Liniers: diversidad religiosa y sanaciones
Consideramos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como una megalópolis religiosa, donde conviven distintas ofertas tanto institucionales como especialistas de lo sagrado/espiritual/energético: el circuito católico de sanación (San Cayetano, San Pantaleón, Nuestra Señora que desata los nudos, San Expedito, sanadores carismáticos), pastores electrónicos, rabinos, islámicos, hinduistas, budistas, escuelas de espiritualidad, new age, y curanderos indígenas. En torno al fenómeno de la sanación se establece una forma de competencia de mercado, que incluye una diversidad de creencias como los pentecostales, la renovación carismática, la new age y los curanderos.
En la zona de la “Pequeña Bolivia,” Liniers, la presencia de la comunidad boliviana es relevante, se visibiliza la gravitación de curanderos de raigambre andina en un mercado religioso con un caudal de público consumidor de bienes simbólicos de sanación. El presente trabajo tiene el propósito de describir la realidad social en torno al fenómeno de las creencias y las sanaciones en Liniers, con entrevistas a referentes barriales.
El barrio de Liniers
El barrio de Liniers se halla ubicado en el borde oeste de la Ciudad de Buenos Aires es reconocido por la actividad del Santuario de San Cayetano y la pujante comunidad boliviana en el sector de la Pequeña Bolivia.
En 1984 el Mercado de Liniers clausuró sus actividades comerciales. El Mercado generaba movilidad en el populoso barrio, además tenía una identidad compartida con Parroquia de San Cayetano y el Club Atlético Vélez Sarsfield. En el barrio de Liniers, el Mercado era una fuente de trabajo para los inmigrantes.
Nelly Pareja[1], Presidente de la Junta Histórica de Liniers, refirió a los trabajadores inmigrantes del Mercado:
“En la inmigración temprana vinieron italianos que trabajaban en las quintas y chacras. El barrio fue creciendo, luego una de esas familias construyó el Mercado, ese terreno estaba destinado a la plaza. En los ´60 los bolivianos empezaron a venir en forma persistente, dentro del mercado estaban los italianos, los changarines eran judíos y judío-polacos escapados de la guerra, los bolivianos estaban en las aceras del Mercado. Después vino el cierre del mercado y con el tiempo devino el shopping.”
En 1990 el Liniers Plaza Shopping Center recaló en el barrio, acorde con los cambios en los modos del consumo aparejados con el posmodernismo atrayendo a la clase media y media alta de la zona oeste.
En la Avenida Rivadavia se encuentra el centro comercial, la mayor concentración de negocios se ubica en las cercanías de la estación de tren y la Avenida General Paz, que se convirtió en un lugar de transferencia entre la ciudad de Buenos Aires y el conourbano oeste bonaerense.
Nelly Pareja comentó sobre el crecimiento del barrio:
“El centro de Liniers se originó en torno a la estación y la Avenida Rivadavia unas cuadras frente a la misma donde están los bancos y el comercio. A partir de la estación comenzó la vida en el barrio, también con San Cayetano que fue fundacional. Antes había otros centros en el barrio: la Plaza Sarmiento en las Mil Casitas, la Plaza Irigoyen. Liniers fue centro durante mucho tiempo. Actualmente, Liniers es el mayor centro de transferencia, con una cantidad de líneas de colectivos que es impresionante, en las adyacencias, con una cantidad de pasajeros.”
Para Lefevbre (1972) el barrio representa el lugar donde el espacio y tiempo de los habitantes toma forma y sentido en el espacio urbano.
Franco Varise (2010) en el Diario La Nación publicó el siguiente artículo: Liniers, tierra de nostalgia y contrastes.[2]
Liniers ha sido un centro comercial y administrativo para los barrios linderos como Lugano con grandes descampados y Mataderos con su aire rural del Matadero y los frigoríficos, con calles sin asfaltar y reseros cruzando el barrio a caballo, graficados por Escardó (1966:24) Lugano y Mataderos conformaban un enclave rural en la ciudad.
En cuanto a las principales colectividades en el barrio de Liniers que se destacan podemos reconocer: de la primera oleada (1860-1930) italiana, española, árabe, judía, portuguesa, segunda oleada japonesa (1945-1960) post segunda guerra mundial) y de las últimas inmigraciones (1980 a la actualidad) china, coreana, boliviana, peruana y senegalesa.
La Pequeña Bolivia
Como referenciaron Díaz-Di Marco (1999) en 1984 se produjo el cierre del Mercado, por lo que un reducido grupo de la colectividad boliviana que trabajaba en dicho lugar se desplazó a la venta en las veredas cercanas al ex Mercado. Posteriormente, algunos de estos vendedores ambulantes que lograron consolidarse económicamente se instalaron en comercios de las adyacencias y luego trajeron a sus familiares asentándose en la zona.
Durante la década de 1990, paulatinamente se incrementó la presencia de la comunidad boliviana en la zona cercana a la Estación Liniers.
A partir del eje de las calles Ramón L. Falcón y José León Suárez, los comerciantes fueron abriendo locales sobre Montiel, Ibarrola, Ventura Bosch y la Avenida General Paz.
La zona de la “Pequeña Bolivia” es un área de enclave de la colectividad que cuenta con un importante entramado comercial. Los fines de semana la feria se convierte en un lugar de reunión y referencia para muchos inmigrantes de la zona del Altiplano. En el llamado “microcentro boliviano” se observa una gran actividad en el área de servicios: estudios jurídicos, agencias de viaje, gestorías, correo internacional, locutorios, locales de reenvío de dinero, etc.
El testimonio de Daniel Niccolini[3], director del periódico Cosas de Barrio destacó el proceso de asentamiento de la colectividad boliviana:
“En su mayoría provienen de Cochabamba y La Paz, de zonas rurales alejadas de los cascos urbanos, tienen otras costumbres, trabajan de sol a sol en plantaciones y al tener muchos hijos, empiezan a ahorrar, a localizarse y a traer a sus familiares. En los ´90 donde está el shopping, el centro comercial, los primeros manteros de la comunidad boliviana, eran muy pocos, tomaron los puestos de los inmigrantes italianos. Después se desplazaron a la calle José León Suárez, donde instalaron los primeros comercios de bolivianos, dedicados a la fruta y verdura, que se empezaron a conocer, porque venían personas que buscaban especias gourmet, el ají locoto picante con sabor del altiplano (sic).Hay restaurantes típicos de hace 20 años, en los programas anuncian el menú: conejo de tejado, empanadas salteñas, etc.
En el microcentro boliviano” vienen personas de todos los lugares, de 17 horas a 5 de la madrugada se hace peatonal, se incrementa el público en los puestos de comida.”
Diversidad religiosa
Como irradiación de lo mágico-religioso frente al Santuario de San Cayetano se concentran: locales de santerías, consultas de tarot y videncia, etc. [4]
De acuerdo con el concepto de Nels Anderson (1981) sobre el fenómeno urbano de agrupación geográfica por similitudes de actividades, identificamos a la zona de Liniers como un mercado especializado que aglutina cultos, adivinos, curanderos, etc.
Rubén Frassia (2017) [5] informante entrevistado (ha sido Vicario en la parroquia San Cayetano entre 1974-1976 y Párroco entre 1984-1992) reconoció la dinámica del mercado de las creencias:
“La gente que viene del santuario y después cae en estos negocios que venden cualquier cosa: para el amor, para Iemanya (deidad de la umbanda), por eso decidimos abrir una santería en el patio delantero de la iglesia que venda artículos católicos a un precio accesible.”
Nelly Pareja comentó el cambio de orientación de las santerías y herboristerías:
“En los ´50 y los ´60 las santerías eran católicas, en los ´70 hubo un decaimiento y en los ´80 aparece el rito umbanda. La clientela de las herboristerías era la gente del interior y del umbanda (que toman cosas y queman otras). En el pasaje Bueras entre Viedma y Byron hay un negocio mayorista de cosas de umbanda, un local enorme que hace envíos a todo el país.”
La emergencia de lo mágico religioso ha sido destacada por Weber (1964) cuando mayor es el peso de la tradición campesina en una civilización, más se orienta la religiosidad popular hacia la magia, de igual modo opinaba Bourdieu (1989); por su parte Parsons (1969) consideraba que siempre que aumentan los factores de incertidumbre puede esperarse que aparezca la magia u otros fenómenos funcionalmente equivalentes.
Desde la perspectiva religiosa Liniers cuenta con una variada presencia de grupos religiosos y cultos que realizan eventos de sanaciones.
En la zona encontramos iglesias pertenecientes al catolicismo, destacándose el Santuario de San Cayetano con una multitudinaria convocatoria del movimiento carismático y una intensa actividad pastoral y social; iglesias evangélicas, pentecostales, adventistas y espiritas.
También se encuentran especialistas sanadores/mediadores de lo sagrado (como los curanderos andinos) que convalidan en sí mismo la gravitación y vigencia del fenómeno mágico religioso.
Con respecto a las iglesias, sectas y cultos competitivos, el público puede elegir entre una amplia gama de ofertas mediante la propaganda por los medios de predicación callejera, contacto puerta a puerta (Testigos de Jehová), comunidades emocionales de sanación y contención (pentecostales de la Iglesia La Mansión Celestial, carismáticos católicos) orientalismo (Perfect Liberty), en fuerte competencia “por las almas” con los curanderos andinos.
La ciudad de Buenos Aires, con su pretendida imagen europea desarticula a los inmigrantes bolivianos, quienes al encontrarse en una situación de desarraigo por la colisión cultural intentan respuestas religiosas.
La comunidad boliviana en su mayoría realiza prácticas religiosas en búsqueda de la sanación física y espiritual en torno al catolicismo de los sectores populares con el culto a la Virgen de Copacabana y la Virgen de Urkumpiña, otros se convierten al pentecostalismo, otros consultan a los curanderos.
El Obispo Rubén Frassia, [6]informante entrevistado (ha sido Vicario en la parroquia San Cayetano entre 1974-1976 y Párroco entre 1984-1992) destacó las festividades de la colectividad boliviana:
“En el Santuario la colectividad boliviana celebraba las festividades de la Virgen de Copacabana, la Virgen de Urkumpiña, con sus trajes típicos, con sus cantos en aymara, de la propia cultura expresaban su devoción religiosa.”
Nelly Pareja comentó la presencia festiva de los bolivianos católicos:
“Entre las costumbres y devociones de los bolivianos: hacen el desfile de la Virgen de Copacabana en José León Suárez, algunas veces hacían en Cuzco. El 25 de julio en San Cayetano hacen una gran misa y ofrendas a Santiago Apóstol.”
Para la iglesia católica Santiago de Bomborí simboliza a Santiago de Compostela, el Apóstol discípulo de Jesús, como mencionamos anteriormente para las comunidad boliviana es el santo del Rayo. Otra devoción es la Virgen del Socavón, es una advocación de la Virgen María que se venera en la ciudad de Oruro, Bolivia, se celebra el sábado de carnaval, es la patrona de los mineros, quienes le piden que no falten riquezas en el socavón de la mina.
Cipriani (1990) halló una nueva manera de vivir la experiencia mágica, la recurrencia a los magos y adivinos en plena concentración urbana sin necesariamente, llegar a percibir una contradicción entre las creencias de tipo mágico y las creencias de pertenencia.
Los curanderos andinos
La presencia de migrantes bolivianos y peruanos acrecienta la existencia de otras prácticas mágico-religiosas como los curanderos y yatiris.
En esta lógica del mercado de bienes de sanación ( Bourdieu, 1989) se observa por una parte las demandas (padeceres y malestares de los clientes).
Los consultantes/clientes solicitan a los especialistas distintas demandas de atención y solución a problemas económicos, desempleo, conflictos familiares, y estrés, que son propias de la sociedad posmoderna, en particular de las grandes urbes. Por otra parte se hallan las ofertas de bienes de sanación (saberes y prácticas del especialista).
En la zona circula la propaganda callejera sobre los curanderos indígenas, que en primer relieve ofrecen soluciones para los problemas del amor. La publicidad presenta las siguientes ofertas: “Poder indio, fuerza indígena, todo lo puede.” “El gran indio Yatiri conoce los secretos y misterios de los trabajos y rituales indígenas.” “Haz volver al ser amado” “orienta sobre su destino amoroso mediante cartas, tarot, foto y líneas de la mano.”
“Indígena boliviana hechicera lee coca y orienta sobre tu destino amoroso. Basta foto, prenda, 100% garantía. “Suerte en el amor, suerte en el trabajo, salud.” “Abrecaminos en tu negocio, limpieza espiritual, salud, quita maleficios, llama ánimos.” “Curo negocios, casa, talleres, oficinas.”
Entre las ofertas curanderiles de convocatoria masiva se destacan las celebraciones rituales andinas. Según nuestros exponentes las comunidades andinas mantienen una tradición cultural expresada en las celebraciones rituales las cuales demarcan el calendario anual. Las principales celebraciones rituales andinas: el 21 de junio es el Inti Raymi, del 1 de agosto al 30 la Pachamama, el 21 de diciembre el Capa Raymi que es último mes que le da gracias a la tierra por todos los beneficios, otra fecha de culto, es el 1 de noviembre o Aya Marca el mes de los difuntos,el 24 de enero y las Alasitas (Fiesta del Ekeko).
En este sentido Nottingham (1964) destacaba la importancia de la magia y la religión en la vida cotidiana, marcando el ritmo anual de las sociedades agrícolas, con una serie de ceremonias mágico-religiosas, danzas y encantamientos, en el caso de la cosecha genera la ocasión para un ritual de agradecimiento.
El culto de la Pachamama. Es una celebración de importancia en la cultura andina, de reconocimiento a la Pacha Mama (Madre Tierra) se celebra el 1 de agosto. La Pachamama (Madre Tierra) hoy en día simboliza a la diosa femenina de la tierra y la fertilidad, dadora y protectora de la actividad (agrícola-pastoril-ganadera-minera, etc) del hombre andino. Durante el mes de agosto, principalmente la primera semana, la celebración de la Pachamama convoca a los creyentes en Liniers para realizar las peticiones a los yatiris mediatizadores ante la Pachamama (Madre Tierra).
Los yatiris bendicen la ofrenda del cliente, hacen la aspersión con alcohol, rezan en lengua andina, dice para que el Tata Inti (Dios Sol) abra los caminos, que vaya bien en la salud, la familia, el trabajo, la suerte, etc.
El día de los difuntos– Es una celebración tradicional importante para la colectividad boliviana en particular que se congrega para realizar rituales de ofrenda a sus seres queridos. La colectividad se moviliza en forma masiva al Cementerio de Flores para rendir culto a los antepasados, esta es una de las influencias europeas de la conquista española. [7]
Las Alasitas. Es conocida como la fiesta del Ekeko es una festividad de masiva convocatoria para la colectividad.
Los días 24 de enero, en varios sitios de Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, la comunidad boliviana celebra la tradicional Feria de Alasitas, la Fiesta del Ekeko, al igual que en La Paz y todas las ciudades con población del altiplano boliviano. Esta tradición de comprar las miniaturas para que los objetos representados se vuelvan reales tiene un efecto intercultural.
Conclusiones
Avizoramos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como una ciudad heterogénea, una megalópolis donde se observa una mezcla de tiempos superpuestos, en la cual emergen las creencias y prácticas religiosas.
Como refería Walter Benjamín la meta del flaneur (el paseante de la urbe) es ver el aura de la ciudad, de los edificios, las esculturas, las mercancías, descubrir lo oculto que hay en ella.
En Liniers, se ve gente que pasea de compras por el Shopping (ex mercado) allí emergen los duendes del pasado, los inmigrantes europeos, los trabajadores bolivianos que llegaron después para quedarse.
En las inmediaciones, los comercios de la Pequeña Bolivia despiden olores de especias y alimentos, una oferta amplia de mercaderías, un mundo de personas moviéndose, se encuentran mujeres (cholas) con sus atuendos típicos; en las veredas los manteros transhumantes exponen sus mercancías como en La Paz (Bolivia), suena la música andina por las galerías comerciales, los televisores emiten grupos musicales y espectáculos de mujeres peleando.
En las esquinas los pentecostales y los Testigos de Jehová luchan por las almas de futuros conversos, enfrente de ellos se ve la presencia de los yatiris con sus augurios y mediaciones dando un colorido especial e imagen de una versión porteña del Altiplano.
Bibliografía
Anderson Nels (1981) Sociología de la comunidad urbana. México: Fondo de Cultura Económica.
Bourdieu Pierre (1971) Génesis y estructura del campo religioso. Revue Francoise de Sociologie. Vol XII.
Bourdieu, Pierre (1989) Espacio Social y Poder Simbólico y la Disolución de lo Religioso. En Cosas Dichas. Madrid: Gedisa.
Cárdenas, Luis Alberto. (2012). Creencias, sanaciones y milagros. Buenos Aires: Biblos.
Cipriani , Roberto. (2004). Manual de Sociología de la Religión, Buenos Aires: Siglo Veintuno.
Gallotta, Nahuel. (2016). La fiesta de los difuntos. Diario Clarín, jueves 3 de noviembre de 2016
Lefevbre, Henri. (1972). La revolución urbana, Madrid: Editorial Alianza.
Nottingham, Katie. (1964). Sociología de la religón, Buenos Aires: Paidos.
Parsons, Talcott. (1999). El sistema social,Madrid: AlianzaEditorial.
Varise, Franco. (2010). Liniers, tierra de nostalgia y contrastes. Buenos Aires: Diario La Nación, 22 de noviembre de 2010.
Weber, Max (1964). La Ética Protestante y el Espíritu del capitalismo, México: Fondo Cultura Económica.
Entrevistados
Rubén Frassia, Obispo de Avellaneda, (ha sido Vicario en la parroquia San Cayetano entre 1974-1976 y Párroco entre 1984-1992).
Daniel Niccolini, director del periódico Cosas de Barrio.
Nelly Pareja, Presidente de la Junta Histórica de Liniers
[1] Informante clave entrevistada.
[2] “….Liniers, tierra de contrastes. Y no es un cliché. Este barrio tradicional, con mucha historia, con hitos y con vecinos orgullosos de vivir allí, combina como ningún otro lugar de la ciudad la fe devocional con el comercio multicultural; la belleza residencial de las “1000 casitas” con la hiperdensidad de la estación del ferrocarril General Sarmiento; el estilo familiar con el descontrol que empezó a apretar fuerte cerca de la General Paz. Abigarrados barrios dentro de otros barrios.”
[3] Informante clave entrevistado.
[4] El Diario La Nación del lunes 22 de noviembre de 2010 publicó el siguiente artículo: Liniers, tierra de nostalgia y contrastes. Franco Varise: “A tres cuadras, al trasponer la transitada avenida Rivadavia al 11.500, una multitud apunta sus intereses en otra dirección: San Cayetano, San Jorge, el Gauchito Gil, San La Muerte, umbanda. Las vidrieras de las santerías de la calle Cuzco, frente a la iglesia de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, explotan paradójicamente imágenes paganas.”
[5] Informante entrevistado.
[6] Informante entrevistado.
[7] El Diario Clarín del jueves 3 de noviembre de 2016 publicó el siguiente artículo: La fiesta de los difuntos. Viaje al interior de un ritual multitudinario: honrar a los muertos en el cementerio. Nahuel Gallotta. Un día especial en Flores. La tradición tiene aquí un fuerte arraigo en la colectividad boliviana. El 2 de noviembre, el cementerio de Flores tuvo la presencia de unas 15 mil personas que de acuerdo con su tradición cultural cumplieron con el ritual de ofrendar comida y música a sus difuntos.
Información adicional
Categorías: Comercios, Colectividades, Inmigración
Palabras claves: Liniers, pluralismo religioso, creencias, sanaciones
Año de referencia del artículo: 2017
2do congreso