“Nuestra institución funciona y crece día a día pues desde siempre hemos aplicado la “Ley de la Perinola”. Pero en nuestro caso, usamos una un tanto especial, es la que en todas sus caras dice “todos ponen”.”
Aquilino González Podestá, Presidente de la A.A.T.
La fundación de la “Asociación Amigos del Tranvía” surgió como consecuencia de dos aspectos relativos a este modo de transporte. El tranvía, desterrado de las ciudades argentinas desde finales de la década del ’50 y comienzos de la del ‘60, había dejado recuerdos imborrables en sus usuarios, amén de toda una historia de más de 100 años de servicios sin investigar ni divulgar. Asimismo, mientras ciertos intereses habían logrado convencer a la población de su supuesta obsolescencia, en otras latitudes sus ventajas y virtudes eran redescubiertas por su condición de sistema no contaminante, adaptable a planes urbanos, cómodo y, sobre todo, económico; comenzando su reinstalación en varias ciudades que, como nosotros, los habían eliminado.
Así fue como un grupo de aficionados y conocedores de estos temas, decidió fundar esta agrupación el 16 de julio de 1976, con el fin de rendir el justo homenaje que se le debía a este vehículo, avanzando sobre los temas históricos, preservando lo que se pudiera y promoviendo una corriente “neotranviaria” que, a Dios gracias, no sólo se ha formado, sino que ya está dando frutos. Desde entonces, la institución ha venido desarrollando una intensa labor en pos de lograr estos objetivos. Asimismo, las palabras que encabezan este artículo y que provienen de quien preside la institución desde su fundación, resumen el “modus vivendis” de los entusiastas que la conforman, todos voluntarios, quienes aportan en la medida de sus posibilidades, el tiempo y el esfuerzo que requiere la concreción de las metas propuestas. Esta actividad abarca los más diversos rubros, involucrando no sólo a los miembros de la Asociación, sino también a entidades públicas y privadas de la cultura, las artes y las ciencias; a la prensa en todos sus medios, y al público que ha apoyado y, por cierto, sigue apoyando su labor.
No cabe duda que, luego de estos 30 años de vida, el esfuerzo y la dedicación de los Amigos del Tranvía fue dando sus frutos, pues la figura de este vehículo ha quedado definitivamente rescatada del olvido. Mediante diversos emprendimientos se hizo posible que los más grandes pudieran reencontrarse con su imagen, que los más pequeños lo conociesen y que todos, en definitiva, supieran que, por más que en los ‘60 se empeñaron en hacernos creer que todo estaba terminado para el tranvía, la actualidad mundial está dando muestras de su evolución y vigencia en casi 400 ciudades de los cinco continentes.
La tarea no ha sido fácil. Muchos fueron los escollos que se encontraron y no menos los muros que se interpusieron en el camino. Sin embargo, el tesón de los “locos del tranvía”, como cariñosamente los bautizara el editorialista de “La Nación” García Rozada en un artículo que les dedicó en 2001, en ocasión de sus Bodas de Plata, fue determinante para el logro de aquellos objetivos fijados en la fundación. Y aún más; día a día se van sumando nuevos desafíos y concreciones, fruto de las ideas y el aporte de los nuevos asociados. Entre otras cosas, la concreción de obras como el “Tramway Histórico de Buenos Aires” del que, desde el 15 de noviembre de 1980, han disfrutado gratuitamente más de 1.060.000 viajeros y que ha dotado a Buenos Aires del único museo de transporte urbano. Mucha paciencia y sobre todo tesón y esfuerzo, hubo que poner para que aquel primer tranvía se viera acompañado. Poco a poco se incorporaron nuevas unidades, que los miembros de la institución fueron transformando en ejemplares clásicos de nuestra ciudad. Primero el “Lacroze”; luego uno del “Anglo”; más tarde uno extraño para nosotros, pero de mucha importancia emblemática, pues comenzó a circular en Bruselas, su ciudad, por 1960 cuando aquí lo radiaro y dejó de hacerlo (reemplazado por otros más modernos) en 1980, cuando el Tramway Histórico empezó a rodar por Caballito, considerándoselo el eslabón perdido de nuestra historia tranviaria. Vino luego el Fabricaciones Militares, último modelo de tranvía porteño, con el que se cerró el servicio. Llevó muchos años de trabajo restaurarlo y sobre todo ponerlo en marcha, pero cuando salió a la calle, sus calles, colmó de dicha a todos aquellos que entregaron su empeño para que eso fuera posible. A estos cuatro coches de tranvía se suman: dos “zorras” de trabajo, una soldadora y auxilio y otra de mantenimiento de línea aérea, totalmente reconstruidas por la AAT; dos coches históricos del Subterráneo Anglo (línea “A”) a los que se suman otros dos del antiguo Subterráneo Lacroze (línea “B”). A todo esto, el pasado 16 de julio, en ocasión de los festejos del XXXº Aniversario de la institución, se ha incorporado una nueva unidad. Se trata de uno de los coches utilizados en la inauguración del sistema tranviario de Premetro (apodados “lagartos” en la jerga tranviaria, por su color verdoso) que fueron retirados prematuramente para reemplazarlos por los que ahora prestan ese servicio. A pesar de su breve historia, el nuevo coche resulta importante, puesto que con él volvió “oficialmente” el tranvía a Buenos Aires en 1987. Tan ardua tarea se ve acompañada muchas veces por la colaboración de Metrovías que los alberga en Polvorín y responde con su apoyo al ver los fines y el esfuerzo que realiza la Asociación por la preservación del patrimonio histórico. Parece mentira, pero ya son once unidades en las cuales se va viendo reflejada la historia tranviaria local. Así fue como algunos de estos coches se convirtieron en escenario de varias producciones cinematográficas y televisivas, como lo fueron: “El Hombre del Subsuelo”, “Alfonsina” (Especial de TV), “Pobre Mariposa”, “Tango Desnudo”, “La Peste”, “Estela Canto, un amor de Borges” y “La Fuga”, además de cortometrajes realizados por estudiantes de cine de diversos institutos, e innumerables cortos publicitarios. Por otra parte, la Asociación ha convocado 28 concursos de dibujo y pintura en los que más de 2600 concursantes han venido a plasmar en sus obras al tranvía, recurriendo a las más variadas técnicas, así como el Primer Salón de Pintura: “El Tranvía y la Ciudad” en 2001. Agréguense también 5 concursos fotográficos, con el auspicio y participación del Foto Club Buenos Aires. Las acciones comunitarias tampoco estuvieron ausentes en el “Tramway”, con el que la A.A.T. organizó muchas colectas para colaborar en diversas causas, como la Gesta de Malvinas, las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, la “Casa Cuna” y el “Hospital Borda”. También, desde este mismo punto de vista cultural, se ha dado comienzo a la elaboración de un gran Mural en el gran paredón de la estación por el lado de José Bonifacio que, una vez terminado, abarcará casi toda su extensión. Hasta el momento ya ocupa 40 metros, y en él se va plasmando gráficamente, la historia del transporte urbano de Buenos Aires. Tan magna obra se realiza gracias a la colaboración del Centro Cultural “Lola Mora” de Caballito, tratándose de una creación del muralista Omar Gasparini.
En otro orden de cosas, la Asociación se dedica a difundir el quehacer tranviario, tanto nacional como mundial. Lo hace a través de charlas, conferencias y audiovisuales. Más de 300 fueron ya las funciones; no sólo las que conforman los Ciclos Anuales de Conferencias y Audiovisuales (otra actividad permanente de la Asociación en la que colabora la Asociación de Fomento y Biblioteca Popular Gral. Alvear), sino también las realizadas en otras entidades, escuelas e institutos, a fin de ilustrar a público de todas las edades.
Una mención muy especial merece su Biblioteca Popular “Federico Lacroze”. Fundada el 25 de septiembre de 1981 y denominada así en honor a este pionero del transporte tranviario porteño, alberga en la actualidad una innumerable cantidad de libros, revistas, folletos y material de archivo variado; una fototeca con más de 4.000 copias; una sección de mapas y planos; una de videoteca y otra de hemeroteca, lo que la constituye actualmente, luego de 29 años de recopilación de material, en uno de los centros de datos y documentación sobre transporte urbano más completo del país, atesorando colecciones y ejemplares de incalculable valor. Está abierta al público todos los días hábiles de 15:00 a 19:00 en Thompson 502 esq. Valle en Caballito, adonde se puede concurrirse en forma totalmente gratuita. También se han editado libros y folletos, así como la revista especializada y de interés general “9 Puntos” que, en la actualidad, ha llegado a constituirse en un medio de importancia no sólo nacional sino también internacional.
A su vez, los tranvías de Caballito allí están, en la esquina de José Bonifacio y Emilio Mitre todos los sábados, domingos y feriados de 16:00 a 19:30 y también de 10:00 a 13:00 los domingos; para que todos los disfruten. Ya han sido 1.061.839 los que lo han hecho. Los viajes son gratuitos como ad honorem es el trabajo de los equipos que los operan. Dentro de la estación otro mundo se mueve para que las cosas marchen sin problemas y como en la televisión, en que todos esos que hacen posible que la imagen llegue a nuestra casa no salen en cámara, así en Polvorín otro equipo de voluntarios hace posible que cada fin de semana las unidades estén prontas para salir y prestar servicio. La mayoría son jóvenes, chicos algunos, que ni siquiera conocieron el tranvía y que brindan su entusiasmo para que esto sea posible. Tal vez es una de las mejores cosas que nos pudo haber pasado: Que las nuevas generaciones se sumen a la quijotada que hace 30 años iniciaron aquellos “Locos del Tranvía”.
Cosas más, cosas menos, he aquí sucintamente un resumen de las tres décadas de la vida de los Amigos del Tranvía. Muchas, tal vez infinidad de veces se nos ha preguntado: ¿Y cómo hicieron todo esto?. No es fácil dar respuesta. Tal vez haya sido por haberlo pensado poco o actuado por instinto, no sé, pero lo que nunca faltó fue fe, mucha fe en que lo que estábamos haciendo era bueno y que ante los escollos Dios habría de proveer. Y vaya si proveyó… Valdrá la pena siempre recordar las palabras que el domingo 16 de julio pasado dijo el padre Pablo Malía, quien siempre nos acompaña en nuestros grandes acontecimientos. En momentos de proceder a bendecir la nueva unidad, aclaró que él no necesita traer agua bendita, porque a los Amigos del Tranvía les llega desde el cielo en ocasiones como esta. Y puede que tenga razón. La lluvia es nuestra compañera en las grandes ocasiones.
Información adicional
Año VII – N° 37 – agosto de 2006
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991
Categorías: TRANSPORTE, Tranvías, trenes y subte, VIDA SOCIAL, Asociaciones y agrupaciones barriales, Asociacionismo, Historia
Palabras claves: Tranvías, Caballito, Amigos, Asociación, Historia, Biblioteca
Año de referencia del artículo: 2006
Historias de la Ciudad – Año VI Nro 37