En el centro comercial del barrio Parque Chacabuco en la planta baja de un edificio en torre de dieciséis pisos ubicado en Asamblea 821, funciona la sucursal Nº 27 del Banco Provincia de Buenos Aires. Allí, en una placa que se encuentra en el hall de entrada, podemos leer:
“La Unión de Comerciantes de Parque Chacabuco al Banco de la Provincia de Buenos Aires Sucursal 27- Asamblea en el día de la inauguración de su edificio propio – 27 de mayo de 1977”.
El recinto, sin embargo, esconde una historia anterior apasionante: fue un espacio donde funcionó durante cuarenta y dos años el “Cine Teatro Asamblea”. Y seguramente muchos tendrán amenos recuerdos de esos cines de barrio que representaban la salida del sábado o domingo, para ver tres películas por función.
Para comprender el desarrollo de esta historia, hay que recordar que las primeras imágenes animadas que se proyectaron en nuestro país, fueron vistas en el Teatro Odeón de Buenos Aires (Esmeralda 367) el 18 de julio de 1896. Se proyectó un film de Lumière. La noticia fue publicada en el diario “La Nación” de esa fecha. La iniciativa estuvo a cargo del empresario teatral Facundo Pastor con el apoyo económico de Eustaquio Pellicer, periodista español que fundó la revista “Caras y Caretas”.
Según expresa María Inés Dugini de De Cándido en “Información histórica del cine argentino”, el periódico Imperial Film, dedicado a las temáticas cinematográficas, rememoraba el acontecimiento con palabras de Pellicer: “La impresión del público frente a la primera película fue quedarse con la boca abierta. Yo mismo, que oficiaba de operador, desde mí puesto, alcanzaba a oír perfectamente las exclamaciones de sorpresa de los espectadores que no se imaginaban cómo podía templarse en fotografía animada hasta el movimiento de las olas”.
Para esta época los espacios de exhibición eran pequeños teatros, circos, plazas, barracas al aire libre y confiterías.
Solo cuatro años después, en 1900 se inauguró en Buenos Aires, la primera sala cinematográfica. Llamada “Salón Nacional”, estaba ubicada en Maipú 471/479, (entre Lavalle y Corrientes) y tenía capacidad para doscientos cincuenta espectadores. Luego siguieron otras, que se construyeron, primero en el centro y luego en los barrios multiplicándose asombrosamente. Tanto fue así que para 1914 la tercera parte de las salas estaban ubicadas fuera del centro.
Con respecto a la producción cinematográfica, se estima que durante la etapa del cine mudo se produjeron en Argentina más de doscientos largometrajes argumentales, otros tantos documentales cortos y largos y una inmensa cantidad de noticieros. De toda esta producción, sólo se conserva una ínfima parte, aunque cada una de esas obras resulta tener características especiales. Como el caso de “El apóstol”, film de Quirino Cristiani, de 1917, hoy extraviado, el primer largometraje de dibujos animados.
Volviendo a los cines, en 1913 la revista “Caras y Caretas”, destacaba que los cinematógrafos se multiplicaban mágicamente, convirtiéndose de simples salas en verdaderos teatros. El crecimiento fue realmente significativo y de hecho nunca, se abrirían tantas salas de cine en Buenos Aires como en esos primeros tiempos. En un lapso de diez años, entre 1920 y 1930, se establecieron un total de ciento dos cines. El diario “La Nación” comienza a publicar un espacio dedicado exclusivamente a los espectáculos, entre ellos los cinematográficos. Dentro de los anuncios sociales, semejantes a los avisos clasificados de hoy, se observaba una columna titulada “Teatro y espectáculos”. En esta sección se leía el subtítulo: Teatros, Variedades y Circos, y Cinematógrafos.
Hacia 1930 comienzan a sonorizarse los espacios de exhibición cinematográfica. El 12 de junio de 1929 se realizó la primera exhibición de cine sonoro, en el Grand Splendid.
En las primeras décadas del siglo XX la ciudad de Buenos Aires fue modificando su fisonomía. La extensión de las redes tranviarias, la inauguración del subte, la iluminación por electricidad, las grandes construcciones, el adoquinado que dejó atrás las calles de tierra, hicieron aparecer nuevos barrios fuera del centro, especialmente al sur de la ciudad, donde se crearon zonas industriales. En el lugar que actualmente ocupa el Barrio Parque Chacabuco, en 1903, se dispuso la creación del parque del mismo nombre y más tarde la construcción de viviendas para obreros, surgiendo así los Barrios Butteler sobre Av. La Plata y Caseros (1907), Emilio Mitre sobre la calle del mismo nombre (1923) y el barrio Cafferata sobre Av. José M. Moreno y Asamblea (1921). El cine acompañó ese crecimiento y fue importante para promover la sociabilidad e identidad de cada zona.
Los cines barriales generalmente se ubicaban en los centros o avenidas principales y se clasificaban en distintas categorías. Así estaban los de lujo, de segunda y de tercera también llamados “tachitos”.
Entre los que se instalaron en lo que hoy es nuestro barrio o en su cercanía, el semanario cinematográfico “La Película” en su número del 30 de abril de 1925 comenta: “El 4 de mayo se inaugura un nuevo cine en la calle Varela 1136, propiedad de García y Manso”, la revista “El exhibidor” del 15 de diciembre de 1926 informa que se autoriza la construcción en Asamblea 179 del cine “Sol De Mayo” que luego pasaría a llamarse “Royal Palace” y “El Indicador. Guía del cinematografista” de 1928, nombra para esta fecha las salas “Del Plata Cine” en Av. La Plata 754, “El Cóndor Cine Teatro” en Pedro Goyena 131 y “Odeón 2º Teatro Cine”, en Av. La Plata 1782.
La primera referencia sobre nuestro legendario Cine Teatro Asamblea la encontramos en el ejemplar Nº 501 del 29 de abril de 1926 del semanario “La Película”. Allí figura como “Expediente Nº 87.834 V. 1925. Construir cine – teatro Asamblea esquina Las Garantías”.
De acuerdo con el mismo semanario fue inaugurado el 16 de octubre de 1926. Su propietario era por entonces el Sr. Callejo Manso y estaba dirigido por el Sr. Roca. La sala tenía capacidad para 1200 espectadores. Así se lee en el ejemplar Nº 526.
Sin embargo, el comienzo no fue exitoso. Al año siguiente de la inauguración, la revista “El exhibidor” informa que se había realizado el “remate del Cine Asamblea el jueves 20 de octubre a las 15.30 hs.”
Se refería claro, al “situado en la Av. Asamblea 717 al 25, hoy número 819, 21 y 27. Dicho remate se hizo por orden judicial por cobro hipotecario del Banco Español del Río de la Plata contra el Sr. Callejo Manso. Sobre una base de $83.600 m/n llegó el martillo a la suma $225.000, cantidad que ofertó una persona de apellido Morales quien realizó la compra en comisión. El edificio se entrega libre de todo mueble”.
Durante su trayectoria comercial el cine estuvo a cargo de diferentes empresas según consta en la guía “El Indicador”: en 1928, “Elaya y Cía”, en 1934, “Mariano Blaya y Cía”, en 1943, “Balzani, Khon y Monfasani”, en 1957 Asamblea S.R.L. Sociedad Anónima y desde 1965 “Asamblea S.R.L.”
El número telefónico original era U.T .60 CAB 3022 y las localidades se dividían en pulman y plateas. Disponía de un hall de entrada donde se esperaba el inicio de la función, hacia su derecha se encontraban los baños.
Durante los años cuarenta mientras se construía la Parroquia Santa Isabel de Hungría, la comunidad parroquial para recaudar fondos, organizaba “cuadros vivos” y representaba obras de teatro en el salón del cine, según consta en su sitio web.
Por aquellos años existían dos modos de concurrir al cine: en continuado o por sesión. En el primer caso se proyectaban films a partir de las 13 horas en forma continua y el espectador podía entrar y retirarse a su gusto; en el caso de las sesiones, se debía respetar el horario elegido. Podía seleccionarse entre matineé (18 hs.), vermouth (20 hs.) y noche (22 hs.). El cine Asamblea ofrecía dos funciones de tres películas cada una comenzando a las 13 hs. en continuado. Se proyectaban films de géneros específicos, varias semanas, luego de ser estrenados en el centro, películas “prohibidas para menores” y también existía el “día de damas”, que posibilitaba que éstas ingresaran llevando un menor abonando una entrada más económica. Era un cine familiar, al que concurrían los vecinos del barrio.
Por el pasaje De las Garantías el edificio del cine disponía de una pequeña entrada que permitía el ingreso de los artistas directamente al escenario para realizar el “Número vivo”. Se trataba de un intervalo musical que incluía dos o tres temas populares, entre la proyección de una y otra película. Ricardo Saldico, vecino del barrio, destacado guitarrista que acompañó a cantores como Julio Martel, Héctor Mauré y Fernando Leiva entre otros, participó en la década del 50 en el “Número vivo” que se realizaba en esta sala. El contrato establecía que debía actuar toda una semana. Llamaban la atención los camarines, ya que eran muy lujosos comparados con otros cines de barrio.
Disponía de un guardarropa, donde se “guardaban” los abrigos de las señoras durante la función por un mínimo importe y el personal masculino o femenino según el caso, mantenían aseado los baños.
Entre película y película había un intervalo para ir al baño y para salir al exterior. Un acomodador entregaba una entrada recortada que servía de contraseña para reingresar. Era común que entre la segunda y tercer película, las madres que iban con sus hijos, sacaran un termo y unos sándwiches para hacer la merienda.
En la memoria barrial está presente el techo corredizo que se abría en las noches de verano. Todos recuerdan igualmente las publicidades de los comercios del barrio colocadas sobre el telón que ocultaba la pantalla antes de comenzar la función. Este se subía para ver la película y se bajaba al término de la misma. Y no puede dejar de mencionarse la costumbre de, al término de la función, comer pizza en “Denaro”, local contiguo al cine. También el público podía cruzarse a la vereda de enfrente para ir “La Florida” o tomar un café en “El Español” con sus mozos Felipe o Eugenio, dos “gallegos” buenazos.
Infaltable, dentro del cine, como en una tribuna, era el griterío o el pataleo contra el piso, que se producía cuando se cortaba la película, pero… como diversión y no como agresión. Y si había algún disturbio, los acomodadores pasaban el haz de luz de las linternas buscando a los responsables y todo se calmaba. Salvo algunas excepciones donde cortaban la función e invitaban a retirarse.
Los chicos podían beneficiarse con el acceso gratuito a una función si colaboraban repartiendo volantes, limpiando el hall de entrada o subiendo bolsos con los rollos de película hasta la sala de proyección.
Un dulce recuerdo que nos compartieron, fue lo difícil que era comer el bombón helado que le compraban al chocolatinero y que no tardaba mucho en derretirse en la mano, manchando la ropa de niños y adultos.
A partir de los años 50 se produjo un progresivo cierre de cines; de las 213 salas que existían en 1949 quedaron sólo 117 en 1992. Según el análisis de los informes especializados en este tema, la llegada de la televisión en 1951, las sucesivas crisis económicas y la aparición de nuevos procedimientos como el scope, la panorámica y la estereofonía, que no estuvieron al alcance de las salas más pequeñas, fueron las causas que llevaron al cierre de los memorables cines de barrio.
El recordado Cine Teatro Asamblea fue uno de ellos. Nuestra investigación sobre su historia, nos llevó a la Sección “Cinematógrafos y teatros”, del diario La Nación del 26 de marzo de 1968 donde se anuncia que se proyectaron las películas “Hazme cosquillas” con Elvis Presley, “Los Picapiedras” y “Código 7 victim. 5”. Fue la última función publicitada.
Para recuperar la historia barrial la Junta de Estudios Históricos del Barrio Parque Chacabuco gestionó ante la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la colocación de una placa en el frente de la sucursal del Banco Provincia. Por despacho Nº 292/19 se autorizó su colocación, pero debido a las problemáticas causadas por el COVID 19, se postergó la instalación hasta que la situación lo permita.
Todos los cines guardan en su memoria historias románticas, misteriosas, de villanos, personajes únicos…. Probablemente los espacios que ocuparon aquellos cines de barrio conservan esa memoria. Por qué no pensar, entonces, que en los rincones de la Sucursal Nº 27 del Banco Provincia vuelan esas historias, como los sonidos de los artistas que pasaron por su escenario, los aplausos del público, el griterío de los chicos o el pataleo sobre el piso. Y por qué no creer que esos sonidos puedan replicarse por los palieres de los dieciséis pisos del edificio en torre para sorpresa de aquellos que lo habitan.
Agradecimientos:
A las arquitectas Patricia Méndez y Marta García Falcó por compartir documentación necesaria para la elaboración del artículo.
A Horacio Galacho por el continuo aporte de sus conocimientos y a Osvaldo Gorgazzi por el respaldo en la elaboración de este artículo.
A Teresa Brandón, Carlos Belatti, Alfredo Beovide, Jorge Garabal, Jorge González y Ricardo Saldico vecinos de Parque Chacabuco que aportaron sus afectuosos recuerdos.
Información adicional
-Evolución histórica de la exhibición y el consumo de cine en Buenos Aires. En H-industri@: Revista de historia de la industria, los servicios y las empresas en América Latina nº 14, 2014. Aída Quintar. José A. Borello.
-Cines de Buenos Aires Patrimonio del siglo XX. Buenos Aires. Cedodal. Arq. Marta García Falcó; Arq. Patricia Méndez.2010.
– La exhibición cinematográfica en el circuito comercial. Multicines de Buenos Aires (1997-2008): Nuevas relaciones entre ciudad, oferta cultural y políticas culturales. Autor: Rud, Lucía. Tutor: Aguilar, Gonzalo Moisés.2016.
-Información histórica del cine argentino. Primera parte: El cine argentino desde sus comienzos hasta 1970. Revista de Historia Americana y Argentina, Nº 39, 2002.U.N. de Cuyo. María Inés Dugini de De Cándido.
– “Salas de cine y espacio urbano en Buenos Aires”, en Revista LIS. Letra Imagen Sonido. Ciudad Mediatizada año 1 nº 2. 2008. Guadalupe Giménez.
Fuentes:
-Semanario cinematográfico sudamericano “La Película”. Ejemplar Nº 501. Abril 1926.
-Semanario cinematográfico sudamericano “La Película”. Ejemplares Nº 525-526 Octubre 1926.
-Revista del exhibidor: órgano del gremio cinematográfico. (Diciembre 1926- Octubre 1927).
-Diario “La Nación”. Sección Cinematógrafos y teatros. Publicación del 26-03-1968.
-El Indicador. Guía del Cinematografista, 1928.
-El Indicador. Guía del Cinematografista, 1934.
-El Indicador. Guía del Cinematografista, 1943.
-Periódico Chacabuco Cultural -Ciudad Autónoma de Buenos Aires- Comuna 7- Año VII – Nº 38- Junio 2018-Tirada 2000 ejemplares (ISSN 2250-6349).
– http://troqueladoitalo.blogspot.com. Luna y Misterio. Cines de Parque Chacabuco. Nota 3. Octubre 2019.
– https://parroquiasantaisabeldehungria.org.ar
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2020 /
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