Introducción
A mediados de la década de 1850 comenzó a perfilarse en Buenos Aires un nuevo sector social, formado principalmente por inmigrantes extranjeros (en gran parte británicos) que se dedicaban a la producción, acopio y comercialización de lanas y cueros ovinos. Activos y progresistas, los ovejeros se enriquecieron rápidamente, mientras sus majadas se multiplicaban y aumentaban vertiginosamente las exportaciones laneras, que alcanzaron en 1858 un volumen 50 por ciento mayor que cinco años antes. Así, entre 1858 y 1865 se triplicó la exportación de lana, convirtiéndose en el principal rubro de la riqueza nacional.
En ese último año, las estancias dedicadas a la cría de la oveja cubrían, en la provincia de Buenos Aires, una superficie de 16 millones de hectáreas, contando con 40 millones de cabezas. Los propietarios eran estimados en 60.000, de los cuales alrededor del 25% era británico (irlandeses, escoceses e ingleses).
El fenómeno originó un rápido enriquecimiento de estos gringos que, para reafirmar su ascenso social trataron de imitar los gustos, modas y apariencias de la alta sociedad porteña, vistiéndose, adornándose y comportándose como aristócratas. Nuevos ricos, debían hacer gala de su poder y fortuna “ostentando”, es decir, mostrando sus costosos ropajes, muebles y alhajas. Y qué mejor testimonio para poder exhibir sus figuras que esa nueva moda de la “carte de visite”, pequeño retrato y tarjeta de presentación moderna y progresista que les permitía lucir su alto rango social.
Aunque era el momento de auge de los estudios fotográficos, hubo uno de ellos que fue el preferido de los gringos; se denominaba “Meeks y Kelsey”. A pesar de su no muy extensa trayectoria, estos fotógrafos alcanzaron un alto grado de perfeccionamiento técnico y artístico y un éxito comercial considerable. La sociedad estaba formada por Francis Meeks y su socio William Kelsey, norteamericano el primero, inglés el segundo.
Meeks y Kelsey, sin embargo, no merecieron hasta hoy la atención de los investigadores aunque son conocidos entre los historiadores de la fotografía argentina antigua. Buena parte de sus vidas permanecen todavía en el misterio, aún entre sus actuales descendientes, lo que nos ha dificultado bastante la reconstrucción de sus huellas.
Un “yankee” en Buenos Aires
A fines de la década de 1820 se radicó en Buenos Aires, el joven norteamericano Francis Meeks, nacido en 1807, hijo de Joseph y de su esposa Sofía (Sara). Según Juan Gómez, autor del conocido libro “La fotografía en la Argentina”, llegó como representante del negocio de su padre, un hábil ebanista interesado al parecer en abrir nuevos mercados para su producción. Meeks se vinculó rápidamente con la antigua sociedad porteña, siempre abierta para lo extranjeros de origen anglosajón.
Poco se sabe de su actividad comercial, que no debió ser mala en esos años, pues el 13 de febrero de 1830, contrajo matrimonio con María Calderón, natural de esta ciudad, hija legítima de José María Calderón y María Josefa Belgrano, hermana del creador de nuestra bandera,1 lo que probaría en el joven inmigrante un notable ascenso social.
Habiéndose desposado en la iglesia de San Ignacio, su residencia debió estar por entonces, cercana a la Plaza de Mayo; de esta unión nació el 1° de octubre de 1836, su hija Remigia Rosario Josefa, bautizada dos meses después,2 siendo sus padrinos José Eulogio Blanco y Joaquina Guerrero. El matrimonio no duró mucho tiempo; el 25 de noviembre de 1839, a los 26 años, falleció su esposa,3 siendo sepultada en el cementerio de la Recoleta.4
No pasaron 45 días de ese trance, cuando el 7 de enero de 1840, ya Meeks contraía nuevo enlace con la joven Gregoria Pelegrin, de sólo 18 años, siendo testigos Joaquín Belgrano y Juana Belgrano.5 La novia era hija de Carlota Calderón Belgrano y Francisco Pelegrin y, como sobrina de su esposa, el matrimonio debió realizarse “dispensadas las tres conciliares proclamas y el impedimento de afinidad en 2° grado” con que se hallaban ligados los cónyuges.
Ni la primera ni la segunda esposa le aportaron dote alguna. Al fallecimiento de la primera, el capital adquirido durante el matrimonio se elevaba a 7.000 pesos fuertes. Meeks, por su parte, introdujo al segundo la suma de 17.837 pesos fuertes, que había recibido por la muerte de su padre.6 Diez meses después de la boda, nació Clementina Joaquina, bautizada en San Miguel el 21 de abril de 1841, siendo sus padrinos los mismos del casamiento de sus padres.7
A fines de septiembre de 1845 el puerto de Buenos Aires fue bloqueado por la flota anglofrancesa. Esto trajo como consecuencia graves perjuicios económicos para la ciudad porteña. Por otra parte, la población criolla reaccionó contra esta invasión generándose un clima de animadversión contra los gringos que movió a muchos a alejarse preventivamente del país.
Entre ellos se encontraba Francisco Meeks, quien el 25 de octubre se embarcó junto a su esposa e hijas rumbo a Nueva York en el “Mason Barney” al mando del capitán Francis Scott. Soplaba un fuerte viento pampero lo que favorecía el rápido alejamiento del buque, según cuenta el diario British Packet en su edición del 1° de noviembre de 1845.
No sabemos cuánto tiempo permaneció en América del Norte, pero es posible que al igual que otros porteños de la época se haya trasladado luego a Chile, atraído por la floreciente situación económica de Valparaíso.
Avala esta hipótesis lo afirmado por el Dr. Juan Pablo Oliver, en su documentada obra “El verdadero Alberdi”, cuando afirma: “la alta sociedad chilena, con pujos aristocráticos, más educada que culta, muy liberal en sus relaciones sociales y generosa con los forasteros, dada a fiestas y excursiones campestres, estaba estrechamente relacionada de años atrás con un selecto grupo de familias argentinas. En Valparaíso, los Sarratea, Lamarca, Azcuénaga, Zavalía, Meeks, Navarro […] los hermanos Rodríguez Peña, el médico Doctor Francisco Javier Villanueva, los Zapiola y los Warnes…”8
Tampoco sabemos cuál era entonces su actividad comercial y la fecha en que Meeks retornó al país con su familia para dedicarse aquí al arte de la fotografía, pero debió ser poco después de Caseros, pues ya en el censo de 1854 figura junto a su esposa y sus dos hijas, domiciliado en Esmeralda 28, con la profesión de retratista. Su negocio estaba ubicado en Esmeralda 30. Según el censista tenía por entonces, 45 años.9
En el Anuario Berheim de 1854, entre los “daguerrotipos” figura Mikes, Francisco, en Esmeralda 3210 y en el índice alfabético, en el mismo domicilio, señala: Mikes, Francisco, “galería de retratos”.11 Asimismo, en el Almanaque Comercial de 1855, en el rubro “retratistas al daguerreotipo” se indicaba a Meeks, Francisco, en Esmeralda 30.12
En julio y agosto de 1858, el diario La Tribuna informaba sobre el Taller de Mr. Miks (sic) señalando:
“Hemos llamado ya la atención sobre los trabajos sobresalientes del Sr. Miks como fotógrafo e iniciador de adelantos inmensos en aquel ramo de las artes plásticas; pero debemos […] insistir sobre los resultados del gusto relevante que este señor consigue sobre todo en cuanto a fotografía, con esa traducción incorruptible de la naturaleza, llega el artista a expresar toda la gracia o la energía del modelo y sabe al mismo tiempo mediante la combinación de la luz y de la posición, disfrazar los defectos a la par que hace resaltar las ventajas físicas. Y no se limita Mr. Miks a producir todo lo que hemos mencionado anteriormente, sino que en el mismo marroquín reproduce la semejanza con una fidelidad y una dulzura completas. De modo que cada uno pueda tener su semejanza o la de algún ser querido en el mismo sobre de la cartera.”13
Es curioso observar las variaciones registradas en el apellido de nuestro biografiado: Meckes, en el acta de su primer matrimonio; Misc, en el acta de bautismo de su primogénita; Miks, en un juicio que le hace López en 1840; Migues, en el censo de 1854; Miles, en el Anuario de 1854.
Un par de años después, nuestro artista se asociaba con un inglés de apellido Kelsey, dando nacimiento a la sociedad Meeks y Kelsey para ampliar la explotación comercial del arte de la fotografía, aprovechando sobre todo la posibilidad de contactarse con los ricos ovejeros que estaban surgiendo entonces y que apreciaban como signo de distinción un buen retrato para difundir entre sus amistades.
Un barraquero llamado Kelsey
Guillermo Kelsey había nacido en Inglaterra en 1804, hijo de Guillermo y María Kelsey. No encontramos su llegada al puerto de Buenos Aires, pero sabemos que el 21 de abril de 1843 se casaba con Matilde Bearley [o Beazley], una joven porteña de 18 años, hija de Guillermo Roberto y María Antonia Oyuela.14
Tres años después nacía su primogénito, Guillermo Felipe Roberto, bautizado en la Concepción el 22 de octubre de 1846, siendo padrinos el ingeniero Felipe Senillosa y su esposa Doña Pastora Botet.15 Dos hijas más alegrarían el matrimonio, el 31 de julio de 1848, Matilde, bautizada en la Catedral.16 y años más tarde, María Antonia, bautizada en San Pedro Telmo el 10 de marzo de 1851.17
En el “Anuario Bernheim” ya citado, bajo el título “Barracas al Norte” figura Kilsey, Guillermo, barraquero, domiciliado en la Calle Larga, hoy Montes de Oca. En “La Boca” aparece la firma Kelsey y Clark establecida con barraca y prensa en la calle Real de Barracas.18 Igual referencia señala el Censo de 1854, ya mencionado. Se advierte, pues, que Kelsey estaba ligado, por su residencia y actividades comerciales, a la zona sur de la ciudad, aledaña al Riachuelo, por esa época el puerto más importante de Buenos Aires, donde se agrupaban las barracas y saladeros y por donde salían todos los productos de la tierra.
El 26 de octubre de 1855 nació su hijo Adolfo Alberto, bautizado también en San Telmo. Sus padrinos fueron Adolfo Gainza e Inés Romero19 y por entonces lo encontramos haciendo donativos para el Hospital Británico de Buenos Aires20 y la capilla de St. John, en Quilmes.21
Nace la sociedad de “Meeks y Kelsey”
Esta época coincidió con la asociación del norteamericano Meeks con el inglés Kelsey y trajo aparejada la ampliación del local a fin de dar cabida a nuevas técnicas y procedimientos, combinando la pintura con la fotografía. En noviembre de 1858 la novel sociedad publicitaba así su negocio:
“FOTOGRAFIA. RETRATOS FOTOGRAFICOS. DE TAMAÑO NATURAL EN LIENZO Y CON COLORES AL OLEO. FOTOGRAFICOS SENCILLOS Y PINTURAS DE TODO TAMAÑO Y GUSTO DEL ARTE POR MEEKS Y KELSEY – CALLE ESMERALDA –
ESQUINA A LA PIEDAD
Estos artistas tienen el honor de anunciar al público que han abierto nuevamente y con más extensión en su establecimiento, en la calle Esmeralda N° 30, donde se pueden ver variedad de nuevas y hermosas muestras de pinturas en fotografía recién introducidas en esta ciudad. […] Estos artistas tienen el aparato más completo y necesario para la ejecución de retratos en tamaño natural. No han ahorrado gastos a fin de obtener la benévola protección de los ciudadanos de Buenos Aires, presentando las mejores obras de arte tanto en fotografía[s] sencillas como también al óleo en colores […] Tienen un nuevo método por el que sacan retratos de niños instantáneamente y con mejor éxito sacados al natural…”22
Después de casi 20 años de matrimonio, el 18 de abril de 1859 nació el hijo varón de Meeks, bautizado como Francisco José, quien fue bautizado en la Iglesia Metodista Episcopal de Buenos Aires y serían testigos su hija Clementina y su yerno, Mateo Forrester.23
Ese mismo año la firma se promocionaba así:
“GALERIA DE ARTE FOTOGRAFICO MEEKS Y KELSEY. Propietarios calle de la Esmeralda N° 44, esquina de la Piedad.
Pintura al óleo por la fotografía tomada directamente del tamaño natural…”24
En 1860 los avisos son variados; algunos ponen el acento en el uso de la fotografía para realizar retratos al óleo.
“A LAS PERSONAS QUE TENGAN AMIGOS FINADOS. Los que tengan retratos en miniatura de sus amigos finados, los pueden hacer copiar, de tamaño natural nuevo sistema, en la Galería de MEEKS & KELSEY. Calle Esmeralda N° 44. Se garante la más
perfecta semejanza, se sacan también pequeños retratos de todas clases y con perfección. La galería está abierta a todas horas del día.”
O bien:
“MUY IMPORTANTE EN EL ARTE! RETRATOS AL OLEO!! Retratos al óleo por un nuevo procedimiento. Los artistas MECKS & HELSY (sic) dan la más acabada perfección a los retratos sobre lienzo. Las más pequeñas particularidades de una persona toma su verdadera pronunciación en ambrotipos fotográficos y pintura tal como lo requiere la perfección del arte […]”
Y hasta explican en ellos el método empleado:
“CUADROS AL OLEO!! Por un método nuevo y mejorado, introducido por los artistas Mecks (sic) y Kelsey. Esmeralda 30, esquina de la calle Piedad. Esta mejora consiste en estampar el retrato directamente sobre la lona, fiel a la forma viva, por la máquina fotográfica, en vez de bosquejar la figura y las facciones con el lápiz, como se practica por el método de retratar al óleo que hasta ahora se ha seguido, el cual nunca da más que una semejanza imperfecta, mientras que el nuevo método da invariablemente un retrato exacto. Basta sentarse una sola vez y por pocos segundos, según el nuevo sistema, para conseguir un retrato fiel. También se hacen
copias de retratos viejos al daguerreotipo de personas fallecidas…”25
En el segundo semestre de 1861 los avisos de Meeks y Kelsey se presentaban profusamente ilustrados, promocionando su “GALERIA DE ARTE FOTOGRAFICO”. Además de destacar la realización de “cuadros fotográficos al óleo”, enfatizaban:
“No más electrotipos! !No más daguerrotipos!! Estos son de estilo antiguo y ya no se toman por los mejores artistas en ninguna parte del mundo…”
En la Galería —señalaban— “existen más de 100 retratos del tamaño natural. La Galería Central es fácil de acceso y se halla abierta a todas horas del día. Entrada libre”.26
Junto a este aviso, apareció otro, también ilustrado, en el que se anunciaba “haber recibido un máquina por la cual se producen 12 copias a un tiempo…”27
Mientras tanto, el 21 de octubre de 1861, en sociedad con Félix Santiago Klappenbach, Guillermo Kelsey compraba la barraca La Atalaya, ubicada en Barracas al Norte. Su frente sur lindaba con el Riachuelo; al fondo y este, con Vicente Casares y al oeste con Constant Santa María y Daniel Gowland. En 1870 esta barraca estaba valuada en $ 2.320.000.28
El 9 de abril de 1863 nació la cuarta hija de Meeks, Lila. Fue bautizada, al igual que su hermano, en la Iglesia Metodista Episcopal de Buenos Aires.29 Ese año, la Guía de los Mulhall anunciaba:
“MEEKS Y KELSEY, fotógrafos, Esmeralda 44. KELSEY, Guillermo, barraquero, Barracas.”30
Los fotógrafos en los altos de “The Standard”
En enero de 1865, acorde con la marcha de la empresa, la firma se trasladó a Belgrano 74, entre Defensa y Bolívar, en los altos de la oficina del Standard,31 a tres cuadras de la Plaza de la Victoria (actual plaza de Mayo) y “a la vuelta” de la Oficina de Correos (Bolívar 115). En ese mismo lugar un año antes se había establecido el pintor y fotógrafo Pietro Rainoldi.32
Era un ámbito muy luminoso y con espacio suficiente para el desarrollo del arte. Poseían un completo set de instrumentos fotográficos modernos, en concordancia con la fama de las obras ejecutadas.33
Esa mudanza no fue fruto de la casualidad. Se produjo en plena prosperidad del grupo social ya señalado, que se constituyó en su principal clientela y en el mismo edificio de la oficina del único diario británico de la época. El ferrocarril a la Boca y Barracas, por otra parte, acercaba a los clientes al taller y a Kelsey a su barraca.
El anuncio del traslado iba acompañado de una promoción:
“Los señores Meeks y Kelsey artistas en fotografía, tienen el honor de avisar a sus comitentes que acaban de trasladar su taller
a la calle Belgrano n° 74 (arriba de la oficina del Standard) cuyo local ofrece mayores facilidades para el desarrollo de su arte.
En vista del mucho trabajo que hace este establecimiento y deseosos sus dueños de mostrar su agradecimiento por la mucha
protección que le ha prestado el público han resuelto hacer una rebaja de más de un cincuenta por ciento en sus precios, es decir, sólo cobrarán por:
Cartas de visita, una docena surtida $ 50
Id., id., media docena $ 30
Retratos de tamaño natural
con marco y vidrio completo $ 300
Las otras clases y tamaños en proporción”
“Esta tarifa, sin embargo, durará sólo 6 meses, así es que los que deseen aprovechar la oportunidad, harán bien en no perder tiempo. Ningún gasto se ha omitido en montar el establecimiento nuevo con toda conveniencia y hasta lujosamente, y sus propietarios habiendo recibido un grande surtido nuevo de todos los elementos que requiere la fotografía pueden garantir una durabilidad sin igual a sus trabajos. Hay tres cámaras solares en esta[do] de funcionar, lo que permite a los señores Meeks y Kelsey dedicarse especialmente a los retratos de tamaño natural, bien sea tomándolos a la misma persona o copiando de retratos más pequeños, pudiendo así conservar un grato recuerdo de sus miembros fallecidos. Esta clase de trabajo precisa muchísima experiencia y en ningún otro taller se ejecuta como en el de los infrascriptos. Reiterando las gracias por la constante protección que el generoso público de Buenos Aires por tantos años nos ha mostrado, respetuosamente solicitamos la continuación de sus favores. Meeks y Kelsey”34
A partir de marzo de 1865, los avisos aparecidos en el Standard tienen un “gancho” relacionado con la situación monetaria:
“50 DOLLARS”35
Este extraño título ofertando la venta de fotografías a precios reducidos respondía a la valorización del peso papel, en contrapartida con la depreciación del peso fuerte (oro). La rebaja de precios no era, en la realidad, tan importante como se manifestaba. Por otra parte, la disminución del circulante provocaba una necesidad de moneda que afectaba a ganaderos y comerciantes exportadores.36 A ese público es a quien apuntaba esta propaganda, que se reiteraba hasta enero del año siguiente. ¿Quiénes componían su clientela? Un comentario de The Standard nos da la respuesta:
“Meeks y Kelsey, los famosos fotógrafos cuya Galería está arriba de la oficina del Standard, están haciendo un negocio tan enorme que comienza a preocuparnos el techo del edificio. A la mañana, al mediodía y a la tarde el lugar se llena de ovejeros, damas jóvenes, corredores de bolsa, comerciantes y matronas que obstaculizan el uso de la escalera. Se dice que el Sr. Meeks piensa trasladarse a un sitio más cómodo en Unión Square, en Nueva York”.37
En marzo de 1866 nuestros biografiados decidieron vender su negocio, y así lo anunciaban:
“Una oportunidad para hacer fortuna. Los infrascriptos, próximos a retirarse de este negocio y ausentarse del país, ofrecen a
la venta su Galería fotográfica, con todos los instrumentos, aparatos, instalaciones, etc. requeridas para la realización exitosa de este arte. Este establecimiento lleva adelante un negocio activo y próspero; se toman diariamente de 30 a 40 docenas de retratos, a más de un gran número de tamaño natural y otros tipos. Dos jóvenes activos y con algún dinero pueden hacer aquí una cómoda fortuna en poco tiempo. Uno de los propietarios permanecería en el establecimiento unos pocos meses y hasta su venta, si le fuera requerido, para instruirlos en las últimas innovaciones del arte…”38
El fin de la sociedad
Finalmente, el 16 de junio, se disolvió la sociedad Meeks y Kelsey. El Sr. Meeks informaba al público que atendería las cuentas de la firma en su casa de la calle Temple (Viamonte)
N° 396, hasta tres días después de la fecha del aviso (3 agosto 1866). La Galería fotográfica ubicada en Belgrano 74 había sido vendida al Sr. Alfredo Zattila.39
“La oportunidad de hacer una fortuna por tanto tiempo ofrecida en nuestras columnas -sostenía el Standard- ha desaparecido. Los Sres. Meeks y Kelsey, los renombrados fotógrafos de fama mundial, vendieron por fin su negocio y la Galería situada arriba de la oficina del Standard pasó a otras manos. El monto de la transacción está guardado en secreto, pero oímos que está alrededor de un cuarto de millón.”40
Es significativo que el fin de la actividad fotográfica de nuestros artistas coincida con el comienzo de la seria crisis de 1866, que afectó fundamentalmente al sector lanero. Esta crisis, determinada por diversos factores (sobreproducción, desvalorización del peso fuerte, etc.), produjo la baja del precio de la lana y, por ende, el empobrecimiento de ese grupo, entre el que se encontraba buena parte de su clientela.
El o los sucesores de Meeks y Kelsey continuaron usando esa razón social, manteniendo el anonimato y conservando, de esa forma, el prestigio ganado por sus antecesores.
Sin embargo, dos años después, la galería fue puesta en venta nuevamente como consecuencia de la enfermedad de su dueño, que “le había impedido atender debidamente desde largo tiempo atrás la Grand Central Photogra- phic Gallery conocida como la Fotografía del Standard […] situada enfrente de la residencia del nuevo presidente”, Sarmiento.41
Juicio sobre la importancia de su labor
En 1854, año en que Dísderi patentó la “carte de visite”,42 sistema que permitía la realización de fotografías pequeñas en copias múltiples de aproximadamente 6 por 9 centímetros, encontramos las primeras huellas de Meeks como fotógrafo. Sabemos que, por entonces, poseía en la esquina de Esmeralda y Piedad (Bartolomé Mitre) su Taller y “Galería de Retratos”.
Realizó daguerrotipos, pero como era costumbre en la época, la mayoría de los artistas no los firmaban, lo que hace muy difícil identificar los suyos. Tampoco han aparecido aún avisos de Meeks de esta época, anterior a su asociación con Kelsey, sólo podemos inferir que era uno de los fotógrafos más importantes de Buenos Aires.
Por su sociedad con Kelsey (1858-1866), su actividad fue en constante aumento, incorporando tempranamente todas las innovaciones del progreso técnico: el retoque, la “carte de visite”, las copias, las cámaras solares, la instantánea, etc. Aunque según la publicidad, en una época también realizaban ambrotipos.
De estos artistas, ha llegado hasta nosotros una respetable cantidad de “cartes de visite”, lo que hace presumir que su producción fotográfica fue enorme.43 Meeks y Kelsey, fueron exclusivamente retratistas de gabinete, no existen ni vistas de Buenos Aires ni del interior del país que puedan servir como testimonio de una época. Sus retratos de personajes, no son muy diferentes a los de otros fotógrafos contemporáneos: algo más “disderianos” los tomados en Esmeralda 44; algo más sobrios y precisos los de Belgrano 74.
¿Por qué, entonces, el público brindó su apoyo rotundo a la firma cuyos propietarios hablaban el lenguaje de la vieja Albión? Pensamos que las causas de su éxito fueron diversas, pero creemos que una de ellas fue la singular unión de estos dos personajes: por un lado, el fotógrafo Meeks, hábil artesano y delicado artista y por el otro, el próspero barraquero Kelsey, con su olfato comercial y sus estrechas relaciones con el sector lanero y su capital.
Si a estas cualidades le sumamos la “respetabilidad” —según los Mulhall, que los conocían bien- tendremos las razones del renombre que supieron ganarse estos gringos que arraigaron, trabajaron y formaron su familia en nuestra tierra.
Ultimos años de Guillermo Kelsey
Al finalizar su actividad artística, Kelsey, continuó como barraquero, constituyéndose en uno de los industriales más importantes de este rubro y agregando a su negocio el ramo de lavadero de lanas.44 Su esposa, Matilde Beazley, falleció de pulmonía el 24 de noviembre de 1869, a la edad de 44 años.45 Fue enterrada en el Cementerio de la Recoleta, y su deceso está registrado en la Iglesia de la Asunción de María Santísima, en Barracas al Sud.46 El 13 de diciembre, a las 10.30 horas, se celebró un “funeral rezado” en la Iglesia de Santo Domingo;47 cinco meses después, moría su hija Matilde, de 21 años.48
Kelsey se presentó en la sucesión, declarando los siguientes bienes: una casa en Barracas al Norte, en el pueblo de San Antonio y una barraca en la margen norte del Riachuelo, “La Atalaya”, valuada en 2.320.000 pesos. Para repartir el patrimonio entre sus herederos, se pusieron en venta ambos bienes. Seis años después no había podido venderse ni la casa ni la barraca. Sin embargo, en 1877 realizó un viaje a Londres.
Al finalizar el trámite sucesorio, en 1881, recibió la suma de 54.900 pesos.49 La crisis había afectado hondamente sus bienes, desvalorizándolos en grado sumo.
El 11 de noviembre de 1883 entregó su alma al Señor. Para esa época vivía en Rivadavia 1377, en casa de su primogénito. Fue también enterrado en el Cementerio de la Recoleta,50 siendo trasladado posteriormente al de la Chacarita, junto con su esposa.51
El Obituario del diario “The Standard”, rezaba:
“La muerte del Sr. Kelsey, uno de nuestros más antiguos y respetados barraqueros ingleses fue anunciada en la Sección “On change”. Murió a la avanzada edad de 78 años, merecidamente respetado y estimado por todos. Desde hace un tiempo, estaba enfermo y muy debilitado, por lo cual su deceso no resultó inesperado. Su funeral tuvo lugar esta tarde a las 4 p.m.52
Evidentemente, el prestigio de un “empresario barraquero” era, por entonces, mayor que el de un “fotógrafo”.
Francisco Meeks y su familia
Poco se sabe de la vida de Meeks luego de la venta de su estudio fotográfico, aunque podemos inferir que vivió de las rentas de sus propiedades. El 3 de junio de 1877 falleció su segunda esposa, Gregoria Pelegrin, de “reblandecimiento cerebral”. Tenía 57 años y vivían en Maipú 79.53 Fue enterrada en el Cementerio de la Recoleta “procedente de la Parroquia de Catedral al Norte”. Días después “Francisco Meeks, sus hijos, hijo político y hermano” invitaban al funeral realizado en el templo de la Merced.54 Es posible que sea de esta época el retrato que Meeks se sacó en la firma G.B. Ansaldi y Cía, de la Plaza de la Victoria N° 68.55
En enero de 1878 inició la sucesión por los bienes que quedaron de su esposa, a saber: una propiedad dividida en tres casas situadas en la calle Temple (hoy Viamonte), Nos. 726, 728 y 732, valuadas en $ 182.500, $ 142.230 y $ 137.300 respectivamente y un terreno y edificio ubicado en la calle Santa Fe Nos. 985 y 991, esquina de Bermejo, valuado en $ 142.530.56
Murió el 8 de enero de 1885, siendo enterrado también en el Cementerio de la Recoleta, “procedente de la parroquia San José de Flores”, pueblo al que se había retirado en los últimos años de su vida.57 El diario “The Standard” comentaba así su deceso:
“La muerte del Sr. Meeks, uno de nuestros residentes más antiguos y respetados, ocurrió el jueves en Flores, y su funeral tuvo lugar ayer por la mañana. Hace alrededor de un cuarto de siglo, el Sr. Meeks era el principal fotógrafo de la ciudad, y muchos de nuestros lectores pueden recordar el renombrado estudio de Meeks y Kelsey en los altos de la vieja oficina del Standard en la calle Belgrano. El Sr. Meeks murió a edad avanzada, y durante su larga y activa vida acumuló una fortuna considerable.58
Esta “fortuna considerable”, fue incrementada por su hijo del mismo nombre, quien tuvo activa participación en la gobernación del doctor Máximo Paz. A su intervención se debió la enajenación del Ferrocarril Oeste, que le dio gran popularidad, pues permitió ingresar al erario provincial 44 millones de pesos oro. Fundó varios establecimientos agrícola-ganaderos, siendo el introductor del primer reproductor de raza Shorthorn. Creó la primera usina de electricidad del país en su domicilio de Lomas de Zamora, pueblo que dio su nombre a una de sus más importantes avenidas.
Los restos de los dos Meeks, el padre retratista y el hijo estanciero, junto con sus respectivas esposas, fueron trasladados al Cementerio de Olivos el 26 de octubre de 1955. Desde entonces, yacen en la bóveda de D. Alberto Villegas y su esposa, María Josefa Meeks, nieta del fundador de la familia.59
Referencias y Bibliografía
1. Parroquia de San Ignacio. Libro 10 de Matrimonios de blancos, fs. 143. José María Calderón de la Barca nació en Sevilla en 1757 y en 1778, ya en Buenos Aires, era Vista de la Real Audiencia. María Josefa Belgrano González, su esposa, era hermana del Gral. Manuel Belgrano.
2. Idem, Libro 29 de Bautismos de blancos, fs. 177.
3. Idem, Libro 3 de defunciones de blancos, fs. 156.
4. Libro de inhumaciones, 26/11/1839.
5. Parroquia de Catedral al Norte. Libro 8 de matrimonios de blancos, fs. 118. La novia era, por ende, sobrina-nieta del Gral. Belgrano, y de Joaquín y Juana Belgrano, los testigos.
6. Archivo General de la Nación (en adelante AGN) Sucesiones. Año 1878. N° 7558: Pelegrin, Gregoria.
7. Libro 2 de bautismos, fs. 159.
8. Oliver, Juan Pablo, El verdadero Alberdi, Buenos Aires, Edic. Dictio, 1976; p.297.
9. Epifanio, Haydée y Marcet, Eduardo, “Los retratistas al daguerrotipo en el Buenos Aires de 1854 a través de un censo poco conocido”, II Congreso de Historia de la Fotografía Antigua. Buenos Aires, 1993, p. 29.
10. Bernheim, Alejandro, “Anuario general del comercio, de la industria y de la administración de Buenos Ayres”. Buenos Aires, Imp. British Packet, 1854. p. 159.
11. Idem, p. 56.
12. La Tribuna, “Almanaque comercial y guía de forasteros para 1855”, Buenos Aires, 1855, p. 126.
13. 21 y 28 de julio, p.2 y 22 de agosto, p.2, bajo los títulos, “La fotografía” y “El Sr. Miks” respectivamente.
14. Iglesia Catedral, libro 11 de matrimonios de blancos, fs. 31.
15. Libro 13 de bautismos, fs. 4 vta. Cutolo señala que Senillosa había llegado al país en 1815 con una carta de recomendación de Belgrano. Ocupó, entre otros numerosos cargos, la presidencia del Departamento Topográfico. Se hizo dueño de saladeros y se dedicó al comercio de ultramar. Su esposa, Pastora Botet, era una de las damas de la Sociedad de Beneficencia.
16. Libro V de bautismos, fs. 283.
17. Libro V, fs. 285.
18. Igual a 11, p.183 y 187
19. Libro VI, fs.127.
20. “The British Packet”, Buenos Aires, 17 de mayo de 1854, p. 1.
21. Dodds, James, “Records of the Scotish settlers in the River Plate and their churches”, Buenos Aires, 1897, p. 248.
22. Diario “El Nacional”, Buenos Aires, 25 de noviembre de 1858, p.4. El aviso continúa hasta el 14 de diciembre.
23. AGN. Tribunales. Sucesión 7558. Año 1878.
24. Diario “El Nacional”, 12 de agosto de 1859, p. 3. El aviso continúa hasta el 29 de agosto. El cambio en la numeración se debe al reordenamiento catastral implementado por el gobierno del Estado de Buenos Aires.
25. Diario “La Tribuna”, Buenos Aires, 12 de junio, 3 de julio y 4 de agosto de 1860 respectivamente.
26. Diario “El Nacional”, 1 de julio de 1861, p.4. El aviso aparece hasta noviembre.
27. Diario “El Nacional”, 18 de octubre de 1861, p.3. También “El Avisador”, 1866, p. 303 1/2.
28. AGN. Tribunales. Sucesiones. Año 1870 Nº 4025 fs. 104.
29. Igual a 23.
30. Mulhall, M.G. y E.T., “The River Plate hand book, guide, directory and almanac for 1863”.
31. Diario “The Standard”, Buenos Aires, 12 de enero de 1865, p.3. La traducción es nuestra. También “El Nacional”, 17 de enero de 1865, p. 4.
32. Diario “The Standard”, 2 de febrero de 1864, p. 1.
33. Idem, 12 de septiembre de 1868, p. 2.
34. Idem, 12 de enero de 1865, p. 2. “El Nacional”, 17 de enero de 1865, p. 4.
35. Idem, 25 de marzo de 1865, p. 1. El aviso sigue saliendo hasta enero de 1866.
36. Chiaramonte, José, “Nacionalismo y liberalismo económico en la Argentina, 1860-1880”, Buenos Aires, Solar Hachette, 1971. p. 53/61.
37. 4 de marzo de 1866, p. 2.
38. Diario “The Standard”, 6 de marzo de 1866, p. 23. El aviso sale hasta junio.
39. Idem, 5 de agosto de 1866, p. 3.
40. Idem, 8 de agosto de 1866, p. 6.
41. Idem, 12 de septiembre de 1868, p. 2.
42. Freund, Gisele, La fotografía como documento social, México, G. Gili, 1993. Sougez, Marie Loup: Historia de la fotografía. Madrid, Ediciones Cátedra, 1981.
43. Agradecemos a la Lic. Gabriela Mirande Lamédica, al investigador Abel Alexander y al Lic. Arnaldo Cunietti-Ferrando, el habernos proporcionado copias de Cartes de Visite de Meeks y Kelsey. También hacemos extensivo nuestro reconocimiento al Dr. Roberto Aquerreta Kelsey y al Sr. Luis Meeks, biznietos de los fotógrafos, por habernos proporcionado las fotografías de los mismos.
44. Suplemento de “The Standard”, 12 de noviembre de 1866, p. 4. “Guía Ruiz”, Buenos Aires, 1874, Kelsey, Guillermo, barraquero.
45. AGN. Sucesiones. Año 1870, N° 4025, p. 15.
46. Libro de Entierros, fs. 146.
47. Diario “The Standard”, 11 de diciembre de 1869, p. 3.
48. Parroquia Asunción de María Santísima. Libro de Entierros, fs. 115.
49. AGN. Sucesiones. Año 1870, N° 4025.
50. Libro de Inhumaciones. Causa de la muerte “neumonía doble”. La Prensa, 13 de marzo de 1883, p. 1.
51. Libro de Inhumaciones.
52. 13 de marzo de 1883, p. 2.
53. AGN. Sucesiones, Año 1878, Nº 7558, fs. 16.
54. Diario “La Prensa”, Buenos Aires, 8 de junio de 1877, p. 2
55. Ansaldi estaba en ese domicilio desde enero de 1877; en 1875 lo encontramos en Plaza de la Victoria 78, en el mismo lugar en que había estado Bartoli. Agradecemos a su biznieto, D. Luis Meeks, habernos facilitado esta y otras fotografías familiares.
56. AGN. Sucesiones. Año 1878, N° 7558.
57. Libro de Inhumaciones.
58. “The Standard”, 10 de enero de 1885, p. 1.
59. Sección III, Tablón 33, lotes 5 y 6. Agradecemos la información al investigador Carlos González Amor.
Información adicional
HISTORIAS DE LA CIUDAD. Una revista de Buenos Aires
Declarada de “Interés de la Ciudad de Buenos Aires” por la Legislatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Año II – N° 9 – Mayo de 2001
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: Oficios, PERSONALIDADES, Artistas escénicos, Biografías
Palabras claves: Meeks y Kelsey, fotógrafos
Año de referencia del artículo: 1850
Historias de la Ciudad. Año 2 Nro9