Jorge Newbery, personaje muy particular de nuestra sociedad, está sepultado en el Cementerio de la Chacarita, en una tumba fácilmente distinguible entre la severas bóvedas arquitectónicas que la rodean. Ella está compuesta por una parte monumental escultórica y un mausoleo subterráneo donde permanecen sus restos y los de su único hijo, fallecido tempranamente.
El 27 de mayo de 1875 Jorge Newbery nació en Buenos Aries, fruto del matrimonio formado por Ralph Lamartiene Newbery y Dolores Malagarie.
Luego de realizar los estudios primarios y secundarios en el “Saint Andrews Scotch School” de esta capital, comenzó su carrera de ingeniería especializada en electricidad. Partió a los Estados Unidos, de donde era originaria su familia paterna y se distinguió entre sus condiscípulos durante este período de formación. Estudió en las universidades de Cornell y Drexel, teniendo el honor en Filadelfia de recibir lecciones de Tomás Alva Edison.
Formó parte de una generación que vio ante sus ojos la aceleración del progreso principalmente en la ciudad de Buenos Aires y colaboró en él desde su regreso al país en 1895. Trabajó en la Compañía de Luz y Tracción del Río de la Plata, puesto que abandonó para ingresar en la Armada Nacional como electricista de primera clase, con una equivalencia en el escalafón de capitán de fragata. En 1900 pidió la baja en la Marina al ser designado Director General de Alumbrado de la Ciudad de Buenos Aires, tarea que desempeñó hasta su muerte.
Sus inquietudes vinculadas al desarrollo del país lo llevaron a interesarse especialmente en nuestra explotación petrolera y en 1910 publicó el libro El petróleo donde planteó la necesidad de legislar sobre esta importante riqueza natural.
Su espíritu inquieto no le permitió permanecer inactivo más allá de sus tareas laborales. El deporte en general lo atrajo notablemente; practicó remo, natación, lucha, box, rugby, fútbol y equitación en clubes como el Jockey Club, Gimnasia y Esgrima, el Círculo de Armas, el Buenos Aires Rowing Club, la Sociedad Sportiva, etc.
Su gran simpatía, físico atractivo y natural elegancia, agregados a su gran actividad en la función pública y en el deporte lo llevaron a ser una figura conocida y admirada por las diversas clases sociales que proyectaban en él al héroe deseado internamente. En 1908, Newbery contrajo enlace con una dama de la sociedad porteña, Sara Escalante, con quien tuvo un hijo, Jorge Wenceslao.
Su seguridad ante las situaciones difíciles que él mismo buscaba lo llevó a ejercer el automovilismo y la aerostática y a la experiencia vivida en la Navidad de 1907, junto con Aarón Anchorena en el globo El Pampero, con el que cruzó el RÍo de la Plata, descendiendo en Colonia (Uruguay).
Este hecho motivó que, con otros entusiastas, fundara el Aero Club Argentino, rector durante años de la aeronáutica nacional. La permanencia en esta actividad lo llevó a crear la Escuela de Aviación Militar, fundada el 10 de agosto de 1912. Su carisma encontró allí un nuevo camino, la docencia, senda no menos difícil que las demás emprendidas.
En sus búsquedas incesantes de nuevas experiencias llegó a concebir el cruce los Andes en avión y el 1° de marzo de 1914 perdió la vida en el intento. Tenía 38 años de edad.
Nos hemos detenido brevemente en su biografía, para poder explicar en forma sucinta la reacción popular que se produjo a su muerte. Más de doscientas mil personas acompañaron sus restos al Panteón de la Recoleta, previa misa de cuerpo presente en la iglesia del Pilar. A días de su inhumación ya había nacido la idea de levantarle un monumento.1
El diario La Nación del 3 de marzo de 1914, informa que en las diversas asociaciones, donde habÍa desempeñado sus actividades, habían comenzado a recolectar adhesiones monetarias destinadas a la concreción del homenaje monumental.
En esos años fueron muchos los monumentos levantados en nuestra gran metrópoli que, de alguna manera expresaron en la simbología empleada, con un lenguaje claro y preciso, el poder logrado por la generación del 80, causa esta que no le permitió observar los graves desequilibrios estructurales que comenzaban a producirse en su seno y que años después obstaculizarían la expansión económica argentina.
En este caso, debemos destacar que la contribución económica no fue privativa de una clase social. Se recaudó dinero en sitios de concurrencia masiva, como fábricas, cines, clubes y diarios. La colecta no se limitó al ejido de la ciudad de Buenos Aires, sino también por los mismos medios participó el interior del país.2
Ello llevó a la formación de una Comisión Popular en Homenaje a Jorge Newbery dirigida por el Dr. Jorge A. Mitre, director del diario La Nación, en cuya sede se reunían.3
En ese período varios escultores argentinos trataban de ganar un lugar dentro del campo de la plástica presentando sus obras en el Salón Nacional, exposición anual que tuvo sus inicios en la Exposición Internacional del Centenario de la Revolución de Mayo. Estos artistas no habÍan participado en la concreción de las grandes obras monumentales que se efectivizaron en esa época.
En cuanto a las esculturas decorativas destinadas a ser emplazadas en los numerosos espacios verdes de nuestra metrópoli, la Comisión Municipal nombrada al efecto, votó una ordenanza con el fin de destinar una suma anual, en el presupuesto de gastos, con destino a la adquisición de obras de arte para ser colocadas en plazas y paseos de la ciudad.4
Las primeras partidas fueron destinadas a comprar obras en el extranjero, como El pensador de Rodin, Los primeros fríos de Blay o Sagunto de Querol. Esto explica que los escultores nacionales, ante la posibilidad de plasmar una obra monumental, acercasen espontáneamente a la Comisión Pro-monumento sus bocetos. Ello obligó a la Comisión a organizar un concurso y designar un jurado que debería realizar la selección.
Con ese fin se reunieron el 26 de abril de 1915 los señores Agustín de Elía, Antonio Demarchi, Jorge A. Mitre, el general Pablo Ricchieri, el ingeniero Jorge Duclout, los tenientes coroneles Arenales Uriburu, Manuel Ramos Vivot y Alberto L. Linares, quienes aceptaron la moción de Jorge A. Mitre de circunscribir la elección a solo dos maquetas que llevaban los lemas Jorge y Adelaida. Se pusieron a votación las dos obras obteniendo Jorge cuatro votos y Adelaide tres. En esa misma sesión se creó la comisión encargada de llevar adelante la construcción del monumento.5
El ganador fue el escultor Hernán Cullen Ayerza, nacido en Buenos Aires en 1878. Se habÍa recibido de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, con su tesis: Socialismo católico, basada en la Encíclica Rerum Novarum de León XIII.6 Ello no impidió que diera cabida a su real vocación: la escultura.
Tuvo oportunidad de viajar a Italia en misión diplomática como Secretario de Legación y Encargado de Negocios. Además de cumplir con las tareas asignadas procuró acercarse al quehacer escultórico. Así, fue discípulo de Ernesto Biondi, un destacado escultor italiano de la época.7
Debemos recordar el prestigio que tenía entre nosotros la escultura italiana, al punto que los talleres de ese país recibÍan frecuentemente encargos. Ello motivó la llegada a la Argentina de numerosos escultores italianos que realizaron diversos trabajos de carácter ornamental, bustos, relieves, sepulcros, medallas, placas, estelas y otras expresiones en las que podían desarrollar su arte y oficio.
El estilo utilizado era el verismo, enseñado desde la cátedra de la Academia de Bellas Artes por Lucio Correa Morales que habÍa recibido en Italia esa formación.
El verismo conjugaba dos corrientes estéticas: el romanticismo y el humanismo leonardesco, con la intención de borrar el límite ideal de los cuerpos. El sustento teórico provenía de la literatura: Scapigliatura de los jóvenes literatos milaneses que hallaron la forma de un naturalismo puro y áspero en las novelas que permitió la expresión de regionalismos en la veta realista o idealista.
Los veristas abandonaron las superficies lisas, los límites precisos de los volúmenes y se lanzaron a intentar la animación de las formas por los efectos lumínicos. En la imitación de la naturaleza buscaron representar un retrato físico-mental del ser humano que se elevó a la categoría de tipo por la universalidad de su lenguaje.
En la misma forma se desarrolló la escultura académica y patriótica italiana que multiplicó las efigies de Víctor Manuel, Cavour o Garibaldi y también monumentos funerarios y grupos alegóricos complementarios de la arquitectura ecléctica.
Verismo y academicismo fueron los estilos que aportaban los escultores italianos que rivalizaban con los primeros escultores nativos huérfanos de una estética más o menos depurada y sustancial.8
También tuvo gran peso en la formación de nuestros plásticos que viajaron a Europa la personalidad de Augusto Rodin, determinante de un estilo de escultores como Rogelio Yrurtia y Alberto Lagos.
Con todo este bagaje conceptual, Cullen Ayerza volvió a nuestro país. El Gobierno Nacional le confió la fundación y la dirección de la Escuela de Artes y Oficios, actual Escuela Nacional de Arte Manuel Belgrano, dedicándose a la enseñanza.9 Fue uno de los fundadores de El Templo, del que se autodenominó Gran Sacerdote.10
Más allá del humor con el que ejercían sus prácticas, sus integrantes ayudaron a canalizar las aspiraciones de los jóvenes artistas procurando la venta de sus obras.
Al momento de ganar el concurso del monumento a Newbery, tenía Cullen realizadas obras representativas de su lenguaje formal logrado a través de la depuración de las influencias recibidas.
Entre las más sobresalientes: Remordimiento, del año 1905, que fue emplazada en la ciudad de Resistencia (Chaco) y El aborigen, encargada por el Intendente de esta ciudad. Esta última fue realizada en Italia y estuvo mucho tiempo expuesta en un sitio de preferencia en la ciudad de Roma.11
Una vez realizada la elección, los tiempos perdieron el ritmo vertiginoso que dieron origen al homenaje. En 1922 el boceto en yeso estaba terminado, y de allÍ en más, todo se desenvolvió muy lentamente.
La concepción de la obra es quizá lo más logrado de su autor dentro de su itinerario artístico. Recurre a una representación de carácter simbólico y no al retrato del homenajeado. Hace referencia a la mitología griega tomando a ícaro como centro fundamental de la composición.12
El cuerpo yaciente carece de brazos, que se tornan alas. El tratamiento del desnudo masculino, al igual que el de las alas responde a la necesidad de establecer fuertes contrastes lumÍnicos. El cuerpo contorsionado expresa la caÍda violenta. Su rostro adquiere, con el pausado pasaje de planos, una plácida serenidad.
El cuerpo reposa sobre el ala rota, mientras la otra, aún abierta, se vuelve sobre sÍ misma produciendo un marcado claroscuro que agrega dramatismo a la representación.
Actúa de pantalla visual la roca de viva arista, lugar donde cinco cóndores se inclinan ante el hombre-pájaro que fracasó desafiando a la naturaleza. Estas aves están observadas en su modelado con mayor exactitud que el cuerpo exánime de Ícaro que tiene una mayor simplificación formal.
La composición se articula en un juego de curvas y líneas quebradas que sucesivamente establecen un ritmo unificador. Las curvas de las alas compensan asÍ las lÍneas zigzagueantes del cuerpo humano. El alero rocoso con su cúspide redondeada suaviza el facetamiento de las aristas diagonales.
De la poderosa horizontalidad establecida por la posición de Ícaro se pasa a la verticalidad de los cóndores a través de la transición expresada en los juegos lineales descriptos.
Los volúmenes netos distribuidos circularmente invitan a rodear la masa escultórica.
Esta obra, original dentro de la composición monumental de la época mereció el siguiente comentario periodÍstico: “una elegante armonía de líneas, produce en su aspecto severo una rara sensación de grandiosidad, de soledad y tristeza que corresponde perfectamente al recuerdo que lo motiva”.13 Esta puesta en valor corresponde a la representación simbólica del héroe-víctima que evoca la “lamentatio” cristiana.
Años después Lozano Mouján manifestó: “Esta obra está concluida en yeso, y no la he visto armada; pero a juzgar por su boceto concluido es un verdadero chispazo. Por desidia de la Comisión este trabajo no se puede concluir y se está destruyendo poco a poco. Ella ni siquiera ha dado algún paso para obtener que se le destine sitio en la ciudad”.14
Este juicio de 1922, pone de relieve la lentitud administrativa con que fue tratado este proyecto. A modo de disculpas en 1931 se expresó: “fueron circunstancias de fuerza mayor, relacionadas especialmente con el encarecimiento del bronce, mármol y otros materiales, provocados por la guerra europea, las que impidieron realizar el primer proyecto… esas mismas circunstancias impusieron la necesidad de reducir las proporciones del proyecto original”.15
Este contemplaba la posibilidad de que una vez terminado el monumento tuviera unos seis metros de ancho por diez de altura y un poco más de tres metros la figura principal.16
El nuevo presidente de la Comisión de Homenaje Dr. Ricardo C. Aldao señalaba que se “ha adoptado la decisión de hacer construir, en sitio principal del cementerio Oeste, un mausoleo que guardará los restos del malogrado Jorge Newbery y demás aviadores que en nuestro paÍs hayan fallecido, o fallezcan en el futuro, durante el cumplimiento de su deber y cuyas familias autoricen la guarda de sus restos en ese monumento, que vendrÍa a ser asÍ el ‘Panteón de la Aviación Argentina’”
Pasados quince años, la Argentina del 30 era otra y la necesidad de adaptarse a la crisis económica llevó a concebir la idea simplificadora de disminuir el tamaño y convertirlo en el monumento funerario del arma aeronáutica.
Tediosos trámites llevaron a la obtención del espacio donde debÍa colocarse el monumento. La Ordenanza Municipal del 28 de diciembre de 1933 señaló el lugar donde debÍa ubicarse el mausoleo que guardase en forma exclusiva los restos de Jorge Newbery sepultados, como ya puntualizamos, en Chacarita. AsÍ se disolvió la iniciativa de 1931 de destinar esta obra al Panteón de la Aviación Nacional.
Como suele suceder, según nuestra experiencia, lo que no se hizo en muchos años se pretendió realizar en breve tiempo. El escultor por contrato perentorio, modificatorio del firmado en 1915 debió reducir el tamaño de la obra a 4,50 m. de altura, 5,70 de ancho y 2,80 de profundidad, además de modificar la forma a fin de que la parte posterior diera cabida a la entrada del mausoleo.
Conjuntamente con la modificación escultórica, se realizó el trabajo arquitectónico confiado al ingeniero Julio a. Noble. “Hacia marzo de 1936 estaba concluida la edificación subterránea, la obra en yeso de Cullen y la preparación de los moldes para la fundición en bronce.”19
En el transcurso de ese año, el 11 de mayo, murió Cullen sin ver terminada su obra.
Se concluyó su fundición en julio en la fábrica de campanas de Balsells y Cia.
El trabajo escultórico está apoyado en una base de granito pentagonal. Sobre los cuatros frentes se lee:
• A Jorge Newbery, animador sin igual del deporte argentino. 27-mayo-1875, 1°-marzo-1914.
• Murió en Mendoza al preparar la primera travesÍa en avión de la Cordillera de los Andes.
• Para perpetuar su memoria se ha erigido este Mausoleo costeado por suscripción popular.
• Sobre la puerta de acceso a la bóveda: Jorge Newbery. En ella hay un detalle artÍstico del escultor argentino Humberto Eduardo Cerantonio. Es una medalla que representa a Newbery de perfil sobre un fondo levemente texturado.20
La inauguración y el traslado de sus restos se realizaron el 2 de mayo de 1937 reuniendo a gran cantidad de público que participó en forma entusiasta dando un digno marco a la emocionante ceremonia.21 La comitiva oficial se ubicó en un palco frente al Mausoleo y se procedió a llevar a cabo la ceremonia.22
Es tradición dentro del arma hacer un homenaje recordatorio frente al mausoleo el día 1° de marzo, día de su desaparición. Concurren autoridades de la aviación civil y militar del país.23
Por Ordenanza Municipal N° 28.367 del 30 de octubre de 1973 se autorizó a depositar también en ese lugar a su hijo Jorge Wenceslao. Hecho que se llevó a cabo el 27 de mayo de 1974.
Con el tiempo, se consideró apropiado hacerle una buena limpieza al monumento. Sin conocer mucho de pátinas, fue tan a fondo el trabajo que el grupo escultórico resplandecía al sol en su brillante dorado. En el año 1998 el Museo Nacional de Bellas Artes, ante la visión del deterioro sufrido en las pátinas del grupo escultórico y las placas, sugirió su restauración. 24
El Instituto Nacional Newberiano aceptó la sugerencia y se abocó a la tarea de ejecutar dicho proyecto.25 El trámite, de largo desarrollo temporal, finalmente se llevó a cabo.26
Hoy luce todo lo que es bronce del mismo color, el monumento, las placas, leyendas y coronas. Las pátinas propias de cada uno de los elementos y las que agrega el transcurrir se han unificado. Esta última pátina puede leerse como un homenaje a Newbery que simbólicamente puede significar la inmortalidad, el eterno presente.
El cuidado de nuestro patrimonio parte del conocimiento del mismo. Desde hace muchos años se está tratando de difundir en el alma ciudadana la necesidad de preservar nuestro patrimonio cultural, que contribuye en forma Íntima y eficaz a plasmar nuestra identidad.
La expresión escultórica, en nuestro medio, es de gran valor como viene demostrándose a partir de estudios serios realizados por especialistas. Las manifestaciones escultóricas del Cementerio de Chacarita merecen ser rescatadas por los estudiosos del arte nacional.
Esta es nuestra contribución al conocimiento de obras de artistas argentinos que plasmaron plásticamente el sentir de la comunidad, dando testimonio de sus hechos protagónicos.
Notas
1.- Esta necesidad social se venía exteriorizando desde la antigüedad, como forma de testimoniar hechos históricos, políticos o sociales considerados importantes y dignos de ser preservados del olvido. Las nuevas generaciones, a través de estas manifestaciones de alto poder didáctico, tienen presente situaciones del pasado que explican su realidad actual. Además el monumento testimonia, con el lenguaje formal empleado, los códigos de comportamiento de la sociedad que le dio origen.
2.- ARIAS LÓPEZ, María Elena, Antecedentes históricos del mausoleo a Jorge Newbery. Instituto de Historia Aeronáutica Jorge Newbery.
3.- La Nación. 7 de marzo de 1914.
4.- Obras de arte. Actas de la Comisión Municipal. Año 1903, 27 de noviembre. p. 508-509.
5.- La Nación. 27 de abril de 1915. Homenaje a J. Newbery. El concurso de maquettes. Fallo de la Comisión. El monumento.
6. CULLEN AYERZA, Hérnán, Socialismo católico. Tesis . Bs. As. 1902. p. 71.
7.- Ernesto Biondi (1854-1917) es el autor de Saturnalia, obra realizada en bronce. Recibió un premio destacado en al Exposición Universal de París en 1900. Una copia de ella la expuso en la Galería de Arte Moderno de Roma. Fue comprada por Cullen Ayerza para ser vendida a la Municipalidad de Buenos Aires. Llegó al país el 14 de febrero de 1910. En la actualidad está en el Jardín Botánico.
8.- TABERNA YRIGOYEN, J. M., Aproximación a la escultura argentina en este siglo. Editorial Colmegna. Santa Fe. Argentina.
9.- GARCIA MARTINEZ, La educación artística en la Argentina. Edición Banco de Boston.
10.- LOZANO MOUJAN, José María, Apuntes para la historia de nuestra pintura y escultura. 1922. Librería deA. García Santos. Buenos Aires. Pag. 195.
11.- Carta dirigida al Intendente de la Ciudad de Buenos Aries. Archivo MOA (Monumentos y obras de Arte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)
12.- LOZANO MUJÁN, José María, ibidem. Pág. 197: En este monumento todo lo que ha querido expresar está conseguido, sin que haya allí nada que falte ni sobre. Este trabajo no recuerda a ningún otro, es perfectamente personal. En él todo es simbólico y ha conseguido la nota dramática, llena de sentimiento, con lo absolutamente indispensable. Como línea, además, es completamente nuevo.
13.- La Nación. 27 de abril de 1915.
14.- Lozano Mouján, J. M., Op.cit. Pág. 198.
15.- La Nación. 11 de diciembre 1931.
16.- La Nación. 27 de abril 1915.
17.- La Nación.11 de diciembre 1931, op. cit.
18.- Ordenanza N° 5414. Diciembre 28 de 1933. Art. 1. Destínase el lote designado con la letra L (plano de fs. 13, expte. 101.107. C. 1933, manzana 9, del tablón 16, secciÓn 1° del Cementerio Oeste con una superficie de 23,45 m2) , para que la Comisión de Homenaje a Dn. Jorge Newbery, levante en él, el mausoleo que guarda exclusivamente sus restos.
19.- ARIAS LÓPEZ, María Elena, op. cit.
20.- H. E. Cerantonio nació en Buenos Aires el 17 de septiembre de 1913. Egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1932. Sus obras más destacadas son Crucifixión, Flagelo y Cristo cargando la cruz en el calvario de Tandil, un busto de Jorge Newbery en el Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires y el monumento a William Morris en Buenos Aires.
21.- Está ubicado en la calle 14 en la intersección con la diagonal 113.
22.- La Nación 3 de mayo de 1937. Se escuchó el Himno Nacional impecablemente ejecutado por la Banda Municipal dirigida por José María Castro. El Dr. Aldao fue el encargado de descubrir el monumento mientras en ese momento fueron liberadas trescientas palomas mensajeras. Enseguida el vicario general de la Armada, monseñor Dionisio R. Napal bendijo el monumento rodeado de abanderados y delegaciones de niños.
23.- El 27 de mayo de 1975 se fundó el Instituto Nacional Newberiano, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación.
24.- Nota del 24.8.1998, firmada por la Sra. Marta Inés Fernández, Jefe de Departamento de Conservación de Colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes, dirigida al Sr. Carlos Joost Newbery y Sra. destaca que el día 14 de agosto de dicho año concurrió al Cementerio de la Chacarita a visitar el Mausoleo de Newbery y pudo observar que: “carece de la pátina original que, según restos de ella, en algunos intersticios y algunos rincones de la estructura escultórica, habría sido de color verde oscuro negruzco. Las placas conmemorativas también se hallan desprovistas de la pátina original, seguramente las mismas, de acuerdo al aspecto que poseen, eran de diferentes colores. Sugiero que no se quiten estos restos que aún se encuentran en los diferentes bronces, ya que los mismos ayudarán a poder rehacer el color de las pátinas con proximidad a las originales”.
25.- Nota del 19.11.1999. firmada por el Brig.(R) Ing. Miguel Sánchez Peña, Presidente del Instituto Newberiano. “Será necesario realizar el trabajo lo antes posible para evitar mayores daños.”
26.- Nota del 9.3.2000, firmada por el Brig.(R) Ing. Miguel Sánchez Peña, Presidente del Instituto Newberiano, dirigida al Sr. Subsecretario de Cultura de la Nación, Arq. D. Hugo G. Storero.
Información adicional
Año VII – N° 38 – octubre de 2006
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: ARQUITECTURA, Cementerio, PERSONALIDADES, Historia
Palabras claves: Cementerio, Escultura, Jorge Newbery, representación, homenaje
Año de referencia del artículo: 1922
Historias de la Ciudad – Año VI Nro 38