Los exploradores argentinos de Don Bosco
Padre Santiago Negrotti Sacerdote Salesiano
1.- En el Buenos Aires de inicios del siglo XX
Para ubicar histórica y culturalmente los inicios de la institución educativa “Exploradores Argentinos de Don Bosco” es preciso volver a la época de la primera mitad del siglo XX en Buenos Aires.
Después de la caída de Rosas, y con un recrudecimiento durante la década de 1880 se fue produciendo, particularmente en el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, un proceso de secularización de la política y de la cultura argentinas. Su expresión fue la libertad de cultos reconocida por la constitución nacional de 1853; pero sus momentos más conflictivos se dieron en el gobierno del general Roca (la ley de enseñanza gratuita, obligatoria y laica de 1884 y de matrimonio civil de 1888).
A principios del siglo XX, quizá por el influjo del Congreso de obispos de América Latina (1899), la Iglesia Católica asumió una posición de tácita convivencia con el Estado. Sin embargo la ciudad de Buenos Aires se inundó de inmigrantes europeos, muchos de los cuales con ideas socialistas y anarquistas. Una ola anticlerical se hizo patente y, por el influjo de la prensa, se extendió a los sectores populares.
Los Salesianos, que conocían una experiencia similar de su fundador y que gestionaban ya 6 colegios en la ciudad, pero habían recibido la consigna de no fundar uno nuevo, fundaron en 1915 una nueva obra educativa, fuera de los parámetros escolares: la obra de los Exploradores Argentinos de Don Bosco.
2.- Orígenes de los Exploradores Argentinos
Esta institución le debe sus orígenes al sacerdote salesiano José Vespignani (1854-1932)
Fue superior de los Salesianos en Argentina desde 1895 a 1922, y desarrolló una obra ingente en todo el país. Su gran preocupación fue la vigencia e inculturación de la obra salesiana en el nuevo mundo. Tenía presentes tres grandes experiencias de su fundador, Don Bosco.
- En las colinas de I Becchi (Castelnuovo d’Asti – Piemonte- Italia), Don Bosco, en su niñez solía reunir a los chicos de los alrededores; y, para hacerles más agradable la lección de catecismo, desarrollaba pruebas de acrobacia y prestidigitación. Así desde pequeño fue descubriendo el valor del elemento lúdico en la educación.
- Ya adulto, en sus años de experimentado educador, comprobó el vasto contenido formativo que se escondía detrás de los campamentos que solía realizar con sus chicos del Oratorio en el mes de octubre por todo el Piamonte.
- Finalmente el mismo Don Bosco había vivido intensamente la rica experiencia multicolor del Oratorio Festivo salesiano. Allí pudo constatar cómo un adolescente, viviendo su mundo con alegría y compromiso en comunión con otros compañeros, se puede preparar para ser un ciudadano honesto y un buen cristiano. En la carta circular enviada a los salesianos les escribe el padre Vespignani; «El elemento de los Exploradores se compondrán en su totalidad de niños que frecuentan el Oratorio Festivo… y el distintivo especial de esta obra de los Exploradores ha de ser la característica de Oratorianos” (Circular n. 132).
Estas tres experiencias salesianas constituyen el escenario original de los Exploradores Argentinos de Don Bosco.
Es un asunto discutido si esta institución tuvo alguna relación en sus inicios con la obra de Baden Powell, los Boy Scout. El padre Víctor Simón SDB, que fue capellán del batallón 1 de Almagro en 1938, escribió que «el “exploradorismo se nutre fundamentalmente de las formas del Scoutismo (subrayado en el original);
El padre Lorenzo Massa, SDB, quien colaboró inmediatamente en los orígenes de los Exploradores de Don Bosco, fue su primer capellán, y fue más tarde el primer biógrafo del padre José Vespignani, escribió: «Vamos a dedicar lo restante de este capítulo a los Exploradores de Don Bosco, institución que sin perder nada de su carácter del oratorio festivo, tiene mucho de similar con los Boy Scouts». En su tiempo, sin embargo, la expresión fue cuestionada por la institución.
En la República Argentina la obra de los Boy Scouts fue introducida en el siglo XIX por los colegios ingleses y escoceses y más tarde se extendió por todo el país. En 1917 obtuvo un reconocimiento del gobierno nacional. Baden Powell defendió siempre el carácter religioso de su sistema; pero en el siglo XX, con la promoción del profesor Carlos Colombo cayó bajo la influencia del laicismo, según afirma la Civiltà Cattolica de 1915.
No es inverosímil pensar, ateniéndonos a una relación del padre Lorenzo Massa, que los Exploradores hayan nacido como una voluntad concreta de superar el laicismo que sufrió el scoutismo en esta época.
Otra relación se encuentra en los “Boys Scout Católicos” de Montevideo. El padre José Vespignani viajó a esa ciudad en 1915 y visitó la obra fundada por el padre Antonio Sosa Ponce; a su regreso escribió: «He visto que en Montevideo tienen lindas cositas… Me han gustado los Exploradores Uruguayos “Boy Scouts católicos” (carta del 30 de abril de 1915). Tres meses y medio después surgieron los Exploradores Argentinos de Don Bosco.
Otro antecedente de la obra se encuentra también en el batallón infantil de gimnastas del colegio Don Bosco de Bahía Blanca. Cuando los Salesianos, junto a la actual catedral, levantaron un colegio en 1890, se formó este escuadrón que, ya en su época, tenia muchos de los futuros elementos constitutivos de los Exploradores de Don Bosco. No es fácil identificar plenamente este grupo con los futuros Exploradores, pero, sin duda, deja abierta la cuestión de que en el ambiente ya comenzaban a confluir inquietudes y modelos que con el tiempo evolucionarían hacia lo que hoy se llaman los batallones de Exploradores de Don Bosco.
También hay ciertos antecedentes, aunque muy lejanos con las “Escuadras gimnásticas de los Colegios Salesianos” fundadas en el colegio “Pío IX” de Almagro de la ciudad de Buenos Aires en 1908; lo reconoce el mismo padre Vespignani «como medio de educación moral-cívica para conservar en la niñez argentina, con el amor a la religión, el cumplimiento de los deberes cristianos (cfr. Los Exploradores de Don Bosco 1842-1915, Publicación del 40º aniversario de la fundación del Colegio Pío IX de Almagro).
3.- El nacimiento de los Exploradores Argentinos de Don Bosco
Según los testigos inmediatos de la época, todo comenzó con la lectura del mencionado artículo de la Civiltà Cattolica del 23 de abril de 1915 en el que se comentaba la orientación laica que habían tomado los Boys Scouts italianos por obra del profesor Carlos Colombo.
El sacerdote salesiano Lorenzo Massa que a la sazón era el director del colegio San Francisco de Sales en Almagro (1912-1915) narra que el padre Vespignani, luego de leer el artículo «I giovani exploratori», lo mandó llamar y le dijo: «Es necesario que hagamos algo para contrarrestar este peligro de la laicización de los “Boy-Scouts”, y como en alguna parte hay que empezar, le corresponde a Uds., a los del Oratorio modelo en América, que lo es el de San Francisco de Sales, hacer el ensayo» (Lorenzo Massa, Origen de los Exploradores de Don Bosco en la República Argentina, en la revista «El Explorador»).
El padre Massa se contactó con los salesianos César Pedotti, Salvador Olivera y Chiafredo Perazzi, e inmediatamente puso manos a la obra.
Los primeros niños invitados fueron los de la Compañía de San Luis del Oratorio de San Francisco de Sales. Su primer jefe fue el señor Ramón Cortés Conde, futuro jefe del Comando General de los Exploradores. Como no tenían uniforme usaron un bastón semejante a los que se acostumbraba en las escuadras gimnásticas. A los pocos días el grupo hizo su primera salida a Bernal (Pcia. de Buenos Aires), el 6 de junio de 1915; y para darle un carácter básicamente religioso, el día anterior hubo confesiones generales con el objetivo de poder comulgar al día siguiente.
La presentación pública oficial se hizo en ocasión del centenario del nacimiento de Don Bosco el 16 de agosto de 1915. Los salesianos de Buenos Aires quisieron festejar el acontecimiento con la construcción de un edificio escolar en el Colegio y Oratorio de San Francisco de Sales de Almagro. Para su inauguración se invitó al presidente de la República, el doctor Victorino De La Plaza, junto con su Ministro del Interior, doctor Luis Murature. El Ministro de Agricultura, doctor Calderón, se quiso hacer presente como un homenaje a Don Bosco y a la Obra Salesiana. También estuvieron presentes el arzobispo de Buenos Aires Monseñor Mariano Antonio Espinosa y el padre Lorenzo Massa.
La inauguración de las obras se hizo el 14 de agosto de 1915, porque el presidente de la República no hubiera podido asistir el día del centenario. Los Exploradores consideran este acontecimiento como su fundación.
Las crónicas del colegio y oratorio San Francisco de Sales son muy claras: «Ese mismo día se presentaron por primera vez uniformados los Primeros Cuarenta Exploradores que fueron largamente aclamados por todos y felicitados por el Exmo. Señor Presidente de la Nación (Doctor Victorino De La Plaza)». Vestidos con su primitivo uniforme, hicieron la guardia de honor al Presidente en el momento de ingresar al colegio salesiano. El mismo presidente, impactado por el espectáculo, les donó $ 5.000 que se destinaron a comprar los uniformes a otros batallones. La inauguración del edificio constituyó el acto central, por lo que las actividades de los Exploradores de ese día no fueron muy destacadas en las crónicas.
4.- El prodigioso crecimiento de los Exploradores Argentinos de Don Bosco
La nueva Fundación tuvo un desarrollo espectacular; en menos de un año, si nos atenemos a las palabras del padre Vespignani, ya se habían creado otros 18 batallones con un contingente de más de 2.000 exploradores. En 1940 se habla ya de 40 batallones en Argentina con 7000 niños y adolescentes. Los Exploradores se difundieron también por algunos países de Sudamérica: los encontramos en el Perú (los “Exploradores de Don Bosco de Perú”) desde 1916, en Brasil (1918) y en el Paraguay (los “Exploradores Paraguayos”).
5.- Algunas circunstancias de su historia
a) El conflicto con los Boy-Scouts: Ya hemos indicado alguna referencia entre las dos instituciones en torno a su Fundación. Ambas tienen alguna semejanza en su inspiración por cuanto nacen privilegiando la actividad libre, protagónica y grupal de los jóvenes como lugar y camino de formación. Todo lo demás suelen ser elementos formales en la metodología educativa (el valor de la amistad, la actividad al aire libre, la naturaleza, el componente lúdico y experiencial, etc.) y en aspectos organizativos (uso de uniforme, las insignias, la vida de campamento, etc).
Pero los Exploradores, que se inspiran en Oratorio Salesiano, tenían un fin declaradamente evangelizador en favor de las clases populares. Así se entiende que el peso dado a lo religioso y la fuerte presencia del educador. También se explica la búsqueda de autonomía que reclamaba el padre Vespignani en su Circular del 10 de agosto de 1916: “ Ha habido, en efecto, quienes os han querido confundir con otras instituciones… Se ha dicho también que vuestra organización es una variación o adaptación accidental, para fines religiosos, de otras instituciones de Boy Scouts modernos. A los que tratan de enturbiar vuestro origen y de confundiros con otras instituciones, mostradles la historia del Oratorio de Don Bosco…”
Los conflictos comenzaron desde los primeros tiempos de la fundación y se agudizaron a raíz del reconocimiento oficial y exclusivo del gobierno argentino a la institución de los Boy Scouts. El doctor Elpidio González, a la sazón ministro de guerra, el 13 de noviembre de 1917 decretó:
«artículo 1º: Declárase al scoutismo institución nacional, debiendo estar su organización, dirección y fomento en todo el país bajo la dependencia y contralor de la Junta Ejecutiva de la ‘Asociación Nacional Boy Scouts Argentinos…
artículo 3º: Ninguna institución, sociedad o particular podrá en lo sucesivo organizar ni tener grupos de Scouts sin la autorización escrita de dicha Junta…
artículo 4º: El traje de Scouts será igual en todo el país, quedando prohibido su uso o el de modelos parecidos por personas que no forman parte de asociaciones reconocidas…»
El conflicto llevó a un enfrentamiento entre el padre Vespignani y el el general Ramón H. Ruiz, presidente de la Junta Ejecutiva de la Asociación de los Boy Scouts Argentinos; por lo cual el superior salesiano acudió al veredicto del presidente de la República Argentina, quien zanjó la cuestión en favor de la autonomía de los Exploradores. Si nos atenemos a las cartas que se entrecruzaron las dos instituciones, el conflicto, aunque perdió virulencia, se mantuvo latente por varios años, hasta que finalmente en 1941 los Exploradores decidieron adherirse a los Boy Scouts Argentinos. La respuesta de las autoridades de los Boy Scouts no se hizo esperar; a los pocos días los Exploradores de Don Bosco, manteniendo su organización, fueron admitidos en su seno.
Esta incorporación, sin embargo, duró un tiempo relativamente breve, pues los Exploradores recuperaron al poco tiempo su autonomía.
b) El sesgo militarista: El sesgo militarista fue quizá el desvío más dañino que sufrieron los Exploradores. Desde un principio fueron evolucionando hacia un estilo militar, a tal punto que en sus orígenes, la formación militar llegó a ser parte integrante de sus programas. Esta orientación los llevó a asumir características propias de los regimientos militares: estilo, uniforme, actividades, nomenclatura, etc. Varias causas se entrecruzaron. Una de las más decisivas fue que muchos de sus primeros instructores fueron suboficiales de las Fuerzas Armadas, y les fueron transmitiendo ese espíritu. Por otro lado fue creciendo en los principios del siglo XX en la Argentina la concepción de que las Fuerzas Armadas eran la «reserva moral» de la patria y de la Iglesia. Entre muchos católicos, y aún entre gente ajena a la Iglesia, surgió una notable simpatía patriótica hacia los militares. Este espíritu pareció potable a los Exploradores, tanto más que el estilo militar templaba mejor el espíritu de los jóvenes. La organización militar ya se encuentra en los albores del batallón 1º. Igualmente aparece el escalafón militar en documentos de la época. De los primeros exploradores surgieron aspirantes para las fuerzas armadas y para las fuerzas de seguridad. Por esta orientación la institución fue objeto de muchas críticas. Esto explica que el sacerdote salesiano Rodolfo Ragucci, al componer el Himno de los Exploradores de Don Bosco, expresara en una de sus estrofas:
«¿Quién eres? – me preguntan los que me ven pasando
con aire de soldado, mil veces triunfador;
Y yo con noble orgullo de dicha palpitando,
contesto: ‘De Don Bosco yo soy explorador».
Dentro de este contexto se entiende la solicitud presentada el 24 de enero de 1946 por el padre Miguel Raspanti, a la sazón, superior salesiano de Buenos Aires, al ministro de guerra pidiéndole que sean considerados «soldados instruidos» o, al menos, puedan reducir a tres meses su servicio de conscripción militar; petición que fue rechazada. Avanzada la segunda mitad del siglo XX los Exploradores de Don Bosco reelaboraron su identidad y fueron dejando definitivamente todo resabio militarista.
6.- Pedagogía y Proyecto formativo de los Exploradores Argentinos de Don Bosco
a) Los destinatarios: Los destinatarios de este proyecto se encuadran dentro del pensamiento educativo de Don Bosco. Sin excluir absolutamente a nadie se orienta preferiblemente a aquellos niños y adolescentes que, por razones económico-sociales o por desconfianza en las instituciones católicas, no tenían acceso a una formación cristiana, pero se sentían atraídos por el espíritu reinante en el Oratorio Salesiano.
b) Los fines: Los fines últimos de la institución no se reducían a lo lúdico y recreativo, sino que fue pensada como un organismo de educación y de evangelización. Las actividades propuestas apuntaban en esta dirección, que Don Bosco solía simplificar en la frase: “Formar Buenos cristianos y honestos ciudadanos”. Junto a este fin central se perfilaban otros fines destacados:
- El amor a la patria: nacidos en un ambiente de eclosión del nacionalismo y en reacción a la difusión del anarquismo y del socialismo de carácter internacional, y la afluencia incontrolada de inmigrantes extranjeros, los Exploradores de Don Bosco fomentaron con intensidad el amor a la patria, al punto de convertirse en uno de sus valores característicos. ¿Será ésta una de las explicaciones de su vuelco al militarismo?
- El amor a la familia: El cultivo del amor a la familia es, junto al amor a Dios y a la Patria, ocupa un lugar destacable entre los valores formativos del proyecto exploradoril. La Ley de Honor afirma: «El Explorador ama, respeta y obedece a sus padres y superiores, reconociendo que toda autoridad es sagrada, porque viene de Dios y sin ella no hay familia ni patria ni sociedad”.
Así se entiende uno de los emblemas de los Exploradores: “Dios, Patria, Hogar”.
c) La pedagogía: Siguiendo la inspiración salesiana, la vida exploradoril tenia dos ejes muy patentes:
- El componente grupal: el explorador se desenvolvía dentro de un grupo en el que desarrollaba su potencialidad formativa. En la urdimbre de sus lazos se realizaba la catequesis, las charlas y el compartir educativo y sus instancias de diversión. Los valores primordiales eran la amistad y el compañerismo.
- El componente lúdico y experiencial: El juego no era solamente una actividad dentro del programa formativo, era el clima y el ambiente en que se vivían todas las actividades. Se sabe que un joven feliz es capaz de hacer los más grandes sacrificios por el bien.
d) La múltiple diversidad de recursos formativos: en su programa encontramos
- La propuesta religiosa: Toda la vida misma que se vivía en el batallón imbuía al explorador de una experiencia religiosa de una manera natural e inconsciente, de forma que los jóvenes iban creciendo en un ambiente que no tenia nada de aparentemente forzado ni extraordinario. No faltaban las catequesis grupales y generales, la participación en la Eucaristía dominical como asimismo la posibilidad de acceder al sacramento de la reconciliación.
- La actividad física: era a lo que se le dedicaba quizá la mayor cantidad de tiempo, desarrollando un plan sistemático a tal efecto. No estaban ausentes los ejercicios con clavas, locomoción, apoyos, calistenia, manubrios, box y esgrima. Cada año se hacía un solemne acto gimnástico con la participación de los familiares. Todo se explica a la luz de la relación que existió con las “Escuadras Gimnásticas Salesianas”.
Eran típicas en los exploradores las presentaciones públicas, principalmente en acto patrióticos y celebrativos, que se matizaban con marchas y bulliciosa presencia de música y banda, en las calles y las plazas de Buenos Aires y ciudades del interior.
Si bien la mayoría de los batallones crecieron dentro de la ciudad, se valoraba, en lo posible, el contacto con la naturaleza. La abundancia de campamentos y paseos son un testimonio elocuente.
- La actividad lúdica: El exploradorismo ha dado siempre amplio espacio a la gimnasia, al deporte, a los campeonatos y a los campamentos. Todo se convertía en un agradable ejercicio y preparación para la vida.
- La actividad cultural: Nacidos en una época en que la preocupación por el desarrollo cultural de la juventud estaba en un momento de ritmo ascendente, y en la que el conocimiento científico era considerado como sustancia de la cultura, no faltaron en sus programas las actividades para poner a su alcance conocimientos de ciencias sociales y naturales, adaptados a sus intereses. Trabajando con las clases más humildes se les proporcionaban encuentros formativos complementarios de historia y geografía argentinas; incluso se impartía formación musical. Y hasta se daban nociones de telegrafía, radio, sanidad y comunicación a distancia. Algunos también se ejercitaban en el arte culinario más simple.
e) Los educadores: Una característica de esta Institución era que los que animaban y acompañaban las actividades eran los jóvenes mayores de la institución que se habían formado creciendo en ellas, pero siempre bajo la dirección y presencia de dos adultos: el Jefe de batallón y el Capellán Salesiano. Éste no desempeñaba sólo una función sacerdotal, sino también educativa. Su rol era inclaudicable.
7.- Conclusión:
Los Exploradores de Don Bosco pudieron ser confundidos superficialmente con los Boy Scouts y llegaron aún a adquirir equivocadamente rasgos militares; pero, sin duda alguna, fueron una recreación del Oratorio Salesiano tradicional. El Batallón era una estructura organizada; pero, sobre todo, era un ambiente de alegría y vitalidad donde se aprendía a ser «Buen cristiano y honesto ciudadano» de una manera natural y alegre. Así se cumplía en ellos el deseo de don Bosco: «al ser amados en las cosas que les agradan… aprenden a ver el amor en aquellas cosas que les agradan poco…». Y el joven explorador, proveniente de una familia pobre y de escaso interés religioso, no sólo quedaba exento de los peligros de una sociedad tan agitada y anticlerical, sino que crecía feliz integrándose progresivamente en la Sociedad, en la vida cristiana y en Iglesia católica.-
Información adicional
Archivo Central Salesiano.
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Año de referencia del artículo: 1915