Ingleses y escoceses, artesanos, orfebres, labradores o simples buscavidas que llegaron a Buenos Aires a principios del siglo XIX, se destacaron prontamente y pocos años después, casi todos tenían una posición formada. Tal el caso de Robert Leys.
Los Leys en Escocia y el Río de la Plata
La estirpe de los Leys está arraigada en el nordeste de Escocia desde su origen. La palabra “ley” significa “claro en un bosque”. Está relacionada con “lea” y su origen parece estarlo con “light” (luz). Recordemos que las Islas Británicas estaban cubiertas de espesos bosques, especialmente Escocia, por lo cual, una luz o claro en la foresta era un sitio propicio para la vida humana. De allí que el sufijo “ley” sea común en muchos apellidos1 desde el siglo XIV, cuando el rey Robert the Bruce, como premio por su colaboración en la lucha por la independencia de Escocia contra el rey Eduardo I de Inglaterra, otorgó a Alexander Burnett of Leys unas tierras que formaban parte del antiguo bosque de Drum.
Robert Leys nació en Aberdeen, ciudad del nordeste de Escocia, en los primeros días de 1798.2 Según los datos consignados en los registros de la Embajada Británica, llegó a Buenos Aires en febrero de 1826. Tenía entonces 28 años. ¿Cuáles fueron las razones que lo decidieron a emigrar de su tierra natal y radicarse en la remota y “primitiva” Buenos Aires?
Sabemos que cuando partió de Gran Bretaña a fines de 1825, ese país sufría una de las depresiones económico-financieras más graves del siglo XIX. Esta crisis fue causada fundamentalmente por las cuantiosas inversiones especulativas, sobre todo mineras, en las nuevas naciones latinoamericanas. El fracaso de estos emprendimientos trajo aparejados varios efectos negativos, entre ellos, una “corrida” en la Bolsa de Londres, la quiebra de más de 3.000 empresas y el desempleo generalizado. Se calcula que las pérdidas fueron de alrededor de 10.000 millones de libras esterlinas.3 Otro de los problemas fue la desaparición del oro en el mercado.4 Este panorama desalentador era aún más grave para un artesano “orfebre”5 como Leys, cuya “materia prima” era el preciado metal.
Por otra parte, las promesas que ofrecía el Río de la Plata por entonces eran muy halagüeñas. En 1824 se contrató un empréstito con la Casa Baring por un millón de £, por el cual la provincia quedó ligada al mercado financiero de Londres. En febrero de 1825 se firmó el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Gran Bretaña, que reconocía nuestra independencia. Este convenio aseguró a los británicos una serie de derechos que los convirtieron en el grupo más destacado e influyente de los residentes extranjeros en Buenos Aires. Sus propiedades no podían ser confiscadas, estaban exceptuados del servicio militar, tenían libertad de cultos, etc.
El gobierno porteño liderado por Bernardino Rivadavia impulsó un gran número de reformas de carácter liberal, tratando de “modernizar” el país y atraer la inmigración de “europeos del norte”, fomentando para ello la formación de colonias agrícolas. Si bien éstas fracasaron, la mayoría de sus integrantes jamás regresó a su patria, radicándose en Buenos Aires y sus alrededores. Gran parte de estos inmigrantes eran escoceses, como Leys.
La sociedad Mollison y Leys
La llegada de Robert Leys a Buenos Aires en febrero de 1826 se produjo en plena guerra con el Brasil. El bloqueo al puerto, declarado unos días antes, todavía era nominal, por lo que su barco pudo anclar sin contratiempos.
Por ese entonces, la ciudad vivía del comercio exterior y las rentas de la Aduana eran casi el único recurso del gobierno. A mediados de ese año el bloqueo se intensificó, mientras los gastos de la guerra iban en aumento, por lo cual se desató una crisis que duraría varios años.6 Por todo esto, es razonable pensar que los primeros años en el país fueron, para Leys, duros y difíciles. Al finalizar la guerra y levantarse el bloqueo, se reanudó el comercio de importación y exportación.
En la Guía Blondel7 de 1829 ya aparecía la firma Leys y Mollison en el rubro “Joyeros”, con domicilio en Catedral N° 120 (San Martín entre Corrientes y Sarmiento), por lo que creemos que estaban establecidos desde el año anterior.8 John Mollison, el socio de Leys, había llegado a Buenos Aires en 1827. Era oriundo de Banff, al nordeste de Escocia. Tenía entonces 26 años y era “relojero”.9
En 1830 trasladaron su negocio a Universidad N° 25 (Bolívar entre H. Yrigoyen y Alsina). En la Guía de ese año, en el rubro “Relojería”, se mencionaba, entre otros, a “Leys, Robert”.10
Entre noviembre de 1833 y abril de 1834 promocionaron su negocio también en el British Packet con el siguiente aviso, que muestra la importancia que adquirió su comercio:
Si bien no publicó más avisos en el diario inglés, siguió apareciendo su comercio en la Guía Blondel de 1836. Dos años más tarde, lo vemos contribuyendo para la Iglesia Presbiteriana Escocesa de Buenos Aires, junto a Mollison y Grierson.12
Por entonces, Francia había exigido para sus súbditos los mismos privilegios obtenidos por los residentes británicos por el tratado de 1825. Rosas rechazó el reclamo y el gobierno francés respondió bloqueando el puerto el 28 de marzo de 1838.
Este bloqueo, que se extendió por 949 días,13 trajo aparejados efectos negativos para la economía porteña de los que Leys y Mollison no pudieron sustraerse. A partir del bloqueo, el comercio del Río de la Plata se concentró en Montevideo.
Según Kroeber, “con los ingresos aduaneros reducidos casi al mínimo, las finanzas de la provincia bonaerense se arruinaron. Se extendió la desocupación por toda la ciudad y artículos tan simples como la leña no podían ser obtenidos a ningún precio.”14
Ante la imposibilidad de renovar su stock y viendo dificultada la venta de sus productos suntuosos en la empobrecida Buenos Aires, a fines de 1838 Leys viajó a Montevideo junto con su socio, Mr. John Mollison. Lo hicieron en el paquebote de S. M. B. Spider. Viajaban en el mismo barco nuestro embajador en Londres, Don Manuel Moreno; el afamado comerciante Thomas Armstrong y el cónsul de Cerdeña, entre otros personajes.15 Poco después, nuestro biografiado se dirigió a Inglaterra.
Negocios y viajes
Tenemos fundados motivos para afirmar que Leys fue, desde entonces, “comisionista” (broker), sirviendo de nexo entre los exportadores de Liverpool y los importadores del Río de la Plata. Destaquemos que esa ciudad multiplicó su importancia a partir de la construcción del ferrocarril a Manchester en 1830, que acercaba la producción manufacturera y el carbón a su puerto.
El 7 de octubre de 1839, Leys regresó a Montevideo a bordo del bergantín Frisk, de 182 toneladas, que había salido de Liverpool el 16 de julio, consignado a los Sres. Briscoe, Steward y Co.16
El 31 de octubre de 1840 terminó el bloqueo, y los barcos fondeados en Montevideo se dirigieron a Buenos Aires, reanudándose la actividad mercantil. Entre los numerosos arribos que tuvieron lugar por entonces, destaquemos la llegada a Buenos Aires, el 29 de enero de 1841, del bergantín Janes, de 187 toneladas “con viento en popa”, cargado con sal y consignado a Mr. Robert Leys, de que daba cuenta el British Packet el 30 de enero de ese año.
Después de permanecer casi tres meses en nuestro puerto, el mismo medio informaba el 1 de mayo que dicho barco zarpó llevando cueros salados, huesos, pieles de nutria, sebo y lana con destino a Londres y despachado por nuestro biografiado.
Leys realizó otro viaje a su patria, volviendo el 15 de mayo de 1843, a bordo del barco británico William Carson, de 210 toneladas, que había salido de Liverpool el 21 de enero. La carga venía consignada a Mohr, Ludovici y Co.17
Elliot y Leys: precursores de la fotografía porteña
El daguerrotipo llegó a Montevideo en febrero de 1840. Florencio Varela, que se hallaba en esa ciudad junto a otros destacados exiliados argentinos, comentó así su arribo: “Había atravesado apenas el océano la fama de la prodigiosa invención de Daguerre y empezaba a repetirse su nombre entre el entusiasmo y la duda, cuando la presencia de su misterioso aparato vino a satisfacer la curiosidad ansiosa de los que tienen fe en los progresos del espíritu humano, sin reconocer barreras que la detengan.”18
Se refería a las primeras tomas realizadas por el Abate Compte. La Iglesia Catedral, la Sala de Representantes y otras vistas de la ciudad fueron plasmadas por el “portentoso descubrimiento.”19 El bloqueo ya mencionado postergó la llegada a Buenos Aires del revolucionario invento de Niepce y Daguerre.
Recordemos que Gregorio Ibarra estableció el primer estudio fotográfico porteño, de efímera duración, en su comercio de librería y litografía de la calle Potosí (hoy Alsina) N° 28, según el aviso publicado en la Gaceta Mercantil del 16 de junio de 1843.20
Pocos días después Mr. Elliott anunciaba en el mismo diario la apertura de su estudio para el día 30 de junio.21 Siguió publicitando su comercio en ese medio hasta su partida, al año siguiente. El 19 de agosto, anunciaba también en el British Packet sus:
“Retratos al daguerreotipo J. Elliot (sic)
Respetuosamente informa al público de Buenos Aires que está tomando retratos, grupos o copias de pinturas, etc. tanto en días nublados como soleados, en sus oficinas, Recoba Nueva N° 56, Plaza de la Victoria. Aquellos que deseen un perfecto fascimil de ellos mismos, ejecutado en el mejor estilo, por este hermoso proceso, tienen ahora una oportunidad. Las imágenes están engarzadas en la placa, y no pueden jamás desvanecerse ni sufrir ningún daño por el tiempo, cambio de clima u otras causas. Su stock es limitado y su estada aquí puede ser corta. Su horario es de 10 a 4.”22
El aviso se repitió en todos los números del semanario hasta el 30 de septiembre, no saliendo publicado en las dos primeras semanas de octubre. Por su parte, Robert Leys que se inició en este arte por la misma época, anunciaba su estudio en el mismo semanario los días 21 y 28 de octubre y 4 de noviembre, de esta manera:
Retratos Fotográficos Robert Leys
Respetuosamente informa al público de Buenos Aires que tomará retratos con el nuevo principio señalado arriba; aquellos que deseen una exacta semblanza tienen ahora una oportunidad, concurriendo a la Calle Piedad N° 62 entre las 11 y las 3.”23
El mismo 28 de octubre, Elliot le salió “al cruce” a su competidor, publicando otro aviso:
“Retratos al daguerreotipo
En lo Alto de Recoba Nueva N° 56, Plaza Victoria J. ELLIOTT Por un corto tiempo más, tomará Semblanzas por el proceso mencionado más arriba. Garantiza que va a entregar una tan buena imagen como puede ser realizada en cualquier parte del mundo. El horario es de 9 a 4 todos los días, nublados o soleados.”24
De los avisos de Elliott, publicados en ambos periódicos, se desprende que trataba de atraer a la sociedad criolla y anglo parlante simultáneamente, demostrando su profesionalismo por lo variado de la oferta, el amplio horario de atención, su independencia de las condiciones climáticas y resaltando la calidad de su técnica.
Por su parte, Leys se dirigía fundamentalmente a la comunidad británica porteña, pues sólo publicitó en el British Packet. Su lacónico aviso anunciaba “retratos fotográficos”. Esto dio pie al investigador Vicente Gesualdo para creer que había utilizado el sistema de fotografía en papel creado por W.H.F. Talbot llamado “calotipo” o “talbotipo”.25
El British Packet y la publicidad fotográfica
Teniendo en cuenta que la casi totalidad de los primitivos daguerrotipistas no firmaban sus obras, y que no se ha encontrado ningún retrato atribuible con seguridad a Leys, no puede afirmarse que empleara uno u otro método (daguerrotipo o talbotipo).26
Por otra parte, el empleo del lenguaje “talbotiano” no nos asegura que el fotógrafo utilizara ese proceso. Prueba de esto sería el largo comentario, aparecido simultáneamente con los avisos de Elliott y de Leys el 4 de noviembre en el British Packet:
“Entre las invenciones de la época presente, tanto asombrosas como útiles, llamaríamos la atención sobre la del dibujo fotogénico al daguerrotipo (daguerreotype photogenic drawing), o sea el proceso por el cual los objetos naturales pueden delinearse a sí mismos sin la ayuda de lápiz del artista.
Hemos visto algunas muestras de este proceso tomadas por Mr. Elliot (sic), en la calle Recoba Nueva N° 56, en la Plaza de la Victoria, lo cual nos autoriza a asegurar que son realmente sorprendentes, tanto por la belleza de la ejecución, como por la correcta semejanza.
Los detalles de esta historia son muy extensos para nuestras columnas, pero cuán grandes serán los beneficios que él brindará al público.
Qué limitado es nuestro conocimiento presente de los ornatos arquitectónicos de otras naciones, de las ruinas grandiosas de épocas pretéritas, las gigantescas cadenas montañosas del Himalaya y de los Andes, y los ríos, valles, cataratas y volcanes que existen en el mundo entero. Los conocemos sólo a través de bocetos de apurados visitantes, trucados con falsas y ridículas ilustraciones, que burlan por igual a la naturaleza y al arte.
Pero cuando el fotógrafo ha preparado su fiel placa y ´expone su espejo a la naturaleza´, la captura en toda su sublimidad y hermosura y transfiere a sus más distantes admiradores,fieles imágenes de su grandeza, de su más grande pasión y de sus detalles minuciosos… Sería casi un insulto a nuestros lectores abundar más en la utilización de este nuevo arte. Ya hemos visto sus ventajas en la más exacta representación de personas y objetos, y recomendaríamos a nuestros amigos no desperdiciar la oportunidad de visitar a Mr. Elliot. ´Fije su sombra antes de que la sustancia se desvanezca´”.
Nótese que en el primer párrafo se reproduce con total exactitud la segunda parte del título de la obra de W. H. F. Talbot, de 1839: “el proceso por el cual los objetos naturales pueden delinearse a sí mismos sin la ayuda del lápiz del artista”,27 a pesar de que es evidente que sacaba daguerrotipos. Vale decir que, usando las palabras de Talbot, redactaba un aviso encubierto recomendando a sus lectores visitar el estudio de J. Elliott.
Es evidente que la aparición de este “chivo” fue un “golpe bajo” aplicado por el editor del British, y parece haber sido fatal para la carrera de Leys ya que, a partir de ese día, dejó de publicar sus anuncios fotográficos.
Por otra parte, hacia fines de 1843, como consecuencia de la lucha entre Oribe y Rivera en la Banda Oriental, se produjo una nueva crisis que se prolongó hasta el año siguiente, provocando la quiebra en Buenos Aires de numerosas firmas vinculadas al comercio exterior, tanto criollas como británicas.28
El estudio de J. Elliott siguió funcionando por lo menos hasta agosto de 184429 pero superada la crisis, Leys abandonó la fotografía y retomó su actividad vinculada con el comercio marítimo.
La vida familiar del escocés
En 1845 Mr. Robert Leys tenía 47 años. Era ya un comerciante respetable. El 24 de abril de ese año contrajo matrimonio con Eufemia María Greig, hija de escoceses, nacida en Buenos Aires en 1825. El casamiento fue celebrado en la Iglesia Presbiteriana Escocesa de San Andrés por el Rev. Dr. William Brown.30 Este había llegado a Buenos Aires a fines de 1826, destinado a la capilla presbiteriana de la colonia escocesa de Santa Catalina, fundada por los Hnos. Robertson. Tenía entonces 26 años y fue el primer pastor de esa comunidad en nuestro país.31
El 10 de febrero del año siguiente nació su primera hija,32 Margaret, que murió pocos días después.33
Recuérdese que el 17 de septiembre de 1845, después de desembarcar una fuerza de ocupación en la isla Martín García, que guardaba la entrada de los ríos Paraná y Uruguay, la flota anglo-francesa declaró el bloqueo al puerto de Buenos Aires. Una parte importante de la opinión comercial en Gran Bretaña preguntaba por qué debía arriesgarse un mercado que valía un millón de libras en exportaciones. De todas maneras, el bloqueo no era absoluto. Había un comercio de connivencia a través del Río de la Plata, dado que los británicos querían el mercado y Buenos Aires necesitaba los ingresos aduaneros.34
Prueba de que Leys continuó con su actividad como “broker” es el viaje realizado a Montevideo, de donde regresó el 12 de noviembre de 1846, a pesar del bloqueo. Llegó en el paquebote H.B.M. Griffon, que había salido de Río de Janeiro el 29 de octubre, haciendo escala en Montevideo, y que traía la correspondencia de Inglaterra.35
El 6 de abril de 1847 nació su hijo Francis36 quien, el 25 de julio de 1874, se casó con Bessie Louise Mc. Combie Elmslie, británica, de 22 años.37
A mediados de 1848 terminó el bloqueo y el comercio comenzó a florecer. Hacia fines de 1849 Rosas parecía más decidido que nunca a retirarse. El país estaba en paz; la ley y el orden estaban asegurados y la prosperidad aparecía en el horizonte. Se organizó una campaña de demostraciones y peticiones. La comunidad británica se unió a ella, solicitando al Ministro Plenipotenciario Henry Southern que apoyara el movimiento a favor de Rosas.38
Decía el documento: “…La decidida protección personal que hemos experimentado de S.E, y bajo sus auspicios, de las otras autoridades del país, […] la libertad que gozamos a la posesión de nuestras propiedades y en el ejercicio de nuestro comercio e industria y la invariable bondad con que S.E. siempre nos ha atendido cuando le hemos hecho alguna petición arreglada, son razones que […] reclaman nuestras fervientes expresiones de gratitud y aumentan nuestro íntimo deseo de que V.E se conserve a la cabeza del Gobierno. Permítanos V.E. asegurarle que […] reputaríamos el retiro de V.E. del mando en las presentes circunstancias del país no solamente como una calamidad pública sino como afectando especialmente los más importantes intereses de los Residentes Británicos…”39
El documento está firmado por 75 destacados comerciantes y empresarios británicos, entre los que figura Robert Leys. Habla a las claras de la protección especial de que gozaban durante el gobierno de Rosas.
Ese año, encontramos dos pruebas de que era también un destacado miembro de la Iglesia Presbiteriana Escocesa de San Andrés: figura entre los contribuyentes con una importante suma y aportando para el homenaje tributado al Rev. Dr. Brown con motivo de su regreso a Escocia, después de más de 23 años al frente de la comunidad.40
El 22 de febrero de 1850 nació su hija Margaret Jane.41 Contrajo matrimonio con James Thomas Moore, porteño, de 23 años, el 29 de junio de 1869.42
Si bien en 1849, como dijimos, “la prosperidad asomaba en el horizonte”, en 1850 se produjo una ola de inflación motivada por la reanudación de las exportaciones, el aumento de la población, la creciente demanda y una grave sequía. Las fluctuaciones de la moneda hicieron estragos con las transacciones económicas y con las fortunas de las firmas importadoras-exportadoras.43
Este clima adverso pudo haber contribuído a la muerte de Leys.44
El British Packet daba cuenta del hecho señalando “El 28 último [septiembre], a la edad de 52 años, [murió] Mr. Robert Leys, natural de Aberdeen, Escocia, y un respetable residente en esta ciudad por muchos años. Sus restos fueron conducidos al Cementerio Protestante, acompañado por un numeroso cortejo de dolientes amigos.”45
Por entonces, el Cementerio Protestante Británico estaba ubicado en Pasco y Victoria (hoy H. Yrigoyen), donde se encuentra actualmente la “Plaza 1° de Mayo”. En el Libro de Entierros respectivo, obrante en el Cementerio Británico de la Chacarita, consta que el 29 de septiembre de 1850 fue inhumado Robert Leys, escocés, de 52 años, de profesión broker, sin mencionarse la causa del deceso. En dicha necrópolis se encuentra la mayor parte de las lápidas del desaparecido “cementerio de Victoria”. En el Pilar 21 se halla la de nuestro biografiado, casi totalmente borrada por el paso del tiempo.46′
Consagrado a la Memoria de Roberto Leys
Nativo de Aberdeen, Escocia
Quien Dejó EstaVida
El 27 de Sept. de 1849, a los 52 años.
También su Hija Elizabeth Leys
Quien Murió el 21 de Feb. de 1846, a los 11 días.
En la lápida hay dos errores: las fechas de fallecimiento de Leys y la de su hija. Debido a que las anotaciones en el Libro son correlativas y coinciden con la Necrológica del British, creemos que la misma fue colocada bastante tiempo después del deceso.
Mr. Robert Leys debe haber dejado una regular fortuna, pues en 1852 sus albaceas testamentarios, D. Guillermo Thompson y D. Juan Hughes compraron a nombre de su hijo Francis la casa ubicada en Perú N° 236 (actual Florida) entre Córdoba y Paraguay.
Cuando en 1873 Francis vendió esa propiedad, vivía en Piedad (hoy B. Mitre) N° 30, probablemente la casa paterna.47 Su madre, Eufemia, se casó en segundas nupcias con Charles Froud, nacido en Londres el 2 de julio de 1828.
En el Cementerio San Andrés de Chascomús está el monumento funerario de Eufemia Greig Leys y su segundo esposo, fallecidos el 7 de junio de 1916 y el 1° de julio de 1912 respectivamente. Es un importante obelisco de granito. Su hija Margaret Jane, su yerno y nietos descansan muy cerca de ella.
Conclusiones
En sus primeros años, la fotografía en Buenos Aires contaba sólo con una pequeña clientela de alto poder adquisitivo. Su éxito comercial —o su fracaso— estaban por lo tanto, relacionados con los avatares socio-económicos y políticos de esa elite, compuesta, en gran parte, por estancieros y comerciantes ligados al comercio exterior.
De allí que la profesión no arraigara, ya que los fotógrafos fueron, o bien itinerantes o viejos vecinos que, sin abandonar su antiguo quehacer, emprendieron la “aventura” de este nuevo oficio. Entre los primeros podemos citar a Elliot y a Bennet, y entre los segundos, a Ibarra y a Leys.
Con respecto a este último, pensamos que el corto horario de atención, lo acotado de su publicidad (en cuanto a medios periodísticos y frecuencia) y los largos viajes a Liverpool, son una prueba de lo afirmado. Por otra parte, sus lazos familiares, religiosos y políticos lo ligaban a la poderosa e influyente comunidad británica porteña, lo cual hizo decir al British Packet: “un numeroso cortejo de dolientes amigos” acompañó a este ‘respetable residente en esta ciudad por muchos años’ cuando dejó esta vida.”
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Notas
01.- THE OXFORD DICTIONARY, op. cit. LEYS, John, A story…, op. cit.La familia vivió durante siglos en una pequeña isla en el lago Leys, al norte de la villa de Banchory. Esta isla artificial o “crannog” le sirvió de residencia y refugio en esos convulsionados tiempos. En 1707 Escocia se unió definitivamente con Inglaterra, y a mediados de siglo, un descendiente de Leys, el Lord 14th, Alexander, decidió drenar y secar el lago.El lago y la isla ya no existen, pero aún puede verse el montículo donde estuvo y se conserva la memoria del lago de Leys.
02.- THE NEW ENCYCLOPEDIA. Aberdeen es una antiquísima ciudad cuyo origen se remonta a principios de la Edad Media. Su nombre significa “boca del Dee”, ya que se encuentra en la desembocadura de ese río. Su posición estratégica frente al Mar del Norte, y penetrando en sus aguas, le permitió durante siglos gozar de una prosperidad basada en la pesca, el comercio y la industria naval (astilleros). Aún hoy es la capital comercial de la región y en tiempos del nacimiento de Leys, la caza de la ballena y el comercio con las costas del Báltico eran el motor de su riqueza. EMBAJADA…, op. cit. Letra L. Agradecemos a la investigadora Sra. Maxine Hanon el habernos orientado en esta búsqueda.
03.- VAZQUEZ DE PRADA, V., op. cit., p. 160.
04.- ASHTON, T., op.cit., p.169.
05.- EMBAJADA…, op. cit. Letra L. Agradecemos a la Srta. María José Alvarez por habernos facilitado la búsqueda.
06.- PARISH, W., op.cit., p. 253. 07.- Jean Josep Blondel, natural de París, publicó varias “Guías” entre 1829 y 1836 con el detalle de los comerciantes y empresarios.
07.- Jean Josep Blondel, natural de París, publicó varias “Guías” entre 1829 y 1836 con el detalle de los comerciantes y empresarios.
Información adicional
Año VI – N° 30 – marzo de 2005
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: Oficios, Fotógrafos, Biografías, Inmigración
Palabras claves: Daguerrotipo, Fotografía, Retratos, Biografía, Sociedad, Comercio
Año de referencia del artículo: 1830
Historias de la Ciudad – Año VI Nro 30