Este es el nombre de un exquisito libro de poesías que publicó la Junta de Estudios Históricos de San José de Flores en 1996, obra de la profesora Lila Duffau de Rabaudi. Docente, historiadora, escritora galardonada con diversos premios, Lila fue miembro de numerosas instituciones culturales, entre ellas la Asociación Patriótica de San José de Flores y la Junta de Estudios Históricos. De su vasta producción, dedicada a investigar temas diversos, sobresalen coloridos artículos sobre las quintas, escuelas, poetas, escritores y personajes ilustres de Flores. Ella que amó tanto al barrio, no pudo llegar a festejar su bicentenario, falleció el 21 de abril de este año. Hemos querido tributarle nuestro homenaje póstumo transcribiendo cuatro de sus poemas más inspirados.
Viejas quintas que no están
Las quintas perfumadas del pasado
envueltas en la luz de las mañanas,
galerías, aljibes, las ventanas,
son para Flores el mejor legado.
Aunque no estén y todo haya cambiado,
aunque no se vislumbren filigranas
de portones y verjas, ya son vanas
mis ansias. Pasó un viento desolado.
¿El pulso no tembló cuando cayeron
los árboles, patriarcas centenarios?
Se fue la luz, las aves se murieron.
¡Quintas de ayer! Caminos que se fueron,
el infaltable piano, los armarios,
las flores como nunca más se vieron.
Todo pasó. El barrio tiene heridas,
vestigios del ayer, idilios, sueños.
En un lugar del aire, viejos leños
dan calor, como en horas ya vividas.
Creo ver senderos y avenidas,
Recodos deslumbrantes, los ensueños
en las horas de gorriones sin dueños,
entre las madreselvas florecidas.
No se sienten perfumes ni alegría,
los árboles no están, ni los malvones.
Como fantasmas volverán un día.
Palabras a mi Barrio
Barrio que fuiste guardián y testigo
con la historia de pie, con tus pilares,
con tus calles, tus plazas, tus altares,
de los añosos árboles, amigo.
A lo tradicional le das abrigo
y se perciben llantos seculares,
surgiendo de la reja y los azahares,
la magnolia, la fuente y el olivo.
Tienes un sello que es inimitable,
entras hondo en el alma de la gente
con tu aire señorial, dulce y amable.
No es contradicción y diferente,
hablar de tu virtud más destacable
uniendo tu pasado y tu presente.
Quinta de Marcó del Pont
Misteriosos lugar, ¿qué te ha pasado?
¿Quién maltrató tu estampa y señorío?
No fue vejez tan sólo. El desafío
de otro lado llegó y fue pecado.
La cruel indiferencia ha devastado
como si fuera un tumultuoso río,
el parque, los salones y hoy un frío
te penetra y recorre tu costado.
Tu entraña está herida. Muerte lenta
padeces, casaquinta centenaria
y todo es desazón, dolor, afrenta.
No pudiste quedar estacionaria,
cuidada con amor, con fe que alienta.
Hoy al pasar elevo una plegaria…
En Primavera
Nací en septiembre…
Un cielo siempre azul para mi vida
alzaba Flores, mi barrio, con las huellas
que de noche dejaban las estrellas
y velaba una lámpara prendida.
Ni los largos veranos consiguieron
en las sierras y playas olvidarme,
que mi casa brindaba al alejarme
encantos que del todo no se fueron.
Por eso sigo hoy como si fuera
multiplicando noches por la senda.
Por eso Flores me dará la ofrenda
de morir en su seno en primavera.
Información adicional
Año VII – N° 36 – junio de 2006
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: PERSONALIDADES, Escritores y periodistas, Arte, Biografías, Historia
Palabras claves: Escritora, Poemas, Libros, Lila Duffau, Literatura
Año de referencia del artículo: 1996
Historias de la Ciudad – Año VI Nro 36