El solar de Bartolomé Mitre 1618, 1620 y 1662 reúne un pasado que estamos recordando a través de sus distintos propietarios y construcciones, la última de las cuales parece próxima a desaparecer.
En 1778, en la hoy denominada calle Bartolomé Mitre, frente al sitio que actualmente ocupa la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad —que en aquel entonces era una humilde construcción con muros de ladrillos cocidos y una sola torre1—, vivía la familia formada por Antonio Ramírez, su esposa Cecilia Fretes y sus hijas María de los Santos y Josefa. Habitaban también el lugar tres mulatillos (Mariano, de 15 años; Francisco, de 17 y Anselmo de 3), la negra Francisca, posible madre de los anteriores, y el pulpero español Juan Franca2.
La casa estaba construida con ladrillos cocidos, techos de teja y pisos de mosaicos. Tenía un pozo para la letrina y otro de agua, fogón y chimenea. En el resto del terreno —de 17 varas de frente por 70 varas de fondo— había un pequeño monte de frutales: 10 naranjos chinos, 2 limoneros, 5 naranjos agrios, 1 peral, 25 parras, 13 durazneros y 1 damasco3.
Pero don Antonio era también propietario, cerca de allí, hacia el oeste —y es el inmueble que nos interesa— de otro terreno de 17 varas de frente al norte por 66 y 1/2 varas de fondo con una casita hecha en él, parte con ladrillos cocidos y parte con ladrillos crudos y con techo de cañas y tejas. Podemos imaginar la pobreza de esa construcción junto a la cual sólo había un hornillo y una higuera. Al fallecer su dueño, esta propiedad fue adjudicada a la viuda.
Estaba terminando el año 1810 cuando, enferma en cama, Cecilia Fretes presintió su próximo fin y decidió otorgar su testamento4; en él manifestó ser viuda de Antonio Ramírez y que de ese matrimonio había tenido dos hijas: María de los Santos, que murió casada con Juan Serantes, “dejando sucesión”, y Josefa, que era viuda y “sin sucesión”. Declaró que, además de la casa en que vivía, el menaje de ella y dos esclavos llamados Juan y María, poseía una casita en la calle Lezica (nombre que en 1808 se le había impuesto a la actual Bartolomé Mitre5), que tenía alquilada a su hijo político, Juan Serantes, en 254 pesos y 7 y 1/2 reales. Instituyó herederos a su hija, nietos y bisnietos; entre ellos estaba Lorenza Serantes a quien se le adjudicó esta propiedad el 26 de setiembre de 1811.
Antes de seguir adelante, queremos hacer referencia a Josefa Ramírez, esa hija sobreviviente de doña Cecilia, que el 26 de junio de 1780 se había casado con Antonio González Varela, aquel cuyo apodo —”Miserere”— se hizo popular en la zona donde hoy está la plaza que lleva su sobrenombre. Junto a su cónyuge, trabajó por la prosperidad de una quinta que adquirieron a los herederos de un tío de aquel y con su esposo donó las tierras donde se levantaría el hospicio y la iglesia de Balvanera. Esta etapa de su vida se cerró al fallecer su marido el 14 de abril de 1801 y acompañarlo hasta su última morada en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad6, frente a la casa paterna, donde también contraería segundas nupcias, diez años después, con Tomás Rebollo.
Pensamos que el fallecimiento de Cecilia Fretes estuvo estrechamente vinculado al disgusto que debe haber experimentado cuando, el 23 de septiembre de 1810, a las 8 de la noche, su hija Josefa fue arrestada en la quinta donde vivía por el teniente coronel Antonio Luis Beruti, al frente de un piquete de 30 hombres, sospechada de participar en un complot contra el nuevo orden imperante a partir del 25 de mayo de ese año7. La detenida recuperó la libertad a los 36 días, gracias a la fianza que prestara su vecino don Manuel Antonio Lago y recién en mayo del año siguiente se le dio por purgado el delito con la prisión sufrida8.
En 1825, aquella nieta de doña Cecilia, Lorenza Serantes, ya casada con Pantaleón Miguens y con su venia, vendió la casita en 400 pesos al presbítero Gregorio Castro, quien la conservó hasta 1833.
En ese año, el mismo en que la parroquia de la Piedad había sufrido un desmembramiento con la creación de la de Balvanera, el Presbítero Gregorio Castro, en agradecimiento por los importantes servicios que doña Micaela Sierra le había prestado en ocasión de una prolongada enfermedad que padeció y aún después de sanarse, le donó el inmueble9.
Doña Micaela había nacido en Montevideo del matrimonio formado por Pedro Sierra y María Escalante y se había casado con Manuel Acosta de los Ríos y San Luis con quien tuvo varios hijos de los cuales, a la fecha de su fallecimiento, ocurrido el 1º de febrero de 1862, sólo sobrevivían dos, pues los restantes habían muerto en su infancia10.
El 12 de agosto de 184811, Micaela Sierra había vendido el terreno a Pedro Mom, marino belga nacido en Bruselas el 3 de abril de 1785, que un día decidió embarcarse hacia el Río de la Plata y aquí, siguiendo su vocación y a bordo de la goleta “Invencible”, comandada por Juan Bautista Azopardo, asistió al combate naval de San Nicolás12 librado contra los realistas el 2 de marzo 1811, donde cayó prisionero.
Cuando logró fugarse y posiblemente alentado por las disposiciones de la Junta gubernativa, se dedicó al corso dentro del río con la chalupa “Ladrona” y en 1814 tomó parte en diversos combates frente a Montevideo. Continuó con una larga historia de expediciones y acciones navales, de triunfos, derrotas y cautiverios, hasta que finalmente, y ya con el grado de capitán, se hizo cargo con carácter interino de la delegación del puerto de las Conchas13. En los años ‘20 del siglo XIX, en ese río que para algunos era el infierno de los pilotos por sus bancos, sus mareas, sus correntadas, sus vientos y su oleaje y que para él parecía no tener secretos, participó con su goleta “Mosca” en la prestación de un servicio de transporte regular entre Buenos Aires y Montevideo14. Don Pedro fue también propietario de un almacén naval que instaló frente a la Aduana15.
Cuando fallecieron Mom y su esposa, Juana María Pelliza, les sucedieron sus hijos Luis, Enrique, Ramón y Policarpo. Este último —que cedió a sus hermanos su cuota parte en la herencia—, tuvo destacada actuación en las revoluciones de 1852 y 1890, en el sitio que el general Hilario Lagos puso a la ciudad en 1853 y en la batalla de Cepeda y fue Juez de Paz de Belgrano entre 1869 y 187316.
En 1878, según el doctor Emilio Coni, la población de la ciudad alcanzaba a 234.029 habitantes, la edificación del barrio había crecido en número y calidad y el nuevo edificio de la iglesia de la Piedad seguía en construcción pero ya se habían cerrado las bóvedas17.
Al comienzo de ese año, el 31 de enero18, los restantes herederos de Pedro Mom, vendieron la finca (edificada en terreno de 14 metros de frente pero de 47 m de fondo, en lugar de 56) a Nicolás Lavarello, quien pagó por ella 215.000 pesos, moneda corriente. En la escritura que con tal motivo otorgaron, se expresó que el antiguo edificio, que sin duda habría construido don Pedro, estaba ubicado en la calle Piedad, entre las de Montevideo y Garantías (actual Rodríguez Peña), antes números 754, 756 y 758, “hoy 758”.
Don Nicolás había nacido en Recco, Italia, y en esa misma población, cuando tenía 34 años, contrajo matrimonio con Paola Albina Moltedo, una jovencita de 16 años, con quien tuvo seis hijos: María Adelaida, Adelaida Juana Ida, Amelia o Emilia, Carmen Serafina, Reinaldo Antonio y Juan José Ernesto. De todos ellos, las dos primeras nacieron en Italia y los restantes en la Argentina y de estos, los dos últimos, en Piedad 758 n.a. (número antiguo).
Lavarello era un hombre de buena posición económica. Cuando murió, entre sus bienes figuraba una casa en la calle Buen Orden (actual Bernardo de Irigoyen) 303 al 318 n.a., otra en la calle San José 367 al 371 n.a., otra en Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) y San José, en condominio con José Lavarello y T. Gutiérrez, un terreno de 66.000 varas cuadradas cerca del pueblo de San Fernando, en condominio con Juan Lavarello, y otro terreno en Villa Garibaldi, Partido de General las Heras. Murió en Génova el 25 de enero de 1885, a los 51 años de edad19.
Un año y medio antes de fallecer20, había vendido la propiedad de Bartolomé Mitre en 690.000 pesos, moneda corriente, a Dolores Quiroga de Obligado. La compradora, que se domiciliaba en la casa cuyos antecedentes venimos relatando y se encontraba temporariamente en San Pedro, era hija de Juan Facundo Quiroga —hijo a su vez del famoso “Tigre de los Llanos”— y de Dominga Guardo y estaba casada con Eugeniano Obligado quien la representó en el acto escriturario con un poder otorgado ante el escribano Alejandro Duval de aquella localidad bonaerense, del cual surgía que el dinero invertido provenía de la sucesión de su padre que había fallecido el 15 de junio de 1881. Su progenitor había seguido también la carrera de las armas y con la jerarquía de teniente mandó el escuadrón de caballería que estuvo apostado a la izquierda de las baterías de la Vuelta de Obligado en la memorable jornada del 20 de noviembre de 1845 contra las fuerzas navales anglo-francesas21.
Dolores Quiroga murió siendo viuda22 el 7 de abril de 1898 por causa de la diabetes que padecía, cuando sólo tenía 46 años. De su matrimonio con Obligado, habían nacido siete hijos: Adolfo Eugeniano, Dolores Eugenia, Julia, Sara, Matilde23, Alejandrina y Emma. Cuando dos años después sus herederos decidieron enajenar el inmueble, el juez ordenó el remate judicial por ser todavía menores de edad las dos últimas hijas nombradas. El inmueble fue tasado en $ 140.000 m/n y la base se fijó en las dos terceras partes de ese importe, designándose a los martilleros Francisco P. Bollini y Cía. Cuatro veces se realizó la subasta y cuatro veces fracasó por falta de postores, a pesar de las sucesivas rebajas de la base. La última se había fijado en $ 55.000 m/n y por esa cantidad, que fuera ofertada con posterioridad al remate por Rosa Andreu de González Calderón, se concretó la venta24. La compradora provenía de la ciudad de Gualeguay, Entre Ríos, donde junto con su esposo, Salustiano González Calderón, y sus seis hijos, constituían una muy distinguida y respetada familia.
Para esa época ya en los alrededores se notaba el progreso: a pocas cuadras, en la manzana de Rivadavia-Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen)-Combate de los Pozos-Entre Ríos, adquirida a Juan, Esteban y David Spinetto, se estaba construyendo el imponente edificio del Poder Legislativo; hacía siete años que se había inaugurado el teatro Rivadavia25 en la calle de este nombre y Paraná; la red tranviaria iba cubriendo el entorno; en la plaza Lorea se levantaba el tanque de aguas corrientes; en Bartolomé Mitre, a la altura de la casa cuyos antecedentes venimos historiando, varios hacendados y profesionales habían edificado sus viviendas; en la manzana que quedaba frente a la Piedad, ya se había construido el pasaje homónimo por encargo de Antonio Gramajo. Un grupo de vecinos solicitaban al diario La Nación que divulgara el estado casi bochornoso en que se hallaba la iglesia, situación que les resultaba inexplicable tratándose de un templo —decían— ubicado en la parte más central de la ciudad, rodeado de teatros y edificios modernos y al que concurren numerosos feligreses26.
Ocurridos los fallecimientos de doña Rosa Andreu y de su esposo, la propiedad fue adjudicada al hijo que llevaba el mismo nombre del padre: Salustiano27. Éste, a su vez, murió soltero el 3 de agosto de 1915 instituyendo herederos a sus diecisiete sobrinos28, entre los cuales se hallaba el doctor Juan Antonio González Calderón, insigne constitucionalista, autor de numerosas obras sobre la materia, miembro de la Academia de Derecho y Ciencias Sociales y de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de nuestro país, de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Filadelfia y de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Madrid, profesor en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de La Plata y de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. También desempeñó el cargo de Diputado Nacional y fue miembro de la Cámara Federal de Apelaciones, cuya presidencia ejerció29.
Los herederos solicitaron al juez de la sucesión la venta del inmueble, que había sido domicilio del difunto tío. El primer remate realizado por los martilleros Bullrich y Cía. fracasó por falta de postores. Se llevó a cabo una nueva subasta con base rebajada, resultando compradores los cónyuges Antonio Dehle y Elisa Buslap de Dehle en $ 254.000 m/n.30
El edificio que todavía subsiste fue construido por el destacadísimo arquitecto alemán Lorenzo Siegerist quien, al dejar Europa, se radicó en el Uruguay y más tarde se trasladó a nuestro país donde realizó varias obras con las que ganó un merecido prestigio.
Entre ellas estuvieron los depósitos que construyera para Hirsch y para Dellazoppa en Perú 569 (o 535?) y en Chacabuco 167 y otros edificios en Suipacha 588, 25 de Mayo 340/50, Pozos 478, Córdoba 2846, Suipacha 1041, México 1478/80, Arribeños 1256, Superín 1949, Sucre 3434, Ocampo y Coster y Florida y Bartolomé Mitre.
Con el paso del tiempo, la casa fue sufriendo muchas modificaciones, entre ellas las que se introdujeron con el objeto de destinarla a la explotación de un hotel que funcionó en el lugar durante largos años. Las grandes habitaciones fueron subdivididas con delgados tabiques y los frescos de sus cielorasos fueron tapados con espesas capas de pintura, amén de otros insensatos cambios.
Llegó por fin el día en que el señor Eduardo Penello31, emprendió la titánica tarea de rescatar la antigua fisonomía de la casa, su valor artístico y arquitectónico y su rica historia para realizar allí un centro cultural. Hizo derribar los mencionados tabiques, rescató frescos, estucados, maderas y herrajes y hasta descubrió un tubo de aljibe datado en 1800 con su fondo revestido con baldosas marsellesas. La situación económica por la que atraviesa el país y una instancia judicial están demorando su concreción.
Hace tres años, la licenciada Dafne Elena Roussos, que visitó la casa actualmente existente con motivo de un trabajo de doctorado que tenía en preparación, describió su interior en los siguientes términos: Al ingresar por la puerta monumental, el hall de mármoles blancos y verdes nos habla de un pasado esplendor. Tres escalones más arriba, en la planta baja, una enorme escalera de mármol blanco nos invita a subir, ya que el pasillo lateral sólo conduce al área de servicios. La herrería de la escalera repite los motivos vegetales del balcón y tiene como detalle un ascensor de mecanismo manual. La madera del pasamanos estuvo finamente dorada a la hoja, así como toda la boisserie del primer piso. En el arranque de la escalera hay dos bases de bronce labrado que hasta hace poco tuvieron globos de cristal.
En el primer piso encontramos una fuente de iluminación natural sorprendente, a través de una lucarna que, en el momento de esplendor de la casa, lució vitrales. Alrededor del gran espacio central conformado por la escalera, se extienden las habitaciones. Siete en este nivel y siete en el segundo nivel. Las tres habitaciones que dan al balcón del primer piso se comunican entre sí mediante arcos, formando un gran salón. Bajo una yesería encontramos un cielorraso estucado y pintado con motivos florales y mascarones. Los tres salones se comunican con la loggia del balcón, que bajo muchas capas de pintura descubrimos tenía también pintura con filetes dorados en forma vegetal32.
Hoy un gran letrero anuncia su remate: sic transit gloria mundi. φφφ
Notas
1- CÁNEPA, Luis, El Buenos Aires de antaño, Talleres Gráficos Lanari & Cía., Buenos Aires, 1936, pág. 321.
2 – Facultad de Filosofía y Letras, Documentos para la Historia Argentina, tomo XI, Territorio y Población – Padrón de la ciudad de Buenos Aires (1778). Buenos Aires, Compañía Sudamericana de Billetes de Banco, 1919, pág. 691.
3- A.G.N. Sucesión de Cecilia Fretes, legajo 5694.
4- A.G.N. Escritura del 8 de noviembre de 1810 ante el escribano Inocencio Antonio Agrelo.
5- Nos dice Vicente Osvaldo Cutolo que la calle Bartolomé Mitre inicialmente se llamó Santa Teresa (1738) y luego fue Piedad o “de la Piedad” en honor de la patrona del templo (1769). Con motivo de la Invasiones Inglesas se le impuso el de Lezica (1808), como homenaje al alcalde de primer voto don Francisco Lezica, por su destacada actuación. En 1822 volvió a su tradicional nombre “de la Piedad” o Piedad. A principios del siglo XX, el Congreso sancionó el cambio de nombre de la calle Piedad por el de Bartolomé Mitre, lo que también hizo una ordenanza del 7 de junio de 1901, (“Buenos Aires: historia de las calles y sus nombres”, tomo II, Editorial Elche, Buenos Aires, 1988, pág. 802.) Conf. Piñeiro, Alberto Gabriel “Las calles de Buenos Aires. Sus nombres desde la fundación hasta nuestros días”, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2003.
6- MELO, Manuel Carlos, “Miserere – Ignorado epónimo de una plaza principal”, Cuadernos de Buenos Aires, Buenos Aires, 1963, páginas 28 y 54.
7- MELO, Manuel Carlos, obra citada, A.G.N. IX-24-5-5, legajo Guerra y Marina Nº 46 Exp. 49.
8- A.G.N. IX-24-5-5, legajo Guerra y Marina Nº 46 Exp. 49.
9- A.G.N. Escritura pasada ante el escribano Laureano Silva en el registro 7.
10- A.G.N. Sucesión de Micaela Sierra, legajo 8195.
11- A.G.N. Escritura pasada ante el escribano Victoriano Vila en el registro 7.
12- Fue el primer combate naval de la revolución, perdido por la inexperiencia de las fuerzas patriotas.
13- CUTOLO, Vicente Osvaldo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Ed. Elche, Buenos Aires, año 1975, tomo IV, pág. 609. YABEN, Jacinto R., Biografías Argentinas y Sudamericanas, Ed. Metrópolis, Buenos Aires, 1939, tomo III, pág. 859.
14- Un Inglés (¿Love, Thomas George?), Cinco años en Buenos Aires – 1820-1825, Ed. Solar/Hachette, Buenos Aires, 1962, pág. 22. Yaben, Jacinto R., Biografías Argentinas y Sudamericanas, Ed. Metrópolis, Buenos Aires, 1939, tomo III, pág. 859.
15- CUTOLO, Vicente Osvaldo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, obra citada, tomo IV, pág. 609. Yaben, Jacinto R., Biografías Argentinas y Sudamericanas, Ed. Metrópolis, Buenos Aires, 1939, tomo III, pág. 859.
16 – CUTOLO, Vicente Osvaldo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, obra citada, tomo IV, pág. 610. MAYOCHI, Enrique Mario, Belgrano. 1855 – Del pueblo al barrio – 1992. Fundación Banco de Boston, Buenos Aires, 1992, pág. 81. CÓRDOBA, Alberto O., Belgrano, Eudeba, Buenos Aires, 1987, pág. 54.
17- LUQUI LAGLEYZE, Julio A., “Las iglesias de la ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires”, Cuadernos de Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1981, pág.128.
18- A.G.N. Escritura pasada ante el escribano Augusto Espinosa en el registro 23.
19- A.G.N. Sucesión de Nicolás Lavarello, legajo 6663.
20- A.G.N. Escritura del 23 de junio de 1883 pasada ante el escribano Cipriano Sires en el registro 13.
21- CUTOLO, Vicente Osvaldo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, obra citada, tomo V, pág. 670.
22- Eugeniano Obligado había muerto en Asunción del Paraguay el 11 de julio de 1891.
23- Matilde murió antes que su madre, siendo soltera y sin hijos.
24- A.G.N. Escritura del 29 de noviembre de 1900 pasada ante el escribano Laureano Carballeda en el registro 40.
25- Actual teatro “Liceo” que también se llamó “Eldorado”, “El Dorado”, “Goldoni” y “Moderno” (Taullard, A. “Historia de nuestros viejos teatros”, Imprenta López, Buenos Aires, 1932, pág. 409.
26- Diario La Nación del 24 de julio de 1900.
27- Sus hermanos eran Juan, Darío, Jacinta, Celina y María González Calderón.
28- Otorgó su testamento el 25 de agosto de 1913 ante el escribano Rodolfo F. Bernardo.
29- Quién es quién, Año 1947, 4ª edición, pág. 424.
30- Archivo de protocolos del Colegio de Escribanos. Escritura de fecha 11 de octubre de 1921 pasada ante el escribano Felipe Sánchez Mendoza al folio 369 del registro 110 de Capital Federal. El instrumento fue otorgado por el heredero doctor Juan Antonio González Calderón en su condición de albacea judicialmente autorizado.
31- Fue Penello quien instó al suscripto para que profundizara la investigación que él ya había iniciado y aportó muchos datos esclarecedores.
32- ROUSSOS, Dafne Elena, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, seminario de doctorado, segundo cuatrimestre de 2001. Análisis Cultural: Teoría y métodos, profesora Beatriz Sarlo. Inédito.
Información adicional
HISTORIAS DE LA CIUDAD. Una revista de Buenos Aires
Declarada de “Interés de la Ciudad de Buenos Aires” por la Legislatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Año VI – N° 29 – Octubre de 2004
I.S.S.N.: 1514-8793
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Categorías: ARQUITECTURA, Palacios, Quintas, Casas, PERFIL PERSONAS, Vecinos y personajes, Vida cívica, Vivienda,
Palabras claves: San Nicolas,
Año de referencia del artículo: 1778
Historias de la Ciudad. Año 6 Nro29