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Constitución

La estación que siempre está

Jorge Quiroga

Plaza Constitución. , C. 1895. La Plaza Constitución y la estación vistas desde la calle Garay. En primer plano se observa el bebedero instalado en la intersección de las calles Lima y Brasil. Archivo General de la Nación

La estación Constitución es un cofre de recuerdos que acompañó la historia de nuestra ciudad. Este artículo hace referencia a su derrotero y cómo fue forjando su estilo que tanto la caracteriza.

El edificio de la Estación Constitución, emblema del barrio, es el sitio en el que miles de pasajeros día a día, recorren sus andenes e inmediaciones, rumbo al sur del conurbano bonaerense. Reunida esa multitud, el lugar se transforma en un cofre de recuerdos, que de alguna forma acompañaron a la historia de esta ciudad.

El desarrollo del Ferrocarril del Sud, emplazado frente a la plaza, constituye su lejano origen allá por 1865. La primitiva estación –sobre la calle Brasil- tenía tres plataformas y sus trenes llegaban hasta el pueblo de Chascomús, distante 114 kilómetros. Los pasajeros accedían en los carruajes de la época, que podían entrar dentro de la estación, a la espera de los vagones que los conducirían a las localidades cercanas. La tarifa moderada permitió, que desde el inicio, el servicio del ferrocarril implantara un modo cómodo y seguro de viajar. Al principio el modesto edificio de dos cuerpos albergaba una línea de tranvías (Tramway) tirados primero por mulas y después por caballos y que desde Moreno y Lima se encargaba del traslado hasta estación. El crecimiento de este ferrocarril pronto reemplazó a las carretas que eran las que llevaban cargas, y a veces viajeros, hasta diversos puntos. Las calles aledañas a la primigenia estación eran de tierra, y abundaban las zonas pantanosas .En esos remotos años, es necesario recordar la instalación experimental de un tren a vapor que fue llamado “El buey “, adaptado para tipo carretero, es decir sin vías férreas, que corría por una huella en dirección de las barracas al norte.

Después de 1880, las autoridades de la firma, ante el aumento enorme de cargas y pasajeros, se vieron en la necesidad de emplazar un edificio más moderno y eficiente. El 1° de enero de 1887, se libró al público la nueva estación, la más grande y lujosa de América del Sur (J. Maroni ). De estilo victoriano, de líneas clásicas, un palacete de tres plantas excepto en la parte central que tiene un piso más. El color rosado de su fachada contrastando con sus buhardillas de pizarra. Los andenes de techo vidriado, sus enormes plataformas, el lugar de las oficinas administrativas, completaban el nuevo edificio que cumplía múltiples funciones. Las calles circundantes fueron pavimentadas y se modernizaron  los comercios y casas que lo rodeaban iniciando una época de prosperidad y progreso para el barrio.

Durante la segunda presidencia de Yrigoyen se construyó el predio al que se accede por la calle Hornos y se ampliaron las plataformas a catorce. Por esos vaivenes que tiene nuestro país fue inaugurado en 1931 por Uriburu – presidente de facto-. En 1948, ya nacionalizado, se lo denominó Julio Argentino Roca. En sucesivos años, al correr del siglo XX, se le efectuaron varias modificaciones y remodelaciones que mantuvieron su estilo. Esperemos que la iniciativa actual respete el pasado.

La Estación Constitución con la belleza de sus líneas impacta a sus habituales usuarios

y destaca como la marca que nos recuerda su vieja historia y esplendor.

Nos caracteriza como barrio, cada vez que pasamos por allí parece que nos despide, pero todos sabemos que la encontraremos al regreso, siempre está allí, frente a la plaza.

Nota Bene: al momento de subir este artículo a la página del Barrio de Constitución, las partes remodeladas de la estación (falta el frente sobre la calle Lima) lucen con todo su esplendor.

 

 

Información adicional

Artículo publicado en el periódico El Grito del Sur el 23 de septiembre de 2012

Categorías: Estaciones de tren, Historia
Palabras claves: Estación Constitución. Bebedero para caballos. Historia.

Año de referencia del artículo: 2012

 

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