“Señoras y señores: La Sociedad Radio Argentina les presenta el festival sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, la soprano argentina Sara César, el barítono Rossi Morelli y los bajos Cirino y Paggi, todos bajo la dirección de Félix Weingartner, secundados por el coro y orquesta del teatro Constanzi de Roma.”
Esas breves palabras las pronunció despaciosamente Enrique Telémaco Susini el 27 de agosto de 1920 a las 21,06 horas en el Teatro Coliseo. Palabras que solo cincuenta privilegiados pudieron escuchar captadas por sus aparatos de radio a galena.
Esa limitada verbosidad marcó el nacimiento, la inauguración y el principio de la radiodifusión con continuidad. Efectivamente, fue la “radio” que continuó luego hasta hoy repitiendo su mensaje por el mundo. Por tal motivo el Primer Congreso Internacional de Radio, realizado en nuestra ciudad en 1934 con la asistencia de cuarenta países, proclamó el 27 de agosto como Día Mundial de la Radio.
La Sociedad Radio Argentina realizó luego emisiones desde los teatros Colón y Odeón, la confitería París -de la esquina de Libertad y Marcelo Torcuato de Alvear- y desde el lujoso cabaret Abdullah Club, en el subsuelo de la Galería Güemes, en la calle Florida. Esta emisora adquirió más tarde una característica y se la conoció entonces como LOR Radio Argentina, actualmente es LR2. Sus antenas se encontraban instaladas en los altos del edificio de la firma de remates Guerrico y Williams, en la calle Cerrito entre Santa Fe y Marcelo T. de Alvear.
La sociedad estaba compuesta por Enrique Telémaco Susini, César J. Guerrico, Miguel Mujica y Luis Romero. Merced a ellos y a la feliz transmisión de una ópera la radiotelefonía quedó virtualmente fundada en nuestro país y en el mundo, pues sólo el 2 de noviembre de 1920, o sea 67 días después, la estación KDKA de Pittsburgh, Estados Unidos, perteneciente a la Westinghouse & Manufacturing Co. emitió un reportaje realizado al candidato presidencial republicano Warren G. Harding.
Ecos de la transmisión en la prensa
Al siguiente día de aquella transmisión inicial, el diario “La Nación” en un suelto titulado “Una audición llovida del cielo —Parsifal a precios popularísimos’’—, señalaba el prodigio que acababa de concretarse: “Es posible —decía— que mucha gente ignore una cosa simple, y a un mismo tiempo maravillosa. Disimuladas entre chimeneas, tubos de respiración, soportes de hilos telefónicos y cables eléctricos, desparramadas por los techos de las casas de la ciudad, sensibles y alertas, hay un buen número de antenas de radiotelefonía. Corresponden a otros tantos aparatos receptores transmisores de la onda marconigráfica, de uso particular y autorizados todos.
“Alguien tuvo la feliz ocurrencia de colocar en lo alto del Coliseo un micrófono potente. Y anoche una onda sonora onduló vernicular, de armonías, las más caprichosas, ricas, grávidas de nobles emociones en la ciudad entera.
“Y por tres horas, no sólo los iniciados en el secreto, sino cuantos por razones de oficio o en virtud de casualidad, marinos de barcos que poseen aparatos operadores de estaciones radioeléctricas, esclavos todos de la escucha tuvieron el regalo de “Parsifal”, la obra maestra de Wagner que se interpretaba en el teatro precitado.
“Diversas capitales cuentan con una organización que se titula “teatrotón”, cuyos abonados, mediante un aparato telefónico disfrutan de audiciones musicales, de conferencias y discursos, lo de anoche fue algo más que eso: a la maravilla científica, sumóse la delicadeza conmovedora que entrañó el pensamiento de quienes lanzaron al espacio, sin finalidad interesada alguna, todo el teatro estético que se encierra en la partitura de Wagner.
“Buenos sembradores, echaron puñados de emoción al espacio para que la recogiesen cuantos de ella pudiesen tener hambre y sed. Y a fe que los beneficiados habrán podido creer que esas notas divinas venían del cielo…”.
Con respecto a la transmisión efectuada desde el Teatro Coliseo, un editorial de “La Prensa”, del 13 de junio de 1924, escrito con motivo de la negligencia oficial en la reglamentación de las radiodifusoras hace referencia a “las seguridades dadas por lo aficionados que realizaron la experiencia, de que esa transmisión de ópera señala un récord de prioridad en el mundo, ya que fue ejecutada antes de que en la ciudad de Chicago se iniciaran las primeras transmisiones musicales. Esta ciudad norteamericana, es como se sabe, la primera que en el mundo propaló audiciones de música. Cuando comprobamos que estos datos son fidedignos, y nos adentramos en la profunda significación que aquella experiencia tiene para la historia radiotelefónica del mundo no podemos menos que recordar, aquí, aquella transmisión que iniciando una era de actividades radiodifusoras continuadas, fundaría virtualmente en nuestro país la broadcasting como institución de cultura pública.
“Como queda dicho ya, luego que este grupo de aficionados lograron el éxito mencionado, se inicia, a la vez que la radiodifusión pública en la Argentina, la radiodifusión musical en el mundo.”
Expresión social de la radio
Indudablemente la radio surgió bajo el impulso vital de una consigna de muchos que de un extremo a otro del mundo ansiaban la novedosa comunicación a distancia. La radiotelefonía demostró su valor y ventajas como medio de educación, comunicación y propaganda. Se advirtió simultáneamente, que la palabra hablada era en ciertos casos, más convincente que la escrita y que se integraba directamente en la mente de los oyentes.
Si resulta difícil ubicar con certeza las fechas históricas de ciertos acontecimientos que cambiaron el ritmo y el cariz de la vida de miles de personas, con el nacimiento de la “afición radiotelefónica” esa duda no existe: fue el 27 de agosto de 1920, en Buenos Aires.
No pareció ser más que un entretenimiento; un juego que utilizaba el invento de Guillermo Marconi para transmitir y recibir a través del éter las ondas hertzianas, pero el tiempo transformó el hobby de los llamados “locos de las azoteas” en algo imprescindible en los hogares. Los receptores presidieron las mesas de muchas familias con su música, sus noticias, sus radioteatros, sus cómicos, sus partidos de fútbol y sus obras teatrales transmitidas directamente desde los escenarios porteños.
Tras el advenimiento de la radiotelefonía comercial la actividad radiofónica cobró creciente importancia y los acelerados progresos técnicos trajeron un marcado mejoramiento de las transmisiones, tanto en nitidez como en alcance. Surgieron entonces, programas de verdadera repercusión entre el público y ya para fines de la década del 20 y durante toda la siguiente, la radio alcanzó una popularidad inimaginable pocos años antes.
Las transmisiones comenzaban por la mañana y se prolongaban hasta pasada la medianoche en un permanente contacto con el oyente, a punto tal que hubo noticias y avisos comerciales que llegaron a ser arquetípicos, con una modificación en los usos y costumbres que afectó los hábitos personales e hizo que la gente se lavara los dientes tres veces por día con tal o cual dentífrico, o usara un jabón para la ropa; otro para higienizarse y un tercero en escamas para la ropa interior, recomendados por estrellas y astros del cine o bien por los propios locutores. Los niños, por su lado, debieron tomar su leche Toddy o Cocobay mientras escuchaban las aventuras de Tarzán.
Este constante progreso técnico, artístico y profesional, tuvo un innegable incidencia en todos los estratos sociales, con influencia sensible en la vida hogareña argentina ofreciéndose como una cotidiana fuente de información disponible a toda hora con solo pulsar una simple perilla.
LRI Radio El Mundo
La aparición de esta radio fue un acontecimiento que conmovió al ambiente porteño. Inaugurada el 29 de noviembre de 1935 contó con la presencia del presidente de la Nación, General Agustín P. Justo, y destacadas personalidades. A las 20,30 horas las notas del Himno Nacional interpretado por la orquesta sinfónica dirigida por el maestro Juan José Castro, marcaron la iniciación de la emisora, propiedad de la Editorial Haynes.
Se transmitía desde el estudio A con capacidad para quinientas personas. En primera fila estaban el presidente Justo, su esposa Ana Bernal de Justo, y los señores Harry Wesley Smith, presidente de la Editorial Haynes, Carlos Muzio Sáenz Peña, director del diario El Mundo, y Enrique del Ponte, director artístico de la emisora.
Las palabras inaugurales estuvieron a cargo de este último: “Conocemos -dijo- la mágica influencia de la palabra, no ignoramos la bondad de un ejemplo sano ni el mal que pueden provocar los malos ejemplos. Hemos aprendido a precisar lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer desde la radio.”
En los estudios de la calle Maipú 555, primer edificio construido en el país con los adelantos necesarios que respondían a todas las exigencias de la técnica radiofónica del momento, funcionó la primera emisora que simultáneamente transmitía en ondas larga y corta siendo así la primera radio argentina capaz de ser captada en todo el mundo; contaba para ello con una antena de 162 metros de altura instalada en San Miguel.
Poco después de haber comenzado sus transmisiones, Radio El Mundo ya se destacaba por la notable calidad de sus programas. Ante sus micrófonos desfilaron artistas de sumo relieve, tanto nacionales como extranjeros, a los que solía dar marco la orquesta estable de la emisora, dirigida por el maestro Juan José Castro.
Vinieron en ese tiempo la orquesta de música popular cubana de Ernesto Lecuona y el tenor mexicano Juan Arbizu. Las auras populares porteñas estuvieron representadas inicialmente por Julio De Caro, Francisco Lomuto, Osvaldo Fresedo, Ricardo Tanturi; las cancionistas Mercedes Carné, La Serranita, Adhelma Falcón y Fanny Loy; los cantores Ernesto Famá, Daniel Arroyo y Alberto Vila, entre otros. Por último, lo de tierra adentro, fue traído por Atahualpa Yupanqui, Andrés Chazarreta y La Cuyanita.
Se presentaron, también, artistas como Camila Quiroga, Iris Marga, Berta Singerman, Orestes Caviglia, Francisco Petrone, José Gola, Miguel Gómez Bao y los cómicos Marcos Caplán, Tito Lusiardo y Enrique Delfino.
LR1 Radio El Mundo marcó sin duda, una etapa en la vida de nuestra radiotelefonía por su seriedad y jerarquía. Su política de contrataciones apuntó siempre a elementos que unían a su índole eminentemente popular, notables condiciones de calidad.
LS2 Radio Prieto y LR2 Radio Argentina
En esa misma década LS2 Radio Prieto y LR2 Radio Argentina se habían fusionado financieramente. La primera nació por inspiración de Teodoro Prieto como LOO Radio Prieto y en 1925 adquirió la emisora y el nombre de Radio Argentina, la que sin embargo continuó transmitiendo, de modo que durante varios años coexistieron dos emisoras con igual denominación.
Socio de Prieto era Alfredo Schoeder y pronto se pasó a transmitir desde Bolívar 1356; directores artísticos fueron V. E. Fernández y N. Yrigaray y como locutores actuaron Halbin Pereyra, T. Armengol Rocca y A. Segovia en Radio Argentina. En Radio Prieto lo hacía el locutor, o speaker Carlos García.
Por sus ondas fueron propaladas las voces de Charlo, Ignacio Corsini, Azucena Maizani, el dúo Magaldi-Noda, Dorita Davis y Carlos Gardel que cobró la enorme suma de 300 pesos por audición, siendo asimismo famosas las actuaciones del pianista Arturo Rubinstein.
Correspondió a esta radio una innovación notable en materia publicitaria: el aviso con música. Una casa de venta de material radiofónico de la calle Libertad popularizó sus productos con la consigna cantada de “la más surtida de plaza y que más barato vende”. Se trató, además, de uno de los primeros comercios que hizo publicidad radial. La sola mención de un producto costaba término medio entre 400 y 600 pesos, pero, en general, los avisos amparaban programas, de manera que el gasto era mucho mayor. Una audición de pocos minutos llegó a pagarse 1200 pesos, y -en el otro extremo de esta relación de valores monetarios- el gran Rubinstein cobró 1500 por cada una de sus presentaciones.
Muy tempranamente los estudios fueron trasladados a Suipacha 383, ámbito amplio y vistoso desde el que se transmitió las alternativas del vuelo de los aviadores Duggan, Olivero y Campanelli.1 También las Olimpíadas de Amsterdam fueron transmitidas en una precoz búsqueda de manifestaciones que concitaran el entusiasmo del público. Además esta radio fue una de las primeras en efectuar transmisiones directamente desde los teatros, como así también desde los estadios de fútbol y boxísticos y las pistas de atletismo.
Pero el gran logro histórico de Radio Prieto fue la transmisión efectuada en 1934 desde el “Graf Zeppelín” en vuelo,2 animada por el recordado charlista español Federico García Sanchíz.
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LR3 Radio Belgrano
El 9 de julio de 1924, desde una modesta casa situada en Boyacá 472, atravesaron el espacio las letras de una nueva emisora: LOY, Sociedad Radio Nacional, Estación Flores. Los primeros pasos vacilantes dados en una época en que el desarrollo de la radiotelefonía era más bien una curiosidad o una extravagancia, pronto quedaron atrás a impulsos de la verdadera fiebre radiotelefónica que se despertó en nuestra ciudad.
Los iniciadores y propietarios fueron Manuel Penella, Raúl Varando y Ernesto López Barrios. En esos tiempos no existían paneles aisladores de ruidos ni controles complicados, ni los poderosos transmisores que después se difundieron. La reducida casa albergaba entre sus paredes todos los elementos de la estación. Una habitación fue convertida en estudio y los restantes cuartos albergaron las embrionarias secciones técnicas. Ni siquiera la cocina fue desperdiciada, pues en ella fue instalado el equipo transmisor.
Los primeros artistas trabajaron gratuitamente, entre ellos Agustín Magaldi y Rosita Quiroga. Con el tiempo, Varando y Barrio se apartaron vendiendo sus partes en dos mil pesos cada uno, y Manuel Penella quedó como único dueño. El 5 de febrero de 1927 la radio pasó a manos de un conocido comerciante de implementos radiotelefónicos, don Jaime Yanquelevich, con negocio en Entre Ríos 940. El flamante propietario broadcaster se rodeó de hombres de condiciones reconocidas como Pablo Osvaldo Valle, director artístico quien fue sucedido en ese cargo por Del Ponte.
A fines de 1928, Yankelevich (abuelo del actual productor de Telefé) dispuso una mudanza al “centro”. Los nuevos estudios se instalaron en Estados Unidos 1816 pero el equipo transmisor quedó en Boyacá y se estableció una línea directa para interconectarlos. El empresario no tardó en tener una visión de lo que la radiofonía podía reportar como explotación comercial y para conocer mejor aspectos del negocio, viajó a Europa y a los Estados Unidos. A su regreso contrató prestigiosos actores, cantantes y músicos, a la vez que introdujo equipos con los últimos adelantos.
Al poco tiempo le fue imperioso contar con estudios y dependencias más amplias y tuvo que dejar la casona de la calle Estados Unidos, propiedad de los Gandolfi Herrero. Yanquelevich adquirió un petit hotel en la Avenida Belgrano 1841 que pasó a llamarse el “Palacio de la Radio”. Esto ocurrió en 1933 y vino a coincidir con la aparición de un decreto del Poder Ejecutivo, del 23 de mayo de ese año por el cual se prohibía denominar con la palabra nacional a cualquier cosa de propiedad privada, de modo que Radio Nacional no iba a poder seguir llamándose así.
El 4 de agosto Yanquelevich tuvo una de sus grandes ideas. Decidió preguntarle al público oyente qué nombre deseaba para la emisora. La respuesta fue una enorme cantidad de correspondencia, de la que surgió la opinión mayoritaria de “Belgrano” como nombre, y en efecto, desde el 2 de septiembre de 1933 fue LR3 Radio Belgrano.
Las transmisiones desde el Palacio de la Radio habían comenzado el 24 de mayo con la palabra del ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Carlos Saavedra Lamas. En adhesión a la fecha patria se inicio la obra episódica de Héctor Pedro Blomberg “Bajo la Santa Federación”. Unos meses antes, el 23 de marzo había debutado Carlos Gardel, quien acababa de regresar de su gira por Europa, oportunidad en que estrenó el tango “Silencio”, acompañado por la orquesta de Francisco Canaro.
También bajo la esfera de Yanquelevich estaban LR10 Radio Cultura, LS4 Radio Porteña, LS6 Radio del Pueblo y LR6 Radio Diario La Nación, que luego se denominó Radio Mitre; todas transmitían con apoyo de un sistema de antenas instalado en Ciudadela, en cuatro torres de sesenta y cinco metros de altura.
Los micrófonos de Radio Belgrano captaron la palabras del cardenal Eugenio Pacelli, delegado pontificio al Congreso Eucarístico Internacional de 1934. El más tarde papa Pío XII habló desde el altar colocado al pie de la enorme cruz que cubrió el monumento, popularmente llamado Monumento de los Españoles. En junio de 1936 transmitió íntegramente la ceremonia de la firma del armisticio entre Paraguay y Bolivia logrado por nuestro canciller Saavedra Lamas. Fue en diferido y se utilizó en la ocasión un equipo grabador de discos, pensamos que por primera vez en nuestro medio para una finalidad de ese tipo.
Jaime Yankelevich adquirió en 1937 la propiedad de la avenida Belgrano 1839 en noventa mil pesos. Proyectaba edificar allí un edificio de seis pisos para instalar diecisiete estudios y un enorme salón auditorio con aire acondicionado. Por diversos motivos su propósito no pudo concretarse.
Sumamente variadas e importantes fueron las figuras que contrató en 1938: el cantante mexicano Chucho Martínez Gil, la soprano chilena Rayen Quitral, la orquesta del norteamericano Harry Roy, el tenor mexicano Pedro Vargas, la cantante francesa Lucienne Boyer y las brasileras hermanas Pagás, entre otras, así como el galán de cine Ramón Novarro y la actriz Lupe Vélez.
LR3 Radio Belgrano creó la denominada Primera Cadena Argentina de Broadcasting con filiales en las principales ciudades del interior del país, que operaban en determinadas horas del día y la noche en cadena desde Buenos Aires, por medio de 16 estaciones de onda larga y 7 de onda corta.
LR4 Radio Splendid
El 23 de mayo de 1923 se inauguró una estación bajo la característica TFF, que irradiaba desde el primer piso del cine Grand Splendid, Santa Fe 1846, audiciones periódicas de música clásica y bailable que conjuntos, bajo la dirección de los maestros Marechal y Castellano, ejecutaban en esa sala de 16 a 19.30 horas, y de 22 a 22,30.
Las primeras pruebas no fueron muy halagadoras; el diario “La Prensa” hacía notar que la voz del speaker se escuchaba muy débil y sugería que se colocara a distancia adecuada del micrófono, según el metal de su voz y su sonoridad lo requerían.
Los propietarios, el ingeniero Antonio C. Devoto y Benjamín Gache decidieron que la fecha de inauguración sería el 6 de setiembre de 1924 con la característica LOW Radio Grand Splendid, otorgada por el Ministerio de Marina, que regía a la sazón el ordenamiento radiofónico. Desde esa fecha podía verse desde Santa Fe y Callao y alrededores una imponente antena colocada sobre la azotea del cine, cuya posición inclinada le daba el aspecto de una potente grúa con su correspondiente pluma en suspenso.
En 1930 ya la radio era conocida como LR4 Radio Splendid. En ese tiempo gracias a los esfuerzos de Devoto y Gache, se realizó en el Teatro Opera de Buenos Aires la Primera Exposición Internacional de Radio, donde se puso de manifiesto el adelanto alcanzado por la industria radiofónica. El 25 de mayo se inauguraron con la presencia del entonces intendente José Luis Cantilo, los nuevos y lujosos estudios de Ayacucho poco antes de llegar a Las Heras.
En 1931 Radio Splendid aportó una innovación que haría escuela: el “micrófono viajero”. Mediante su utilización se efectuó una visita a Transradio, y otras al Palacio de Correos y al soberbio transatlántico Atlantique.
Por la onda de LR4 llegaron al público grandes espectáculos de cultura y arte como la retransmisión en marzo de 1931 de la ópera Aída, representada en el famoso teatro San Carlos de Nápoles; llegaron también, entre otras notables, las voces del papa Pío XI y del ingeniero Guillermo Marconi. Asimismo Splendid constituyó una orquesta clásica permanente bajo la dirección del maestro José María Castro, que en su presentación inicial en 1932 acompañó al pianista Claudio Arrau, con la coordinación del director artístico Miguel Raúl Deledicque. Desde Chicago, su micrófono trajo la voz del aviador italiano Italo Balbo, que acababa de atravesar el Atlántico al frente de una escuadrilla italiana de hidroaviones. Poco después llegó por su onda la palabra de otro famoso aviador, el francés Jean Mermoz, que en su “Arc-en-Ciel” había unido en vuelo directo Francia y América.
Ese año Splendid contrató a Hugo Mariani, director de orquesta que luego secundaría a Carlos Gardel, a Rosita Moreno, que también trabajó con el Zorzal, y a Ripley, el creador del “Créase o no”. Un alarde de organización y técnica lo constituyó la retransmisión efectuada el 5 de marzo de 1934 a las 23 en la cual Carlos Gardel cantó desde Nueva York para el público rioplatense. Pero lo curioso del caso es que sus guitarristas Barbieri, Riverol y Vivas lo secundaban desde Buenos Aires: estos se ubicaron en los estudios de LS5 Radio Rivadavia con auriculares puestos e iniciaron la ejecución de un tema determinado que fue propalado por onda corta a Nueva York. Allí Gardel, también con auriculares, lo escuchó y al llegar el momento inició el canto acoplado al acompañamiento de guitarras por la National Broadcasting Company y de aquí retransmitido por LR4 Radio Splendid.
También el Campeonato Mundial de Fútbol de ese año contó con enviados especiales a Italia, para que los argentinos pudieran escuchar en su propio idioma las incidencias de los seis partidos más importantes del torneo. También desde Italia se propaló round por round la pelea librada en Nueva York por el campeonato mundial de todos los pesos entre los boxeadores Max Baer y Primo Carnera.
Por último, desde los estudios -eran ocho más uno de grandes dimensiones especialmente construido para conciertos- de Ayacucho 1556 se transmitieron memorables conciertos del maestro Dajos Bela al frente de su orquesta y los tenores Tito Schipa, Alfonso Ortiz Tirado, Juan García y Pedro Vargas.
LR5 Radio Excelsior
El acontecimiento que señaló el comienzo de lo que sería en la década del 30, LR5 Radio Excelsior, se hallaba entre los primeros balbuceos radiofónicos experimentales realizados entre nosotros.
Una de sus primeras transmisiones fue realizada para los carnavales desde el cine “Cataluña” de la calle Corrientes, con la actuación de una orquesta de esa sala y la del teatro “La Opera.
La radio pertenecía a Francisco Brusa y se llamaba L0V Brusa, quien en 1923 transmitía desde Corrientes 2037. Brusa era un fabricante de radioreceptores y actuaba de técnico, operador, speaker, ejecutante musical y muchas veces monologuista. Al año, las instalaciones se ampliaron con un local lindero en cuya azotea construyó una torre de madera de 37 metros de altura para montar su antena transmisora. Por más de un año esta estación pasó casi inadvertida hasta que en 1924 se elevó el potencial de su equipo a 500 vatios. Emitía tres veces por semana de 21 a 23, hasta que en 1925 empezó a hacerlo diariamente, menos los domingos. Entre otras cosas transmitía lecciones de francés e, imitando a la colega Radio Cultura, comenzó a editar una revista que no llegó a tener la popularidad de aquella.
Salvador del Priore, uno de sus primeros recitadores nos recuerda: “Yo vivía en la calle Corrientes al 2000. Exactamente enfrente funcionaba Radio Brusa y allí también trabajé; en verano abríamos las ventanas del estudio y mi madre, desde el balcón de nuestra casa, me veía al mismo tiempo que me escuchaba en una radio de galena. Y yo, que veía que ella me observaba, entre chiste y chiste le anunciaba que iría a tal hora. Entonces ella me dejaba la puerta abierta para que entrara sin que mi padre se diera cuenta, porque a él no le gustaba que actuara en la radio”.
La transmisión de la hora oficial era en esos años un problema insoluble, dado que las estaciones diferían en dos o tres minutos y en consecuencia estaba descartada su exactitud. Brusa estudió el problema, no tardando en dar la hora oficial rigurosamente exacta, con un dispositivo que captaba directamente las señales que emitía el Ministerio de Marina, los recordados “al tercer top”.
En 1928 vende su propiedad la que fue adquirida por A.B. Dougall que inaugura, el 19 de noviembre de 1930, LR5 Radio Excelsior, ocasión en que habló Benito Quinquela Martín, quien en nombre de los pintores se refirió a la gente de las radios que “con el mismo calor que los pinceles conquistaron la sensibilidad de su pueblo…”
En 1933 se inauguró el llamado Supertransmisor Marconi construido en Inglaterra y diseñado por el propio Guillermo Marconi, instalado en la localidad de Monte Grande, con una antena de 210 m. de altura. El día de su inauguración el presentador fue el recordado experto en relatos náuticos Julio Gallino Rivero, en ese momento director artístico de la emisora. Ante sus micrófonos pasaron Arturo Rubinstein y Alejandro Brailowsky. Y desde los salones del City Hotel, nuevamente Rubinstein y el violinista argentino Remo Bolognini. También se efectuaron transmisiones desde el Alvear Palace Hotel y desde la Fragata Presidente Sarmiento al emprender su 34° viaje de instrucción y en otra oportunidad, desde el monumento al almirante Guillermo Brown. El 31 de diciembre de 1934, a las 24, Gallino Rivero leyó desde la Torre Monumental, conocida como Torre de los Ingleses, el mensaje del intendente municipal Mariano de Vedia y Mitre.
En 1922 se llamó LOV Radio Brusa, en 1929 LR5 Radio Brusa, en ese mismo año LR5 Radio Excelsior, y en la actualidad LR5 910 AM La Red.
LR6 Radio Mitre
En 1925 fue otorgado el primer permiso oficial para el funcionamiento de Radio Mitre, autorización concedida a la Sociedad ABC de radio publicidad Duclout y Swart. Con fecha 11 de febrero de 1927 fue transferida al señor Jorge A. Duclout y un año más tarde, el 2 de febrero, la onda fue asignada a la S.A. La Nación, Luis Mitre y Cía, constituida en sociedad financiera y propietaria del rotativo porteño del mismo nombre, tras haber solicitado de Radiocomunicaciones para sí los derechos de explotación de la onda LOZ. Rápidamente, la emisora se destacó merced a la calidad de sus programas y al notable servicio noticioso suministrado por el diario de sus propietarios.
Sus estudios estaban ubicados en la vieja casa de la calle Boyacá, donde L0Y Radio Nacional tenía instalada su planta. Posteriormente, aprovechando un viaje de Jaime Yankelevich a Europa, se adquirió allí un poderoso equipo transmisor que fue instalado en Ciudadela, y se establecieron estudios en el edificio del diario de Florida 337, utilizando la característica LR6 Radio Mitre.
La inauguración se efectuó el 6 de noviembre de 1925, según nos informa el diario “La Nación”: “Esta noche se efectuará la inauguración oficial de la estación transmisora LOZ. Broadcasting “La Nación”. Después de los discursos alusivos al acto, que se transmitirán por la nueva estación radiotelefónica, se desarrollará un interesante programa a cargo de un conjunto de destacados artistas nacionales y extranjeros.” Y continuaba: “Todo está listo para iniciar las transmisiones y cumplir los propósitos que han determinado a este diario a establecer el contralor sobre una oficina radiotelefónica, a fin de ofrecer a los oyentes un servicio noticioso relativo a los acontecimientos que más interés puedan despertar en el público, sin excluir las informaciones que, sin referirse a hechos de repercusión mundial, tengan también indiscutible importancia.”
Como complemento de todo ello, LOZ ofrecerá diariamente un programa variado constituido por números de música.’’
Indudablemente LOZ Broadcasting La Nación marcó un rumbo al periodismo radiotelefónico ya que, nacida del mismo diario, tomó de éste la tónica periodística acentuada. En 1932 sus estudios se encontraban en la calle Estados Unidos 1816, siendo parte del complejo creado por Jaime Yankelevich; su director artístico, el mítico Pablo Osvaldo Valle, y sus speakers Aldo Rossi y Alberto Aló. Esta radio llegó a destacarse por sus transmisiones desde exteriores, deportivas o de otra índole. En diciembre de 1925 efectuó dos transmisiones inéditas, el sorteo en directo de la lotería de Navidad y de la misa de Gallo. En 1926 puso en el aire un programa especial el 9 de julio, donde por vez primera se transmitieron los detalles de un desfile militar. Un micrófono instalado en los balcones del edificio del Diario La Nación en la calle Florida, recogía el sonido armónico de los instrumentos musicales de las bandas militares, mientras un cronista del matutino daba cuenta a los oyentes de los detalles del desfile.
LR8 Radio París
El 31 de marzo de 1928 se inició en los estudios de esta radio, Cangallo 860, la transmisión extraordinaria con que inauguraba oficialmente su actividad.
Su primera característica fue L0Q Radio Cine Paris. Los oyentes sintonizaban todos los días las audiciones, casi con la certeza de que hallarían en ella variedad y calidad. Su programación era particularmente ecléctica y abarcaba desde el arte lírico a la opereta y la zarzuela, desde el folklore internacional al de nuestra tierra.
Por sus ondas transitaron los actores Carlos Marambio Catán y Mercedes Carné y el maestro Felipe Boero. Posteriormente, por disposición de la entonces Dirección General de Correos y Telégrafos, la característica se cambió por la de LR8 Radio Cine París y en 1931, se le introdujo una nueva modificación suprimiendo la palabra Cine, quedando en definitiva LR8 Radio París.
Juan Carlos Altamirano fue su propietario, tras haberlo sido Santiago Sánchez Cortal y Antonio Bellami. Entre las transmisiones extraordinarias que registra la historia de esta emisora, merece destacarse la dedicada a los componentes de la misión científica destacada en nuestras Islas Orcadas, en la Antártida Argentina, a la cual asistieron, representantes de instituciones científicas y culturales.
En colaboración con el Cine Paris -que en realidad era “cine-teatro”- se efectuaron espectáculos radioteatrales como “Ya tiene comisario el pueblo” con Paquito Bustos y otros con Juan Carlos Thorry, Ruddy Ayala y Violeta y Lydia Desmond. Fernando Ochoa daba motivo al siguiente comentario de Caras y Caretas: “Desde Radio París ha derramado sobre el pueblo el perfume del sentimiento campero, los matices del dolor y la alegría pampeanos”. De Pierina Dealessi se decía: “Fue siempre una actriz de innumerables recursos; ahora en Radio París, Pierina deleita con sus creaciones dignas de su brillante pasado”.
LR9 Radio Fénix
LOX Radio Cultura fue la primera que introdujo la novedad mundial de la publicidad radial. Los primeros avisos propalados por esta emisora fueron los de Medias Manon y Perfumes Coty, textos que fueron irradiados y luego transmitidos radiotelegráficamente a los Estados Unidos para ser homologados, ya que la experiencia de Guillermo del Ponte, hecha para financiar el mantenimiento de la emisora, no tenía antecedente en el mundo.
La historia de LR9 Radio Fénix llegó a su culminación a partir del 1° de septiembre de 1933, cuando la firma Ibáñez, Del Ponte y Cía se hizo cargo de todo lo concerniente a la parte artística y publicitaria de la broadcasting, de acuerdo con el propietario Gregorio Echevarría.
Concluirá en el próximo número
Información adicional
HISTORIAS DE LA CIUDAD. Una revista de Buenos Aires
Declarada de “Interés de la Ciudad de Buenos Aires” por la Legislatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Año II – N° 9 – Mayo de 2001
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: Oficios, Actividad-Acción, Asociacionismo
Palabras claves: Radiocomunicación, radio, expresion social
Año de referencia del artículo: 1930
Historias de la Ciudad. Año 2 Nro 9