En los inicios de nuestro circo, hay personajes que si bien no son tan conocidos hoy, como Frank Brown, marcaron el fervor popular de una época. Uno de los más famosos era Pablo Raffetto, alias “40 onzas”, cuya biografía rescatamos de Fray Mocho del 23 de enero de 1914, poco antes de su muerte en Córdoba el 6 de mayo de ese año. Y lo hacemos, pese a su extensión, porque, créase o no, este artículo fue la fuente (no mencionada) en que bebieron todos los que se ocuparon del tema.
Vivir sesenta años es ya un heroísmo del que sólo pueden jactarse, con razón, los hombres fuertes. Pero, consagrar sesenta años a vivir la pobre vida funambulesca de los circos de campaña, es algo extraordinario que está por encima de todos los heroísmos. Eso ha hecho el popular Pablo Raffetto (a) “40 onzas”, cuyo prestigio y cuya fama tienen cierto parecido con la fama y el prestigio del general Cambronne. Si a Cambronne una frase le dio celebridad, a Raffetto también se la dio esta:
“—Se suspende la tormenta porque viene una función de la gran siete…”.
Raffetto nació en Génova el 23 de abril de 1842. Tiene por lo tanto 72 años de edad, de los cuales 60 ha consagrado al circo. Su esposa, doña Luisa, lo ha acompañado siempre, con un amor y una constancia fiel que es un hermoso ejemplo matrimonial dentro del teatro. Ella debutó como “ecuyère” teniendo 15 años. Era bella y arrogante. Desde hace cincuenta años se ocupa en recoger los billetes de entrada en los circos de su esposo.
Actualmente se encuentran en Tucumán, donde el redactor viajero de Fray Mocho tuvo ocasión de conversar con ellos y obtener las fotografías que hoy publicamos, mediante la gentil intervención del secretario de la empresa, José M. Ferreiro.
Raffetto está fuerte aún. Ha recorrido toda la república con su compañía de pruebistas y de comediantes. En Tucumán ha comprado un terreno baldío y allí ha construido un galpón. Es un teatro bonito y popular.
La historia de Raffetto está ligada a la de muchos episodios de la historia del Río de la Plata. El doctor Alberto Palomeque ha publicado una interesante narración bajo el título de “El cañón de Raffetto”, donde desfilan altas personalidades rioplatenses, mezcladas a Raffetto que fue gran amigo de Latorre, de Santos, de Mitre y de Avellaneda.
A los 19 años fundó una sociedad de gimnasia en Génova y se dedicó con empeño a los ejercicios atléticos.
Ha sido desde pequeño de constitución robusta.
El famoso Leonard (Anguila), luchador francés, no pudo vencerle. El mismo Leonard le dio las primeras lecciones de lucha greco-romana, que luego perfeccionó con un maestro célebre, Sicuro Amato.
Duró el aprendizaje —dice un biógrafo— cuatro meses, y después Raffetto se fue con su maestro a las ferias de Marsella, en septiembre de 1867. En aquella ciudad se contrató en el Real Circo, para luchar, dar el número de fuerza de Hércules y hacer el disparo de cañón.
Un día fue anunciada por toda la ciudad la lucha entre Raffetto, “Le cannonier” y Cadet, “Le rois des luttes du monde”.
A los pocos instantes de lucha Raffetto echó de espaldas a Cadet con un “roulé” a la izquierda, ante 3.500 espectadores.
Todavía recuerda emocionado la ovación que le tributaron por la hazaña. Lo llevaron en adas en traje de lucha hasta el hotel donde paraba con su maestro.
En noviembre del mismo año Raffetto resultó vencedor en un campeonato organizado en Turín con luchadores de varias nacionalidades.
El origen del apodo “40 onzas” que acompaña a Raffetto siempre, en todos los anuncios y programas, es conocido por muy pocos.
Hallándose en su ciudad natal, leyó unos prospectos publicados por la empresa Giovanni Chiarella, en los que se anunciaba al invencible campeón francés de lucha romana, señor Amateur.
Se presentó al empresario y cruzó con él una apuesta de 40 onzas de oro. El encuentro concertado tuvo lugar en una gran cancha conocida por el Balón, en los alrededores de Génova. Dice Raffetto que más de 20.000 almas presenciaron la lucha; que era tal la expectativa que dominaba al público que no se oía ni el vuelo de una mosca.
Se cruzaron apuestas por valor de 400.000 francos ese día. Se habían realizado tres asaltos, cuando Raffetto dio en tierra con su adversario, por un golpe de anca. Amateur estaba vencido y una aclamación colosal se oía en la cancha. Los jueces declararon, sin embargo, que las dos espaldas no habían tocado la tierra.
Se llevó un nuevo asalto por esa circunstancia y, a los cuatro minutos Raffetto vencía con un “tour de ventre” a su contrario.
Esta vez no lo soltó; lo tuvo tendido en el suelo con los brazos abiertos mientras gritaba: “entréguenme las 40 onzas de la apuesta si quieren que lo deje levantar”.
El público lo llevó luego en andas en medio de aplausos y vítores. ¡Viva 40 onzas! se oía por todos partes, ¡viva 40 onzas!
Raffetto vino a Buenos Aires en 1869. Al abandonar su patria, cuando veía desaparecer la vista del puerto, dice que exclamó: “¡Adiós Génova! ¡Quién sabe si podré verte otra vez!”
Desembarcó aquí el 19 de diciembre y fue a hospedarse al Hotel Marítimo, que existía en la calle 25 de Mayo.
Raffetto arrendó el Alcázar mediante la fianza del señor Cayetano Pezzi, empresario del teatro Colón.
En ese teatro de la calle Victoria dio su primera representación, un miércoles, con un lleno completo.
Dio 19 funciones de lucha romana, ejercicios diversos y disparo de cañón, y una vez que terminó la temporada, se embarcó para Río de Janeiro, donde actuó con gran éxito.
En Montevideo le ocurrió una de las más curiosas peripecias de su vida.
Llegó a aquella ciudad en momentos en que había estallado una revolución. Se dirigía tranquilamente en un bote con los aparatos y demás accesorios indispensables para sus ejercicios de fuerza, cuando de pronto le dieron la voz de ¡alto!
Partía la voz de un grupo revolucionario que le apuntaba al pecho con sus armas. Acababa de ser visto el cañón que transportaba a tierra para sus pacíficios ejercicios.
—¿Dónde y cómo había conseguido ese cañón? ¿Qué llevaba en los bultos cerrados?
Raffetto, sorprendido, se explicó lo mejor que pudo, y se le reconoció porque su fama era ya mucha.
El cañón quedó, no obstante, secuestrado y a él lo dejaron seguir su marcha.
“Mis cañones salieron revolucionarios”, dice Raffetto y agrega: “El primero de que he hablado está actualmente en las fortalezas del Cerro haciendo guardia de honor”.
Otro cañón le fue quitado por una partida revolucionaria hallándose él en Dolores con su circo.
Los revolucionarios lo abandonaron luego en las calles del pueblo cargado con una lata de pólvora y balines de hierro. Lo tomó el coronel Miguens e hizo entrega de él a Raffetto al día siguiente.
Ese mismo cañón tuvo un triste fin: prestado por su dueño a una comisión de la Sociedad Alemana de Cañada de Gómez para hacer salvas en unas fiestas, estalló después de prestar servicios durante dos días. Al reventar hirió a varias personas que se hallaban cerca.
Tanto ese cañón como el anterior eran de un peso de 42 arrobas, de 1,45 metros de largo y 55 centímetros de boca. Raffetto con él en el hombro hacía disparos de tan fuertes detonaciones que se oían a larguísima distancia.
En el circo Chiarini, situado en la plaza del Parque, trabajó durante tres años consecutivos en sus ejercicios y luchas, cuando se presentaba alguien con quien medir sus fuerzas.
Después de una temporada que pasó en Montevideo trabajando con el empresario Pestalardo, volvió Raffetto a esta ciudad y alquiló el terreno donde está hoy el Politeama Argentino. Formó una compañía muy completa y alcanzó el mayor grado de prosperidad.
El público de Buenos Aires era entonces muy entusiasta por la lucha romana. Varios caballeros resolvieron hacer venir desde Francia un campeón para que se midiera con Raffetto, que no tenía en el país competidores. Fue entonces que se contrató a Ceferino Capdevila (a) Rayo, quien llegó precedido de una gran fama.
Un domingo, ante 3.000 espectadores, tuvo lugar la lucha, estableciéndose que continuaría hasta que uno quedara vencido.
Los luchadores aparecieron en el picadero, se dieron la mano y quedaron en posición de ataque.
Capdevila dio a Raffetto dos empujones tirando simultáneamente golpes de derecha e izquierda con gran rapidez. Raffetto evitó el juego del contrario y sobre la marcha le hizo un “roulé” de anca con tanta seguridad que puso a Capdevila de espaldas en el suelo.
Alguien recordará seguramente en Buenos Aires esta lucha sensacional.
El domingo siguiente, una comisión de caballeros se presentó en el circo en momentos en que Raffetto daba en tierra con un luchador inglés, John Farrell, de 24 años de edad y 131 kilos de peso, llamado El Gigante.
La comisión ofreció a Raffetto una medalla de oro con la siguiente inscripción:
“Al Hércules italiano Pablo Raffetto — Sus amigos y admiradores”. En el reverso se leía: “En honor de haber volteado al famoso luchador francés Ceferino Capdevila — Buenos Aires, enero 7 de 1874”.
Esta medalla, como muchas otras la tiene Raffetto en su poder
Reglamento de la Lucha Griego Romana
1°.- Los luchadores se presentarán en la arena en traje y decentes, frescos y es prohibido a los luchadores de decir malas palabras y no hacer actos indecentes.
2°.- Los luchadores se darán la mano y se soltarán en seguida y serán en ataque de lucha.
3°.- Los luchadores deberán agarrarse de la cintura para arriba y serán en zancadilla.
4°.- Las luchas durarán por solo diez minutos.
5°.- Los luchadores podrán prolongar la lucha estando de acuerdo ambas partes y el conocimiento de la comisión de padrinos.
6°.- Es prohibido a los luchadores de untarse el cuerpo con ninguna materia.
7°.- Los luchadores se agarrarán con mano chata y sin clavar las uñas.
8°.- Los luchadores se declararán vencidos cuando se adversario les haga tocar las dos espaldas contra el suelo —esto será siempre juzgado por la comisión de padrinos autorizados.
9°.- Es prohibido de poner los dedos en los ojos como de no hacer uso de los dientes.
AVISO A LOS LUCHADORES de no pegar cabezasos ni cometer acciones hostiles.
Información adicional
HISTORIAS DE LA CIUDAD. Una revista de Buenos Aires
Declarada de “Interés de la Ciudad de Buenos Aires” por la Legislatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Año IV N° 18 – Diciembre de 2002
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: Fiestas populares, PERFIL PERSONAS, Varón, PERSONALIDADES, Vecinos y personajes, Arte, Costumbres
Palabras claves: Circo, poblacion, popular
Año de referencia del artículo: 1860
Historias de la ciudad. Año 4 Nro 18