Sin demorarnos en “librerías” con más juguetes y carpetas que letra impresa, digamos que para nosotros los del barrio, hablar de una librería tradicional es hablar de “Al Gran Belgrano”, conocida popularmente como La Gran Belgrano. Ésta, que estuvo ubicada en la esquina de Nahuel Huapi y Capdevila hasta principios del 2003, fue fundada en 1909 por un señor de apellido Escasany y, en 1911, el año en que Gardel y Razzano formaron dúo, el año en que nacieron Juan Manuel Fangio, Edmundo Rivero y Ernesto Sabato, pasó a ser propiedad de los hermanos Ángel y Alfonso Ameri. En ella los vecinos podían adquirir libros de literatura popular y textos escolares como La Base y El Nene. Actualmente, a metros de donde estaba, sobre la calle Nahuel Huapi, y ya próxima a cumplir los cien años, sigue siendo propiedad de la familia Ameri.
En 1927, también en una esquina, la de Bucarelli y Monroe, César Bautista, cuyo padre, Germán Bautista Martín fue director de la Revista del Ferrocarril Central Argentino y colaborador de las revistas PBT y Caras y Caretas, instaló una tabaquería y casa de lotería.
Gran lector, César comenzó poco a poco a canjear libros y fue así como nació “Casa Bautista”, librería a la que, posteriormente, le añadió los rubros de papelería comercial y escolar. En ella se podían adquirir tanto El Santo de la Espada o El hombre que está solo y espera, como los libros de lectura Delantales blancos o Arroyito. Sus hijos, Germán y Fernando, siguen siendo fieles a la tradición familiar.
Una librería olvidada es la que se llamó “Casa Bermúdez”, con vidriera en Bucarelli 2512, a escasos metros de Guanacache, para decirlo con un nombre de entonces. Estaba atendida por el matrimonio Bermúdez. Allí concurríamos a comienzos de la década del cincuenta, no sólo para adquirir los textos de estudio que nos pedían en el Nacional, sino también, para comprar algunos de los libros de la ya mítica colección Austral, a los que siempre veíamos mostrando sus lomos alineados y formando un arco iris de nueve colores. Las Odas de Horacio en gris; Marianela, de Pérez Galdós en azul; La Obra completa de Jorge Manrique en violeta; los Diálogos de Platón en verde… y mil títulos más.
Siguiendo con las esquinas, recordemos ahora la de Bartolomé Mitre y Junín, en la que Boris Jungman compró, en 1949, la librería “La antigua nena”, a la que rebautizó con el nombre de su esposa. En 1953, en Roosevelt 5017, entonces Guanacache, abrió sus puertas la primera sucursal de “La Dorita”, una librería cuya característica principal ha sido, y sigue siendo, la venta del libro usado. En aquellos días toda una innovación y hoy más que nunca una necesidad. Textos escolares y universitarios, novelas, libros de poesía, ensayos…
Dorita falleció en enero de 1998 y don Boris en octubre del 2002. Ahora, las libreras y consejeras de alumnos y docentes pasaron a ser Frida y Clara, sus dos hijas.
En 1997 se inaugura la librería “Martycer” (de Martínez y Ceriani), en Monroe 4957 (esta vez a mitad de cuadra). Hablo con Héctor Martínez, su propietario, y me dice que todo comenzó con su afición a coleccionar libros sobre tango y Buenos Aires antiguo.
–Eso me llevaba a recorrer las librerías de la calle Corrientes -rememora- hasta que después alguien me ofreció una sociedad y me inicié como librero. Fue en el “Mercurio”, en Corrientes y Callao. Mi librería se especializa en temas relacionados con el tango y la ciudad y en ofertas de todo tipo.
Recordemos ahora los nombres de dos librerías que, en la década del 50 estaban en esa misma cuadra: “Garone” y “Arpegio”.
Y para terminar, considerando que de papeles y de libros se trata, y sin olvidarnos de Guttemberg, vaya también un recuerdo para quien fuera el eunuco mayor del emperador Ho Ti. Se llamaba Ts’ ai Lun. Fue él quien meditó y experimentó, y con el tiempo produjo una nueva sustancia hecha de corteza de árbol, desperdicios de cáñamo, trapos y viejas redes de pescar. Fue él quien fabricó papel por primera vez. Refieren las crónicas que eso ocurrió en el año 150 de nuestra era.
Información adicional
“Villa Urquiza – sus Orígenes”. Luis Alposta – Colección Cuadernos del Aguila, vol.5. Ed. Fundación Banco de Boston, Buenos Aires, 1989.
Categorías: Comercios, Cosas que ya no están
Palabras claves: ANTIGUAS LIBRERÍAS
Año de referencia del artículo: 2020