro. Rua de Quitanda N° 45. Retratos de cualquier tamaño en fotografía simple o colorida al óleo, pastel, aquarela, etc.
Copias de cualquier retrato aumentadas hasta el natural.
Retratos al óleo sobre lienzo. Retratos sobre porcelana y esmalte, trabajo que actualmente en Buenos Aires y Montevideo se hacen únicamente en nuestros establecimientos. Vistas de Buenos Aires y sus contornos, para cuadros, albums y sus stereoscopos.
Gran colección de retratos de los hombres célebres de esta
República en dos tamaños.
No hay en Buenos Aires, establecimiento de este
género que ocupe edificios tan vastos como los nuestros, ofreciendo al público confort, comodidades y distracción en sus salones y jardines. En el establecimiento de la
calle Artes tenemos máquinas instantáneas que permiten sacar retratos de las criaturas más inquietas y traviesas.
Recibimos encargos de la campaña y la provincia para copiar retratos aumentados en fotografía o al óleo,
recibiendo con el original las explicaciones precisas como edad, color de pelos, cara, ojos, barba, etc., y más
designándonos la persona que nos debe abonar el importe al recibir el retrato, etc.
De este aviso surge la primera referencia inédita sobre la existencia de una casa fotográfica de Christiano Junior en Montevideo y la promoción de la venta de vistas fotográficas de Buenos Aires y sus alrededores para insertar en marcos o álbumes. Es interesante destacar que ello precede en casi un año a su famoso álbum “Vistas y Costumbres de la República Argentina – Provincia de Buenos Aires”, editado en 1876.
Pero el dato más significativo, es que vende también vistas estereoscópicas sobre los mismos temas, variante técnica que permite observar fotografías con perspectiva tridimensional.
Estos anuncios de tamaño grande se publican diariamente entre el 4 de febrero y el 4 de marzo de 1875 y vienen ilustrados con la famosa medalla de oro de Córdoba, mientras cumplen el cometido de interesar a una potencial clientela ofreciendo variedad y novedad.
El hecho de abrir una casa fotográfica dedicada exclusivamente a los niños es un hito remarcable dentro del panorama de la fotografía argentina del siglo XIX. Este “taller destinado únicamente para retratar criaturas”, tenía su entrada por los baños públicos y a los pequeños y sus padres se los tentaba con la frase: “se regalan dulces y juguetes a los niños”.
Pero una imprevista desgracia vino a perjudicar los planes del empeñoso fotógrafo. El lunes 8 de marzo de 1875 en horas de la noche se declaró un voraz incendio en el conjunto de edificios donde Christiano Junior operaba su “Fotografía de la Infancia”. El fuego se inició por un escape de gas en el interior de una tienda sobre la calle Artes 4 y fue combatido de inmediato. Participó de las tareas una “bomba” de la firma Fussoni, pero no se pudo evitar la destrucción casi total del estudio, donde sólo se salvó “algún aparato de fotografía”~ como lo señaló la crónica del diario “La Prensa” del día siguiente.
Pero la reacción de Christiano Junior fue muy rápida. En el diario “La Prensa” del sábado 20 de marzo insertó un aviso:
Retratos de Criaturas – Fotografía de la Infancia. Habiéndose incendiado este establecimiento, situado en la calle Artes 118, se avisa a las personas que tengan criaturas para retratar, que lo podemos hacer en la calle Florida N° 160 de las 8 a las 12 del día, mientras no se instale otro taller destinado a las criaturas.
Christiano Junior estaba otra vez en carrera y dando pelea en la dura competencia entre los fotógrafos porteños.
Artes 118 (actual Carlos Pellegrini) era un conglomerado de negocios y viviendas ubicado entre las calles Cuyo (hoy Sarmiento) y Cangallo (actual Perón).
Allí funcionaba un establecimiento de baños públicos, saunas, turcos, de inmersión, etc. y el famoso colegio de los hermanos Junior, mientras en la parte alta se ubicaba la vivienda del doctor Maglein. Estas propiedades se realzaban con un amplio y agradable jardín de uso público, que era promocionado por nuestro fotógrafo.
La fotografía en la Primera Exposición de la Sociedad Rural
Cumpliendo el viejo deseo de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina de hacer “una exposición de ganados, aves y además productos agrícolas”, su Comisión Directiva logra inaugurar el primero de estos eventos el 11 de abril de 1875 en un terreno cedido gratuitamente por el socio fundador don Leonardo Pereyra.
Hoy nos parece increíble el lugar escogido, ubicado en la intersección de las actuales Florida y Paraguay, enfrente del mercado “del Norte”. La superficie ocupaba un cuarto de manzana y estaba rodeada por una pared de ladrillos.
La Exposición y Feria fueron inauguradas en forma solemne por el entonces presidente de la Nación Dr. Nicolás Avellaneda, el gobernador de Buenos Aires Carlos Casares y otras altas autoridades. Presidía entonces la entidad José María Jurado, una figura clave en el desarrollo de la misma, quien concretó esta iniciativa luego de diez años de espera.
Participaron 85 expositores y se presentaron 79 equinos, 18 vacunos, 18 caprinos, 79 ovinos, 5 porcinos y 153 aves, perros, conejos y algunas llamas alpacas. Hubo también seis expositores de productos agrícolas y de jardinería y siendo escasa la maquinaria exhibida.
Los productos del campo concitaron la atención de gran cantidad de porteños; durante los ocho días de la Exposición -la Feria en cambio, se extendió por otros ocho días más- se vendieron 12.837 entradas a diferentes precios, pero se calcula que los visitantes sumaron más de diez y ocho mil.
A más de un siglo de distancia de esta inteligente iniciativa que se repite años tras año hasta el presente, la pregunta que nos formulamos es ¿qué papel jugó la fotografía en aquellas jornadas iniciales? Debemos confesar que esta pregunta arroja más interrogantes que datos concretos.
La imposibilidad de acceder a los archivos históricos de la Sociedad Rural nos obligó a consultar en profundidad la colección de los “Anales” editados por la entidad. De estas excelentes publicaciones hemos extraído la mayoría de los datos buscados.
Los “Anales” fueron la preocupación inicial de los fundadores pues en sus objetivos ya se puntualizaba: “Tendrá un periódico puramente agrícola” y “el periódico de la Sociedad será repartido gratis a todos sus miembros”. Sólo dos meses después de su fundación, en septiembre de 1866, sus dirigentes lanzaron a la circulación el primer número de la revista, órgano de prensa oficial de la nueva entidad, bajo el lema “Destinada a la defensa de los intereses rurales del país y a la propagación de conocimientos útiles a la Agricultura en todos sus ramos”. Los “Anales”, dirigidos por el presidente de la agrupación con la colaboración de miembros de la C.D. y socios del país y del exterior, constaban de doce números anuales, de enero a diciembre y contenían no sólo las informaciones institucionales sino una amplia gama de artículos técnicos nacionales y extranjeros sobre la materia.
Anualmente editaba un libro de alrededor de 500 páginas, cuya administración y redacción en sus principios estaba en la calle Perú 92, en los “altos”, como se indicaba a las propiedades de un piso en aquella chata ciudad.
Escribieron para esta publicación figuras de gran prestigio intelectual como Juan María Gutiérrez, Domingo F. Sarmiento, Miguel Puiggari y muchos más. Si bien la entidad contaba con un caudal de socios que oscilaba entre 250 a 350, durante la primera década la revista tiraba 1000 ejemplares, de los cuales el gobierno de la Nación y el de la provincia se reservaban 100 números cada uno como contribución económica.
Revisando exhaustivamente dicha colección, comprobamos que desde 1866, año de su fundación, hasta 1874, no existe una sola referencia a la fotografía, ni siquiera un grabado tomado de una foto. Las únicas ilustraciones son litografías, aunque en el volumen noveno correspondiente al año 1875 surgen de repente seis menciones puntuales al arte fotográfico; ¿qué había sucedido?
Existen dos respuestas para este interrogante. Una es de tipo lógico: en abril de ese año la Sociedad Rural se presentó a la consideración pública por vez primera y lo hizo en un marco multitudinario; obviamente debió existir la necesidad de registrar esta iniciativa que tardó una década en concretarse. Pero, fundamentalmente, la Sociedad Rural, apuntaba a uno de sus objetivos contemplados en la acta fundacional; incentivar entre los criadores la necesidad de mejorar las razas existentes en el país y el vehículo de emulación e información visual más apropiada era la fotografía.
La segunda respuesta es hipotética, pues hasta el momento no hemos hallado testimonio documental que confirme nuestras sospechas, pero el repentino interés de la Rural hacia la fotografía es la consecuencia de la incorporación de un nuevo socio. Durante los primeros meses de 1875, ingresa el fotógrafo José Christiano de Freitas Henriques Junior. En los “Anales” del 31 de agosto de 1875, en una lista de miembros por orden alfabético, figura su nombre bajo el número 517, con dirección en la calle Victoria 292 (actual Hipólito Yrigoyen).
¿Cuál fue el motivo que lo impulsó a ingresar a dicha entidad? En primer lugar, los socios de la Rural formaban parte de la elite económica y social del país y las posibilidades de vinculación personal con las mejores familias de Buenos Aires favorecía la marcha de sus establecimientos fotográficos.
Pero además este inquieto portugués poseía un marcado interés hacia la agricultura, en especial sobre el mejoramiento de los productos de la tierra a través de la tecnología. No olvidemos que hacia el fin de su vida edita un interesante manual con reglas prácticas destinadas a la industria de la vid y de otras bebidas alcohólicas.
El caso es que la Comisión Directiva tomó la determinación de contratar un fotógrafo para documentar aspectos de la Primera Exposición, y la elección recayó en un profesional de reconocida solvencia, en especial en la delicada tarea de registrar los animales premiados. Si observamos las fotografías publicadas debemos reconocer que escogieron acertadamente. Las tratativas entre la entidad y el fotógrafo fueron anteriores a la entrega de los premios, pues para registrar los distintos animales, el fotógrafo confeccionó un telón de gran tamaño —medía alrededor de 2.50 de alto por 4 ó 5 metros de ancho—, montado en un bastidor de madera. El enorme lienzo estaba pintado con escenas camperas.
Las fotografías fueron tomadas hacia el final del certamen cuando se dieron a conocer los animales premiados en sus distintas categorías. El operador realizó su tarea en el interior del predio ferial, utilizando el gran fondo pictórico como ambientación y las tomas se efectuaron en el exterior. Por la proyección de sombras se puede calcular aproximadamente a qué hora fueron realizadas.
En plena etapa del proceso al colodión húmedo, el fotógrafo trasladó hasta la sede de la Exposición sus equipos técnicos de toma y revelado, bastante voluminosos por cierto, con sus frascos de productos químicos y los vidrios utilizados como soporte de los negativos y seguramente contó con la colaboración de un ayudante.
Pero la Comisión Directiva tomó una determinación más trascendente aún que tomar las fotografías de la Exposición: decidió publicarlas a través de los Anales, formidable vehículo de divulgación entre los socios con una edición de mil ejemplares. En efecto en la revista N° 7, volumen IX del 30 de julio de 1875, leemos:
Fotografías de animales premiados. – Por acuerdo de la Comisión Directiva de la Sociedad Rural, se han
mandado sacar fotografías de los animales que obtuvieron el primer premio en la Exposición de Abril pasado y se ha pasado la siguiente circular a sus respectivos dueños
pidiéndoles los datos con que deben ser acompañados al
repartirse con los Anales de la Sociedad. Si a última hora se puede empezar esa publicación, este número irá ya
acompañado de algunas fotografías, sino, empezaremos en el próximo dando el mayor número de ellas que sea posible.
A continuación se publicaba una circular fechada el 8 de julio de 1875 dirigida a los dueños de los animales premiados, en la que se solicitaba a nombre del Presidente, “…tenga a bien enviarle todos los datos que le sea posible reunir para dar una descripción y genealogía de su caballo premiado… con el objeto de publicarlos… juntamente con una fotografía que se ha sacado de dicho caballo, tanto para dar a conocer los animales premiados como para rendir el debido homenage (sic) a los expositores, por el empeño con que procuran el perfeccionamiento de la ganadería del país”.
Finalmente de los 22 animales ganadores que se consignan en dicha nota, se publicaron dos en el volumen noveno de los Anales, correspondientes al año 1875. Se trata de los caballos “Bayard” en julio y “Sultán” en agosto. Ambos fueron fotografiados con el telón pintado como fondo, posando de costado, para poder apreciar sus esbeltos cuerpos; mantienen las cabezas en alto sujetadas a las riendas que sostienen dos hombres de campo.
Luego se publicaron cinco imágenes más, en el volumen décimo, de 1876; todas relacionadas con la Primera Exposición. Fueron una vaca Durham que obtuvo Gran Copa de Plata; dos ovejas para carne, premiadas con Gran Copa de Plata; la yegua Beatriz, que se alzó con una Medalla de Plata; el caballo Talismán, acreedor de la Gran Copa de Plata y finalmente una excelente fotografía tomada el 11 de abril de 1875, día de la inauguración, que muestra un aspecto parcial del predio de Florida y Paraguay.
En este volumen, los caballos y yeguas fueron fotografiados con telón pintado de fondo, mientras las vacas y ovejas están registradas sin este recurso y posan frente a empalizadas y corrales, donde se aprecian algunos faroles de iluminación a gas.
Del total de fotos publicadas, la más lograda pertenece a la yegua Beatriz, un ejemplar magnífico por su apostura y gran alzada, que posa en forma soberbia sujeta por un peón de campo con gran sombrero y botas.
En realidad, se publicaron menos fotografías de las que se habían anunciado. En total fueron siete, y así concluyó el ciclo de impresiones fotomecánicas durante esta etapa. Seguramente el motivo fue el gran esfuerzo económico que significó para la Rural, pues en el balance anual del período del 1 de julio 1875 hasta el 30 junio 1876, figuran $ 8.000 por fotografías de animales premiados.
Es importante destacar que gracias al sistema de impresión fotomecánica, las siete imágenes se transformaron en 7.000, fidedignas, transmitidas a través de un medio tan especializado en el ambiente agropecuario nacional como eran los Anales. Y es éste, precisamente, uno de los puntos más importantes del presente trabajo; las imágenes publicadas en los dos volúmenes, son probablemente las fototipias más antiguas realizadas en nuestro país.
Las hemos estudiado con todo detalle con una lupa de gran aumento; son excelentes y de buena factura, cuya apretada trama se aprecia cuando se observa con una óptica potente, aunque reconocemos que existe un cierto empastamiento en los negros.
¿Quién fue el autor de estas impresiones? ¿En qué taller de fotograbado fueron realizadas?
No lo sabemos; sin embargo todo indicaría que tanto las fotografías de la Primera Exposición como el trabajo de impresión fueron realizados por el mismo Christiano Junior, pues en el “Catálogo Razonado de los Trabajos en la Primera Exposición del Club Industrial” editado por el mismo fotógrafo en 1877, entre objetos expuestos a partir del 15 de enero de ese año, en la Clase 80, Grupo 31, N° 28 se índica: “Doce láminas impresas con tinta litográfica sobre gelatina estendida en planchas de cobre, procedimiento conocido en Europa (entre otros) con el nombre de Fototipia…”
Con respecto a estas fototipias, diremos que la impresión se realizó sobre una sola cara de la página con el dorso en blanco y se encuadernó junto a las hojas impresas. Las dos de 1875 miden 9 por 13 centímetros aproximadamente y sus bordes son redondeados; en 1876 se publican 5 fototipias de 10 por 13,5 centímetros con bordes rectos, excepto la vista de la Exposición, que es mayor, de 14,2 por 18 centímetros.
Christiano Junior, fotógrafo de la Segunda Exposición Rural
En agosto de 1876, se publicó en los Anales un interesante artículo sobre botánica. Se trataba de una prolija descripción de una planta tropical cuyo nombre científico es “Caladiun Esculentun”, habitual en África, en las islas Azores y en el Brasil.
El autor señalaba que en la Argentina se la utilizaba como planta decorativa en los jardines, pero en realidad su tubérculo era un apreciado alimento para las capas más humildes de la población en muchas regiones. Sugería su cultivo en forma metódica en el delta del río Paraná.
La nota venía acompañada de un dibujo de la planta realizado en litografía, con la firma al pie del grabador: Rocher SC, un artista cuya relación con el fotógrafo veremos más adelante.
Lo interesante del caso es que dicho artículo, de cierta extensión, se encuentra firmado con las iniciales “C.J.” que corresponden a Christiano Junior, quien abandona por un momento sus cámaras y pinceles para incursionar en los secretos de la agricultura. Como podemos apreciar, fue una personalidad multifacética con inquietudes en campos muy diversos.
Cumpliendo con la promesa realizada en la clausura de la primera exposición, la Comisión Directiva de la Rural inauguró el 8 de septiembre de 1876 la Segunda en la misma ubicación anterior.
Tuvo una duración de 17 días y 8 más de feria. Se vendieron 17.177 entradas. Los visitantes pudieron apreciar un espectáculo sumamente interesante gracias al concurso de 54 expositores. Creció la exhibición de maquinaria agrícola y al final del certamen se adjudicaron 110 premios. En este caso, como en el anterior, la entidad tomó la determinación de contratar un fotógrafo y la responsabilidad recayó en Christiano Junior.
El artista volvió a trasladar buena parte de sus equipos técnicos, desde su atelier en la calle Florida 208. Amén de las cámaras fotográficas tuvo que transportar un completo laboratorio portátil, junto al enorme fondo de tela pintada y montada en un bastidor de madera. Debió encarar con profesionalidad la tarea de fotografiar una gran cantidad de inquietos animales, donde de nada servían los famosos sujetadores de cabeza. Había que trabajar con rapidez y habilidad, con ángulos muy precisos para documentar las características anatómicas de cada ejemplar premiado.
Frente a su objetivo y bajo el brillante sol de septiembre fueron desfilando todos los animales de campo, caballos, yeguas, toros, vacas, ovejas, puercos, asnos, aves, perros y hasta conejos.
Estos registros seguramente deben estar entre los primeros trabajos dentro de este género de fotografía en la Argentina.
Contamos con dos evidencias; la primera la aporta el propio Christiano Junior en el catálogo de la Exposición del Club Industrial que mencionáramos antes.
Bajo el N° 23 detalla entre sus obras: “Un álbum con las fotografías de los animales que obtuvieron los primeros premios en la última Exposición Rural Argentina, y dos vistas de la misma. Debe tenerse en cuenta las contrariedades con que se lucha para lograr perfectas fotografías de esta clase, pues principalmente los caballos, rara vez están quietos y cuando esto sucede no guardan sus proporciones naturales, perjudicando el tipo de raza. Esto hará disculpable si alguna de las sesenta y dos láminas que este álbum contiene, no son bastante buenas, teniéndose en cuenta solamente su importancia para aquellos hacendados que se dedican con preferencia a la propagación de animales finos y de sangre pura, pues que hallarán aquí tipos que comparar y un estímulo digno de sus ideas progresistas y benéficas.”
Este excelente discurso en apoyo a una iniciativa comercial, era coincidente en un todo con los propósitos enunciados por los dirigentes de la Rural, imbuidos de una filosofía cuya encarnación suprema era la figura del Progreso, bajo cuyo influjo deberían suceder las grandes transformaciones sociales, políticas y económicas que el país reclamaba luego de siglos de atraso.
En el mismo catálogo bajo los números 29 A y 29 B, Junior exhibe a partir del 15 de enero de 1877, dos cuadros con fotografías de caballos retocadas a lápiz, que suponemos forman parte de las tomadas en la Segunda Exposición Rural.
La segunda evidencia es de tipo personal.
En diciembre de 1987, el bibliófilo porteño Ezequiel de Elía nos enseñó dos fotografías relacionadas con su familia.
En soporte de cartón rígido tienen una leyenda impresa:
SEGUNDA EXPOSICION Y FERIA AGRICOLA
INAUGURADA EL 8 DE SEPTIEMBRE DE 1876
ARTEMIS.
Raza Durham. Obtuvo el Primer Premio.
Perteneciente a Ezequiel de Elia. (una lechera)
AMBASSADOR.
Raza Durham.
Obtuvo el Segundo Premio
Perteneciente a Ezequiel de Elia. (un toro)
Ambas fotografías llevan la publicidad de Christiano Junior también impresa al frente de la obra. Miden 12 por 18 centímetros y en ambas se aprecia el inmenso telón de fondo, detalle que podría ser nexo con la autoría de las fotografías realizadas en la Exposición de 1875.
Finalizada la tarea de fotografiar todos los animales premiados en la Segunda Exposición la Comisión Directiva debía tomar la decisión de imprimirlas en las páginas de los Anales, como lo había hecho el año anterior. Sin embargo y por motivos que desconocemos se suprimió la impresión por fototipia y en un evidente retroceso técnico, todas las fotografías fueron impresas por el viejo sistema de la litografía.
Para este proyecto editorial se formó un equipo de trabajo; todas las fotografías fueron proporcionadas por el propio Christiano Junior y sobre la base de estas imágenes se contrataron los servicios del famoso dibujante Enrique Stein, quien corrió con la responsabilidad de convertir las fotografías de animales premiados en dibujos exactos y el grabador escogido fue un tal Rocher, del que poseemos muy escasa información.
Parece que las tareas de este equipo insumieron tres meses, pues recién en los Anales del año 1877 (Volumen XI) comienza la publicación de estas imágenes bajo el título de “Segunda Exposición de la Sociedad Rural Argentina – Setiembre de 1876”. Cada grabado se ubicaba en la parte superior de la página y a continuación se incluían las referencias sobre el animal premiado y el hacendado o establecimiento rural al que pertenecía.
Obviamente el grabado difiere fundamentalmente de la fotografía. En primer lugar, se eliminó el telón de fondo y los animales se dibujan sobre fondo blanco. Como elementos decorativos se ubican troncos de árboles, algún rancho, el típico ombú de la pampa y hasta un moderno alambrado.
El crédito de estas obras está bien marcado; en el centro y abajo se lee: “Fotografía Christiano Junior – Florida 208”. A la izquierda, “Stein Dib.” y sobre la extrema derecha “Roger SC.”. La mención de la firma fotográfica en el grabado era un conocido recurso para que las imágenes publicadas contaran con mayor crédito o veracidad entre los lectores. Por la Segunda Exposición la Sociedad Rural Argentina abonó a C. Junior 12.000 pesos.
Todos estos grabados se encuentran publicados en el Volumen XI de 1877, a partir de enero, y representan a gran parte de los animales ganadores del segundo certamen. Por los mecanismos de impresión, muchos de ellos perdieron el crédito de la parte inferior. En el número de diciembre se publica un listado de 23 grabados.
Luego de esta segunda exposición, el 14 de septiembre de 1876 Christiano Junior obsequia a la entidad un retrato de su presidente:
“Como miembro de esa sociedad, deseando significar mis simpatías y agradecimiento por la buena Administración de su Presidente, el señor D. José María Jurado, cuyo período administrativo ha concluido el 19 de Agosto último, continuado a pedido del nuevo Presidente hasta concluir la Exposición Agrícola, tengo el gusto de enviar a esa Comisión su retrato elaborado a lápiz en mi establecimiento, para que sea colocado en el lugar que merece en la sala de sesiones. Deseando el engrandecimiento de esa Sociedad que tan grandes beneficios reportará al país, me suscribo …”
José María Jurado fue un directivo de gran impulso, que bregara por la realización de las primeras exposiciones agrícolas. Fue vicepresidente y ocupó durante tres períodos la presidencia. Llama la atención que el fotógrafo haya ejecutado un retrato al lápiz.
En la 11° Asamblea Anual realizada el 23 de agosto de 1877 bajo la presidencia de Emilio Duportal, constatamos que entre los 37 socios que participan en los debates se encuentra Christiano Junior junto a su amigo José Maria Jurado.
Encontramos su nombre hasta la lista de Socios Activos publicada el 31 de julio de 1877, con domicilio en la calle Florida 208. Es la última referencia que hemos hallado sobre su actuación en la Sociedad Rural, pues en el listado de 1878 y años posteriores, no figura su nombre.
Conclusiones
Termina de esta manera la investigación que hemos realizado sobre un capítulo de la vida y la obra de este excepcional fotógrafo europeo en la República Argentina.
Su genuino interés hacia los temas agropecuarios no sólo lo impulsó a ingresar como socio pleno en la naciente Sociedad Rural, sino que participó activamente en el seno de la misma y hasta se convirtió en colaborador literario de sus Anales.
La estrecha amistad que cultivó con varios de sus dirigentes fue decisiva en el proyecto de documentación fotográfica de dicha entidad, cuya máxima expresión fue la excelente cobertura en la Segunda Exposición Rural.
La visión de sus dirigentes de publicar aún por distintos sistemas las fotografías de los animales premiados en las dos exposiciones, nos permite conocer aspectos interesantes de nuestra ganadería durante la década de 1870.
A excepción de las dos fotografías mencionadas de la colección Ezequiel de Elia, no hemos podido ubicar otras imágenes de Christiano Junior con relación a este tema.
¿Se conservará todavía en algún archivo un ejemplar del álbum con 62 fotos que confeccionó sobre la Segunda Exposición Rural?
También es una verdadera incógnita el destino de aquel retrato de José María Jurado que ejecutara al lápiz en 1876.
Su hallazgo nos permitiría sumar nuevos elementos para evaluar una faceta artística casi desconocida: su labor como dibujante y pintor.
Es notable comprobar la intensa actividad fotográfica desarrollada en el seno de la institución entre 1875 y 1877, precisamente los tres años de su permanencia como socio. En tal sentido, percibimos claramente su influencia con relación a esta disciplina artística. También es significativo que luego de su alejamiento desaparezca toda referencia a la fotografía por el prolongado lapso de una década.
Recién a fines del siglo XIX se vuelve a incluir la fotografía en las páginas de los Anales y otros profesionales se van sumando a esta tarea, que se incrementa a partir del siglo XX, con los nombres del español Lorenzo J. Bennazar, del norteamericano Harry Grant Olds y de Antonio Juan Arata.
No caben dudas, el precursor fue José Christiano de Freitas Henriques Junior en el registro fotográfico de animales de raza, un género difícil aún en la actualidad. Imaginemos entonces la tarea que tuvo que realizar para las tomas de exteriores, tratando de inmovilizar en la placa sensible a inquietos y nerviosos caballos y otras bestias, con emulsiones lentas en negativos de vidrio por el proceso del colodión húmero, únicos adelantos de aquella época.
Pero los desafíos en el ámbito de su profesión, funcionaban como un irresistible imán para este empeñoso artista, cuya obra ya se encuentra definitivamente inscripta en la historia de la fotografía argentina.
Bibliografía
Alexander, Abel, “El gran fotógrafo Christiano Junior en Mendoza”. II° Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina”. Vicente López, 1993.
Frers, Emilio, “Reseña Histórica de la Sociedad Rural Argentina”, Buenos Aires, 1916.
Gesualdo, Vicente, “Los que fijaron la imagen del país. Arte y aventura del daguerrotipo y la fotografía” en Revista “Todo es Historia”, N° 198, Buenos Aires, noviembre de 1983.
Gómez, Juan, “La Fotografía en la Argentina – Su historia y evolución en el siglo XIX. 1840-1899”. Abadía Editora, Temperley, Provincia de Buenos Aires, 1986.
Junior, Christiano, “Vistas y Costumbres de la República Argentina. Provincia de Buenos Aires”. Buenos Aires, 1876.
Junior, Christiano, Tratado práctico de vinicultura, destilería y licorería, Imprenta G. Kraft. Buenos Aires, 1899.
Junior, Christiano, “Catálogo Razonado de los Trabajos exhibidos en la Primera Exposición del Club Industrial”. Buenos Aires, 1877.
Junior, Christiano, “Galería Biográfica Argentina por A.J.C. y M.A.P.” Imprenta de Martín Biedma. Buenos Aires, 1877.
Junior, Christiano, “Manual Práctico del Vinicultor, Destilador y Licorista”. Imprenta J. Peuser. Buenos Aires, 1899.
Sociedad Rural Argentina, Anales. Volúmenes I a XV, 1866-1881.
Uriburu de Lernoud, Mónica, “Palermo – Los valores perdurables” en Revista de la Sociedad Rural Argentina, Junio-julio 1984.
Notas
1 -En el pasado se han cometido numerosos errores con relación al verdadero nombre y apellido del genial fotógrafo, provenientes en gran parte del hecho que dicho artista firmaba siempre con el nombre de “Christiano Junior”. Para aclarar definitivamente estas dudas, sugerimos consultar su libro “Tratado Práctico de Vinicultura, Destilería y Licorería”. Aquí y en una aclaración inicial a sus lectores, el autor consigna su firma artística y todos sus nombres y apellidos correctos. Muchos cronistas lo han mencionado erróneamente como “Christian Junior” que así se llamaba un educador norteamericano, quien junto a su hermano Alejandro Guillermo Junior regenteaban una escuela. Estaba ubicada en el mismo edificio donde funcionó, durante la década de 1870, su “Fotografía de la Infancia”, calle Artes 118; evidentemente una gran casualidad. Muchos consignan el apellido del fotógrafo como Henriques, cuando en realidad es Henríques; otros omiten la palabra Junior, sin saber que en Portugal es imprescindible su mención en los documentos de identidad, pues ella diferencia a padres de hijos con idénticos nombres y apellidos. Este detalle indica que el padre de nuestro artista poseía el mismo nombre, pero desconocemos cualquier otra referencia biográfica sobre él. Otro error grave desde el punto de vista histórico-fotográfico, es confundir a Christiano Junior con Freitas; en este caso el primero es el padre y el segundo su hijo, también destacado fotógrafo.
2 -En el Primer Censo Nacional (1869) aparecen registrados habitando la misma vivienda Christiano Junior con sus hijos José Virginio y Federico Augusto; también figura José Antonio Silva, todos con nacionalidad portuguesa, de profesión fotógrafos y estado civil solteros.
3 -Personalmente nunca hemos visto estas obras tan especiales.
Abel Alexander
Historiador de la fotografía y autor de
numerosos trabajos sobre el tema
Información adicional
HISTORIAS DE LA CIUDAD. Una revista de Buenos Aires
Declarada de “Interés de la Ciudad de Buenos Aires” por la Legislatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Año III – N° 11 – Septiembre de 2001
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: PERSONALIDADES, Fotógrafos, Asociacionismo, Biografías
Palabras claves: sociedad rural, exposicion, Christiano Junior, José Martínez de Hoz
Año de referencia del artículo: 1886
Historias de la Ciudad. Año 3 Nro11