El Hermano Héctor A. Valdivielso Sáez
Nació en Buenos Aires el 31 de octubre de 1910 en la calle Treinta y Tres 1075, barrio de Boedo y fue bautizado en la antigua iglesia de San Nicolás de Bari, situada entonces donde hoy se encuentra el Obelisco. Actualmente dicha parroquia se encuentra en la Av. Santa Fe 1352 y en ella aún está la primitiva pila bautismal.
Sus padres habían venido de España en la primera década del S. XX tratando de mejorar su calidad de vida; pero viendo que su situación no cambiaba, cuando Héctor tenía cuatro años, regresaron a su suelo natal, un pequeño villorrio de nombre Bivriesca, cuna de Juan Ayolas. Cuando tenía doce años, Héctor ingresó al internado que los Hermanos De La Salle tenían para formar candidatos a la vida religiosa, cerca de su casa, en Bujedo. En Bélgica, en 1923, los Hermanos abrieron un centro para atender muchachos con inquietudes misioneras. Héctor pidió ingresar en él, terminando allí sus estudios secundarios, haciendo también su Noviciado. Recibió un nuevo nombre: Hermano Benito de Jesús. En 1927 regresó a España y en 1929, ya maestro, fue destinado a Astorga. En 1933 es enviado junto con otros Hermanos a la Comunidad de Turón, una pequeña población minera. Debido al avance de la laicización y a la persecución religiosa que ya se presentía, la nueva comunidad religiosa se presentó, sin hábito religioso, como una asociación de maestros.
En los primeros días de octubre de 1934 estalló lo que se conoce como la “revolución de Asturias”, durante la cual los revolucionarios tomaron el poder durante 20 escasos días. Comenzaron las detenciones de algunos sacerdotes, de aquellos jóvenes de la Acción Católica y de los directivos y profesionales católicos de la mina de carbón. A los revolucionarios les fue fácil saber que los supuestos maestros de la escuela eran, en realidad, religiosos…
El martirio
En la madrugada del 5 de octubre una mujer avisó a los Hermanos que había estallado la revolución. Ellos celebraron la misa y consumieron las hostias consagradas para evitar su profanación por parte de los revolucionarios. Al terminar la misa, irrumpieron unos 30 hombres para revisar el colegio y buscar armas. Encontraron la lista de miembros de la Acción Católica y se llevaron presos a los Hermanos y al Padre Inocencio, pasionista, que había presidido la Eucaristía.
Al caer la tarde del día 8 de octubre, en el nuevo cementerio local fue cavada una fosa de nueve metros. Por la noche hubo una fiesta en el Colegio. Eran los revolucionarios que se preparaban a festejar.
Hacia la una de la mañana del día 9, llevaron a los siete Hermanos y al Padre Inocencio frente a la fosa del cementerio y allí el dirigente comunista Silverio Castañón dio la orden de fusilarlos. Sería la una y media de la mañana. El levantamiento fue aplastado por el ejército pocos días después.
La veracidad y certificación del martirio fue reconocida por la Santa Sede el 9 de diciembre de 1988. El 29 de abril de 1990 el Papa Juan Pablo II beatificó al Hno. Héctor Valdivielso y a sus compañeros de comunidad y al Padre Inocencio. Para la canonización hubo que atenerse al estudio y a la comprobación del milagro atribuido a la intercesión de estos nuevos Santos.
El milagro
El milagro presentado, estudiado y aprobado para la canonización consistió en la curación de una joven nicaragüense llamada Rafaela Bravo Jirón, quién se debatía entre la vida y la muerte como consecuencia de un cáncer de útero, en estado terminal, situación clínicamente bien documentada. Luego de rezar dos novenas a los nuevos beatos se sintió curada y recuperó su salud.
Actualmente Rafaela vive en Nicaragua con su familia y trabaja como docente.
Los mártires fueron beatificados en Roma el 29 de abril de 1990 y la canonización se cumplió el 21 de noviembre de 1999 que elevó a los altares a 12 nuevos santos.
Al regreso de la delegación, la Junta de Estudios Históricos de Boedo promovió una serie de actos que se incorporaron a la agenda oficial, incluyendo una misa de campaña frente al domicilio de la calle Treinta y tres Orientales 1075, donde naciera San Héctor, concurriendo familiares y todas las autoridades de la Hermandad Lasalleana, portando las urnas con las reliquias del Hermano, ahora Santo.
Héctor Valdivielso Sáez había vuelto a Boedo.
La información transcripta forma parte de la publicación efectuada por la Comisión Organizadora Canonización Hermano Héctor A. Valdivielso Sanz, que integran los Hnos. Telmo Meirone y Carlos Albornoz, el Prof. Pascual Alarcón y la Prof. Liliana Gómez Bidonde
Información adicional
Boedo, un barrio con historias
Colección Cuadernos Educativos
Buenos Aires – Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
2006
Pág 84 y 85
Categorías: Fiestas populares, PERSONALIDADES, Vecinos y personajes, RELIGION, Biografías, Religiosidad
Palabras claves: Santos, Mártir, Canonización
Año de referencia del artículo: 1999