(Sassone, 2007: 23)
Liniers
El barrio de Liniers es uno de los 48 que conforman la C.A.B.A. Su territorio se encuentra delimitado por las siguientes calles: Av. Emilio Castro, Av. Gral. Paz (deslinde Capital-Provincia), Av. Juan B. Justo, empalme sureste de la Av. Juan B. Justo con la Av. Álvarez Jonte, Manuel Porcel de Peralta, Av. Juan B. Justo, Av. Bacacay, Irigoyen, vías del ex FF.CC. Gral. Sarmiento, Anselmo Sáenz Valiente, Albariño.
Liniers posee las características de los barrios periféricos de la ciudad: se encuentra lejos, tanto del puerto como del centro histórico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A principios del siglo XX, esta condición convertía a Liniers en un barrio con una baja densidad de población. Sin embargo, la oferta laboral generada a partir de diferentes obras arquitectónicas y de infraestructura, promovió el asentamiento de nuevos habitantes. Hacia 1910, el barrio comienza a crecer a la par de la migración europea, aumentando su población, compuesta mayoritariamente por obreros que se insertaron como mano de obra asalariada. En 1911, y gracias al tranvía eléctrico, las distancias entre Liniers y el resto de la ciudad se reducen. La estación ferroviaria de Liniera también contributó en este aspecto brindando un gran impulso a la zona (Díaz y Dimarco, 1999; Messina, 2001). 1
Otra de las medidas que promovieron el desarrollo del barrio por aquel entonces fue la Ley Cafferatta (1913), destinada a la construcción de viviendas económicas en la C.A.B.A.2 Dicha ley posibilitó que las viviendas fueran accesibles para empleados y obreros. Las casas construidas en Liniers a partir de esta iniciativa constituyen lo que hoy se conoce como las “Mil Casitas” (Díaz y Dimarco, 1999; Messina, 2001).
Estamos en condiciones de afirmar, por lo tanto, que los orígenes del barrio de Liniers se encuentran estrechamente vinculados al Ferrocarril y a los migrantes que llegaron a la Argentina en el período del gran movimiento de masas proveniente de Europa, especialmente previo a la Primera Guerra Mundial. El proyecto político promovía principalmente la llegada de migrantes europeos con el objetivo de fortalecer el crecimiento demográfico y el desarrollo económico del país.
Por otra parte, en 1929 comienza otra obra que potencia el desarrollo del barrio: el entubado del arroyo Maldonado, dicho emprendimiento sirvió como solución a los múltiples problemas que ocasionaba el curso del arroyo a través de una ciudad que se extendía cada vez más. Cuando hubo finalizado el entubado, se construye sobre él una amplia calle, transformada en 1936 en la actual avenida Juan B. Justo (Díaz y Dimarco, 1999; Messina, 2001).
Es así que, dada la cantidad de obras públicas ejecutadas a principios del siglo XX y las facilidades que brindó la Ley Cafferatta, el barrio de Liniers se convierte en un lugar próspero para los trabajadores y sus familias.
En la actualidad, el barrio se caracteriza por estar atravesado por múltiples medios de transporte: tren, colectivos -más de 40 las líneas-, taxis, remises, combis y colectivos de larga distancia. Además cuenta con un con un extenso centro comercial que constituye un paso “obligado” para todas las personas del Oeste de la provincia de Buenos Aires que se dirigen hacia Capital y viceversa. 3 El centro comercial está conformado por diversas galerías, comercios y el shopping Plaza Liniers. Sin embargo, desde hace unos años, un nuevo territorio comenzó a cobrar una gran importancia en el ámbito comercial. Algunos denominan a este lugar como: La Pequeña Bolivia, La Feria Boliviana de Liniera, El altiplano de Liniera, El Bolishopping o El Microcentro Boliviano de Liniers. Esta última denominación es impulsada por diversas organizaciones sociales de la “comunidad boliviana”, el nuevo territorio se extiende a lo largo principalmente de la calle José León Suárez y alrededores, convirtiéndose en un punto de referencia para la comunidad boliviana de la C.A.B.A.
Hitos Territoriales
Para identificar el proceso de transformación barrial hasta la conformación del Microcentro Boliviano, se identifican tres lugares de referencia que marcaron el estilo y el ritmo de vida del barrio a lo largo de su historia. En primer lugar, el Mercado de Frutas y Verduras de Liniers, que albergó, entre otros, a los primeros trabajadores de la “comunidad boliviana”. Luego del cierre del mismo, y sobre su estructura, se construiría el segundo lugar emblemático: el Shopping Plaza Liniers. Mientras este proceso se llevaba a cabo y teniendo en cuenta que fueron 6 años de obra, los trabajadores y las trabajadoras de la “comunidad boliviana” encontraron un sitio para instalar sus emprendimientos comerciales: la calle J. L. Suárez, convirtiéndola en el tercer lugar de referencia.
A continuación, se describen y analizan algunas de las causas y coyunturas que convirtieron a Liniera en un lugar clave para la “comunidad boliviana”.
Del Mercado y la Feria al Shopping
Con el paso del tiempo y a raíz de los cambios que experimentó el barrio, Liniers fue transformándose en un gran centro comercial. Su posición geográfica –potenciada por la diversidad de medios de transporte- resultó clave para el éxito de todo tipo de emprendimientos comerciales. En 1923, en la manzana delimitada por Av. Rivadavia, Montiel, Ramón Falcón y J. L. Suárez, fue inaugurado el Mercado de Frutas y Verduras de Liniers.
El objetivo de este proyecto fue descentralizar el Mercado del Abasto, que ante el crecimiento de la Ciudad de Buenos Aires se encontraba demasiado próximo al centro histórico. Esta situación generaba inconvenientes en el tránsito y la higiene de la zona (Cosas de Barrio, abril de 2004, Año XIV, Nº29).
El Mercado de Liniers estaba dividido en dos sectores: el mayorista y el minorista. Allí trabajaban puesteros, en su mayoría migrantes de origen europeo. Mientras el Mercado se mantuvo en actividad, fue tanto un punto de referencia para todos los vecinos como un lugar conflictivo. El Mercado de frutas y verduras implicaba: movimiento constante de carga y descarga de productos, circulación de gente que realizaba sus compras y una gran cantidad de desperdicios orgánicos, entre otras cosas (Cosas de Barrio, abril de 1993, Año III, Nº 25). Las condiciones de higiene de los alrededores era uno de los temas que generaba la preocupación de los vecinos. Así lo expresa Lezcano, fundador de la asociación Amigos de Liniers –Comerciantes y Vecinos y Presidente del Consejo de seguridad y convivencia vecinal:
“(…) si vos hablas con gente mayor, Liniers era peor antes. Una persona de 80 años te dice que caminar por Ramón Falcón, donde está el Shopping, era nauseabundo, porque ¿qué pasa?; eran los tanos que venían con sus carros, con sus chatas, ahí se vendía la verdura, la fruta, los cajones en la calle podridos, con el sol, la bosta de caballo (por el carro), acá en la esquina (en la casa que venden uvas), se ponían en la esquina, todo el día. Los tanos todo el día con la maquinita dándole a la uva, haciendo vino en la calle. ¡Qué me van a contar lo que era esto! (…)”. (Entrevista a Lezcano)
Por su parte, Iván, ex miembro de la Junta de Estudios Históricos de Liniers e historiador del barrio, sostuvo lo siguiente acerca de los alrededores del Mercado:
“(…) todo lo que rodeaba al Mercado era un problema, la basura, los changarines, los camiones de descarga por las noches […] y los vecinos tiraban la bronca por la mugre que generaba el mercado”. (Entrevista a Iván)
Ambos relatos coinciden en que uno de los grandes problemas del Mercado de Frutas y Verduras de Liniers era el manejo de los residuos orgánicos que se generaban allí.
Paralelamente al Mercado, la Feria de Liniers -inaugurada en 1948- fue otro de los focos comerciales del barrio. Comenzó funcionando en forma itinerante con 20 puestos que se armaban y se desarmaban, los cuales en sus inicios, se instalaban sobre la calle J. L. Suárez. Sin embargo, la Feria pasó por diversos lugares hasta situarse en forma permanente y con 270 puestos- sobre la Av. Gral. Paz entre Tuyutí y Ventura Bosch (Cosas de Barrio, abril de 1993, Año III, Nº 25).
En el transcurso de la década de 1980 ambos emprendimientos cerraron sus puertas: el Mercado, en 1984 y la Feria, en el año 1986. Es justamente en los años previos a los cierres de ambos emprendimientos que comienzan a arribar los primeros trabajadores provenientes de países limítrofes. Ellos encontraron en el Mercado y la Feria, lugares en los que podían desarrollar sus actividades comerciales. Vale señalar que una de las principales fuentes de trabajo de la “comunidad boliviana”, es la horticultura (Benencia, 2009; Laborde, 2011). Gran parte de los migrantes bolivianos comenzaron a trabajar como peones rurales en quintas ubicadas en el Gran Buenos Aires. Progresivamente, fueron incorporándose a los procesos de comercialización ingresando en ferias y mercados de frutas y verduras. En consecuencia, muchos de los trabajadores rurales y sus familias comienzan a encargarse de todo el proceso productivo hortícola.
Gertrudis, la tía de Carlos (dueño del Restaurant Jamuy ubicado en la calle J.L. Suárez), fue una de las primeras migrantes bolivianas en comenzar a trabajar en Liniers. Ella poseía un puesto en el Mercado de Frutas y Verduras, así lo recuerda su sobrino:
“(…) como estaba el Mercado de acá, el Mercado de Liniers, veníamos comprábamos fruta, verdura, lo que no conseguíamos en otro lado lo comprábamos acá. Y bueno, así se fueron dando las cosas, se cerró el Mercado, mi tía ya tenía puesto ahí (…)”. (Entrevista a Carlos)
Al igual que Gertrudis, muchos migrantes bolivianos se instalaron en el Mercado y en la Feria a través de puestos de venta de frutas y verduras. No obstante, cuando ambos emprendimientos cerraron sus puertas, los comerciantes se vieron expulsados de su lugar de trabajo. Este hecho provoca el comienzo de un proceso de reconfiguración del centro comercial de Liniers. Los trabajadores bolivianos debieron crear nuevas estrategias comerciales para adaptarse al cambio de escenario.
En este contexto, el comercio callejero se presenta como una alternativa. Sergio es un comerciante argentino del barrio que durante todo el proceso de cierre del Mercado y la Feria atendía una joyería en la intersección de las calles J. L. Suárez e Ibarrola.3 Es decir que fue testigo del inicio y el aumento de la venta callejera en Liniera. La presencia de migrantes bolivianos en las veredas del barrio, a raíz de su trabajo en la venta ambulante comenzó a visibilizarse. El testimonio de Sergio permite comprobar que las primeras en lanzarse al comercio de venta ambulante callejera fueron las mujeres:
“Los bolivianos empezaron trabajando en el Mercado de Liniers como changarines y como puesteros, no me acuerdo en que año, pero creo que hace más o menos 25 años. Los bolivianos empezaron haciendo trabajos muy bajos, de negreros, prácticamente los explotaban. Como changarines y alguno con suerte como puestero. Cuando cierran el Mercado de Liniers, para edificar un shopping […] Liniers se muere. El centro comercial de Liniers se muere, le gana Morón, le gana San Justo, le gana Ramos Mejía, le gana Flores y se empieza a caer. Los bolivianos empezaron justo en la línea de frontera de Capital y provincia, que es la Av. General Paz. Empezaron a sentarse ahí las mujeres generalmente, en el piso, a vender fruta verdura y algunas, ropa interior”. (Entrevista a Sergio)
En síntesis, luego de 61 años de actividad comercial ininterrumpida, en 1984, el Mercado de Frutas y Verduras de Liniers cerró sus puertas. Por ende, la mayor parte de los trabajadores perdieron su puesto de trabajo. Algunos debieron reubicarse y seguir trabajando en el barrio, otros mudarse al Mercado Central. En la misma estructura, y luego de 6 años de obra, abrió sus puertas un nuevo emprendimiento comercial: El Shopping Plaza Liniers.
La calle José León Suárez o el Microcentro Boliviano
“Los espacios identificados con la bolivianidad se han multiplicado en los últimos años”.
(Grimson, 1999: 4)
La calle J. L. Suárez se transformó rápidamente en la receptora de los puesteros y changarines bolivianos, que llegaban buscando una alternativa al cierre de sus lugares de trabajo.
Sobre este tema se refirió Carlos en una de las entrevistas realizadas:
“Mi papá era carpintero, pasó a la albañilería, que es muy común un boliviano albañil. Después a mi mamá siempre le fue bien, mi mamá vendía ajo en la calle, prácticamente de joven a los doce o trece años, vendía en la calle y prácticamente, el esfuerzo de mi vieja más lo que aportaba mi papá fue lo que hizo que se independizaran de todo y pusieran un negocio. Ese negocio fue creciendo […] de vender en una feria ambulante y de ahí se dio que como estaba el Mercado de acá, el Mercado de Liniers, veníamos comprábamos fruta, verdura, lo que no conseguíamos en otro lado lo comprábamos acá. Y bueno, así se fueron dando las cosas, se cerró el Mercado, mi tía ya tenía puesto ahí y cuando se iban cerrando se mudó acá a José León Suárez al 110. Nosotros seguíamos en las ferias, para esa época, te estoy hablando del año ‘85, ‘86; prácticamente en esta cuadra no había nadie. Se vendían muebles, antigüedades, cualquier otro rubro, menos lo que ves ahora. Bueno, mi tía fue una de las primeras, porque cuando cerró definitivamente el Mercado, los que eran comerciantes mayoristas, los grosos, grosos, se fueron, se fueron al Mercado Central, se fueron a otro lado. Quedaron algunos que se fueron instalando acá, que a su vez en conjunto con los quinteros bolivianos fueron vendiendo, algunos en la calle, hasta que acá [se refiere al restaurant JAMUY ubicado en J. L. Suárez al 100] el dueño original de esta propiedad, lo alquiló y acá se armó como un mercado, un mini mercado pero con el 99% de verduleros bolivianos, quinteros, productores bolivianos. De Escobar, de La Plata, venían acá”. (Entrevista a Carlos)
El entrevistado relata que su tía pudo asentarse en un local de la calle J. L. Suárez. No obstante, por aquella época no eran muchos los bolivianos que tenían esta oportunidad. En el local, donde hoy funciona el restaurant JAMUY (J.L. Suárez al 100), funcionó durante los años posteriores al cierre del Mercado un mini-mercado. La original propuesta permitió que los quinteros bolivianos –provenientes del conurbano bonaerense- pudieran palear la crisis que supuso el cierre de su lugar de trabajo.
La calle J. L. Suárez se convirtió en un lugar alterno para los migrantes bolivianos. La asociación entre quinteros y comerciantes en torno al mini-mercado, posibilitó la continuidad de la actividad comercial de los bolivianos en Liniers.
Los trabajadores bolivianos no sólo comenzaron a frecuentar Liniers por cuestiones laborales; sino que el barrio mismo se convirtió en una alternativa para vivir. Muchos migrantes bolivianos alquilaron o compraron en los alrededores de la calle J. L. Suárez.
Palabras Finales
El barrio de Liniers se ha convertido en un lugar de referencia para la comunidad boliviana en la C.A.B.A. Los migrantes bolivianos han resignificado los alrededores de la intersección de la Avenida Rivadavia y la calle J.L. Suárez denominando este territorio como Microcentro Boliviano. A lo largo de las páginas precedentes se identifican algunos antecedentes que permiten comprender el proceso de este fenómeno, subrayando el vínculo existente entre el Mercado de Frutas y Verdura y la actividad comercial de la “comunidad boliviana” basada principalmente en el comercio de hortalizas.
Notas
- El “Ferrocarril Oeste”, que cambió su nombre en la década de 1940 por el de “Ferrocarril Presidente Sarmiento”, realiza su recorrido desde la estación Plaza Miserere (Barrio de Balvanera) en paralelo a la Av. Rivadavia, atravesando la ciudad de Este a Oeste. La estación Liniers es la última de este ramal dentro de la C.A.B.A.
- El Estado impulsó la creación de barrios económicos durante la Primera Guerra Mundial para mejorar las condiciones de vida de miles de familias que vivían hacinadas en conventillos. En 1915, se comenzó con la construcción de viviendas “cómodas e higiénicas” a partir de la sanción de la Ley Nacional de Casas Baratas, conocida como Ley Cafferatta (nombre del diputado que la propuso). Otros barrios que cuentan con este tipo de construcción son: Floresta, Flores, Parque Chacabuco y Villa Santa Rita. En: http://edant.clarin.com/diario/2004/09/12/laciudad/h-05618.htm
- Dicha esquina es hoy el epicentro del “Microcentro Boliviano de Liniers”. En la actualidad, allí se encuentra funcionando un local de Western Union –empresa que se ocupa de realizar envíos de dinero al exterior-.
- Para ampliar la información sobre medios de transportes y caminos en Buenos Aires recomiendo la lectura del informe “Liniers: una encrucijada de caminos en el oeste de la Ciudad de Buenos Aires” escrito por Francisco Álvares, Director del periódico on-line El recopilador en 2004. En: www.elrecopilador-online.blogspot.com
Bibliografía
BENENCIA, Roberto 2009. “Inserción de bolivianos en el mercado de trabajo de la Argentina”. Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos LASA. Río de Janeiro, Brasil, del 11 al 14 de junio.
DIAZ, Honorio y DIMARCO, Ángel 1999. Liniers: pasado y presente. Buenos Aires. Plexo.
GRIMSON, Alejandro 1999. Relatos de la diferencia y la igualdad los bolivianos en Buenos Aires. Buenos Aires, Felafacs- Eudeba.
LABORDE, Soledad 2011. “La alteridad inmigrante en la ciudad del siglo XXI: nuevas formas de construcción del espacio público”. En: CS, Nº 7 – Enero/Junio. 19-43.
MESSINA, Ignacio 2001. Liniers contame tu historia. Buenos Aires, Atlántida.
SASSONE, Susana María 2007. “Migración, territorio e identidad cultural: construcción de “lugares bolivianos” en la ciudad de Buenos Aires”. Población de Buenos Aires, octubre, año/vol. 4, número 6. Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires Buenos Aires, Argentina pp. 9-28.
Fuentes
Cosas de Barrio, abril de 1993, Año III, Nº 25
Cosas de Barrio, abril de 2004, Año XIV, Nº29
Información adicional
Categorías: TEMA SOCIAL, Colectividades
Palabras claves: bolivianos
Año de referencia del artículo: 2012
11mo Congreso