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Ciudad de Buenos Aires

Tres Templos Porteños y un mismo Genio

Carlos Antonio Gasparri

Templos de Ernesto Vespignani en Buenos Aires, Sin fecha. Ma. Auxiliadora y San Carlos (H. Yrigoyen esq. Q. Bocayuva) - Bo. Almagro // Nta. Sra. de los Bs. As. (Gaona esq. Espinosa) - Bo. Caballito

A fines de 1900 arriba a Buenos Aires, procedente de Italia donde había nacido, el presbítero Ernesto Vespignani, convocado por su hermano José, superior de los salesianos para proyectar y dirigir un nuevo templo en reemplazo de la antigua iglesia San Carlos Borromeo de nuestra ciudad, dado que “la necesidad de ofrecer comodidad a la población siempre creciente del extenso barrio de Almagro, hizo nacer el deseo de tener un espacioso y hermoso templo”.

El padre Ernesto Vespignani traslada desde Turín (Italia) a la capital argentina la Oficina Técnica Central de Arquitectura Salesiana y la instala en el actual Colegio Pío IX (Almagro), siendo considerada una verdadera escuela desde donde se proyectan numerosos edificios religiosos y escolares que supervisará personalmente viajando por el interior de nuestro país y a otras naciones de la región.

Aunque debemos decir que aún no existe un estudio preciso de sus obras y que muchas de las menciones son superficiales o con datos imprecisos, el consenso mayoritario entre quienes escribieron sobre la actividad arquitectónica desarrollada por este benemérito sacerdote de Don Bosco, es que fue un ecléctico. Exploró principalmente el románico lombardo como búsqueda de una imagen que remitiera al sentimiento nacional del norte de Italia creando un lenguaje asociado a la tierra de origen de la congregación.  Supo poner en práctica, sin embargo, otros repertorios formales sobre todo para obras no relacionadas con los salesianos.

Entre las obras realizadas en la ciudad de Buenos Aires nos referiremos a las hermosas Basílicas del Santísimo Sacramento, María Auxiliadora y San Carlos y Nuestra Señora de Buenos Aires.

 

BASÍLICA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

El templo, ubicado en la calle San Martín 1039 (Barrio del Retiro), cerca de la plaza homónima, fue donado a la congregación de los padres sacramentarios por la señora María Lina de las Mercedes Castellanos de Anchorena, hija de Aarón Castellanos y esposa de Nicolás Hugo de Anchorena Arana, quien manifestaba que si ella vivía en un palacio, su Dios también tenía que tener uno. Lo logró porque está considerada como una de las iglesias más lujosas de la ciudad de Buenos Aires.

La piedra fundamental fue colocada en 1908 y su consagración se realizó en 1916 estando a cargo del Arzobispo de Buenos Aires,  Mariano Antonio Espinosa; ese mismo año fue erigida en Basílica menor por el Papa Benedicto XV.

El diseño fue realizado en Francia por el estudio de arquitectura Alfred Coulomb y Louis Pierre Léopard Chauvet quienes lo enviaron a Buenos Aires para que el arquitecto salesiano Ernesto Vespignani lo construyera, pero éste consideró necesario modificar diversos aspectos  del proyecto original.

El edificio, de estilo ecléctico, posee cinco torres, tres en su fachada central donde se destaca una escultura del Beato Julián Pedro Eymard, fundador de la Congregación del Santísimo Sacramento en su centro y fue levantada una capilla en el torreón circular que cierra la fachada por el lado Sur. Tanto esa imagen como la de los ángeles de rodillas a sus pies, están hechas en mármol de Carrara.

La basílica está desarrollada en dos niveles claramente diferenciados: la cripta o templo inferior, ubicada por debajo de la superficie; y el templo propiamente dicho, ubicado sobre ella.

Los aspectos más destacados del templo superior son el Altar Mayor donde se coloca la Custodia del Santísimo, de mármol blanco con vetas grises, además de ónix y mosaicos venecianos. Sobre ese emblema del edificio hay un templete con ocho pares de columnas de ónix granate de Marruecos. También hay cuatro ángeles esculpidos en mármol de Carrara. La gran Custodia fue realizada en oro y plata en París (Francia). Además, el púlpito, los confesionarios, la sillería del coro y las puertas, todos hechos en madera, fueron realizados por ebanistas de la ciudad belga de Brujas.

La cripta fue inaugurada en 1911, cuatro años antes que la basílica del nivel superior. Entre las puertas de la entrada, se ve la tumba de la benefactora de la Basílica, en una capillita que corresponde a la base del campanario central. Con un estilo románico más sencillo que el templo principal, la cripta está hecha con materiales de la calidad más alta que se encontraba en Europa a principios del siglo XX: piso granítico de Alemania; mármoles y luminarias de Italia; columnas de piedra de una sola pieza, y bancos de maderas de Brujas, Bélgica. El altar, revestido de piedra ónix conserva una “joya que pasa inadvertida”: es el baldaquino, donde se coloca la custodia con el Santísimo para su adoración. Esa cúpula es de una sola pieza de ónix muy difícil de conseguir.

Al construir la cripta, Don Vespignani quitó del proyecto inicial dos hileras de columnas, con las que Mercedes Anchorena mandó construir otra iglesia: Nuestra Señora de las Mercedes, en Echeverría al 1300, en el barrio de Belgrano.

 

BASÍLICA DE MARÍA AUXILIADORA Y SAN CARLOS

El 24 de junio de 1900, se dio inicio oficial a la obra con una celebración presidida por el salesiano Juan Cagliero. ​ El papa León XIII, muy consustanciado con la obra de Don Bosco, delegó en el internuncio Mons. Antonio Sabatucci la bendición de la piedra fundamental del nuevo templo, en tanto que el presidente argentino Julio Argentino Roca y Teodelina Fernández de Alvear aceptaron ser los padrinos, poco después de la recomposición de las relaciones entre la Santa Sede y nuestro país.

En esta obra se combinan diferentes estilos, si bien su base es el estilo neo-románico lombardo, tal como él mismo lo señaló. Sin embargo, el templo es más bien característico de una arquitectura ecléctica, ya que: el estilo románico tiene su representación en el arco de medio punto  y en la planta del templo; el estilo lombardo se muestra en la decoración estriada; el estilo bizantino aparece en el contraste ornamental entre el interior y el exterior; el estilo barroco se pone de manifiesto en la profusión de ornamentos, color, formas y dorados; el estilo gótico se revela en la verticalidad transmitida por la esbeltez de las columnas y las ventanas con vitrales.

La fachada ostenta los rasgos esenciales de estilo románico con la inclinación en el frente en armonía con la del techo y las pilastras que se dividen en tres partes para indicar la repartición interna de las naves, rematándose con graciosos pináculos a manera de templete.

Aumenta la majestad de la fachada el campanario que se levanta en medio hasta alcanzar, con la extremidad superior de la cúspide, la altura de cincuenta metros desde el suelo sin que se confundan en lo más mínimo sus líneas generales.

En efecto, corren por todo el frente las características galerías que siguen la inclinación de las vertientes, estando éstos y otros ornamentos en armonía con todas las demás partes del edificio. Para facilitar el ingreso se abren tres puertas: una más ancha en el medio, sobre ornamentada de frontispicio que forma cuerpo de decoración con la gran ventana del centro, y dos puertas laterales más pequeñas, cada una sobre el eje de la nave respectiva.

El padre Vespignani reiteró el uso del ladrillo a la vista en todas las envolventes exteriores, intercalado con el revoque sobre elementos, como las ornamentaciones o las pilastras adosadas. En la fachada principal reforzó la verticalidad de la torre central utilizando las pilastras con las que remató las esquinas de los tres cuerpos de distintas alturas que la componen. A su vez se permitió ciertas licencias decorativas muy puntuales que se acercaron a la corriente anti-academicista de la arquitectura modernista, centrada principalmente en el grupo escultórico del cuerpo principal y la marquesina ubicados por sobre la puerta de ingreso (Av.Hipólito Yrigoyen 3993 – Barrio de Almagro).

La basílica está constituida por dos espacios claramente diferenciados: la cripta, llamada también «templo inferior», situada por debajo de la superficie; y el templo propiamente dicho, ubicado por encima de ella. A su vez, el templo presenta dos niveles, aunque espacialmente están unidos en una doble altura: el «templo medio» para albergar a los feligreses, y  las «galerías» superiores, tal el nombre que el arquitecto Vespignani le diera, también llamadas «templo superior», o «tribunas» concebidas para ser utilizadas por el alumnado del anexo colegio Pío IX.

Con su concepción de los tres niveles, el arquitecto Vespignani simbolizó los tres estadios de la Iglesia: la Iglesia purgante se representa con la cripta; la Iglesia militante se simboliza con el templo medio o nave principal, mientras que la Iglesia triunfante tiene en las galerías superiores su representación. Estas expresiones metafóricas son una constante en la obra de Ernesto Vespignani, y se revela gracias a las memorias descriptivas de sus trabajos.

La cúpula, que cubre el presbiterio, tiene un perímetro octogonal, ​ y remata en una bóveda a 45 metros del suelo. ​ Allí se asienta una linterna que sustenta una imagen de María Auxiliadora de cinco metros de altura.

El templo superior alberga el camarín de la Virgen, al que se accede desde el templo medio por dos empinadas escalinatas de mármol ubicadas a ambos lados del altar mayor, las cuales plantean en su recorrido un verdadero peregrinaje interior hacia el lugar que se considera el centro de la espiritualidad salesiana del templo, la imagen de María Auxiliadora conocida popularmente como «la Virgen de don Bosco», ya que fue bendecida en Turín por él​, en 1885 y recibió la coronación pontificia en 1956.

Al igual que el templo medio, la cripta está constituida por una nave central y dos naves laterales, separadas entre sí por voluminosas columnas octogonales. Se caracteriza por su carácter sobrio, despojado de ornamentación, y por la horizontalidad de sus proporciones. El punto de máxima relevancia viene dado por un baldaquino sostenido por cuatro columnas cilíndricas de granito pulido, debajo del cual se ubica el altar mayor de mármol de color beige.

La ornamentación del templo medio y de las galerías superiores es abundante en materiales y objetos de calidad. Ya el ingreso a la basílica permite apreciar un contraste manifiesto entre el exterior del edificio, sobrio y austero, y el interior con frondosa decoración.

Además de su función de sustentación, las columnas espigadas tienen un objetivo relevante desde el punto de vista de la organización y ornamentación del templo. Con sus 15 metros de altura y sus capiteles románicos con motivos vegetales, las columnas constituyen la divisoria entre las naves. Además, las columnas son en buena medida responsables del espíritu festivo del ambiente, ya que están ataviadas de fajas horizontales en colores beige y rojo ladrillo. Ese predominio de rojos, junto con otros ornamentos dorados que presenta la basílica, le otorgan al conjunto del ambiente un carácter vivaz y alegre.

Al igual que el bajorrelieve del altar de la cripta, el altar mayor del templo medio fue realizado por el escultor turinés Sassi. En el altar principal, la imagen central es una gran estatua del Sagrado Corazón de Jesús que se encuentra acompañada con un mural donde se disponen las figuras de santos — siete varones y siete mujeres — con las miradas enfocadas en su mayoría en la imagen principal, todos ellos vinculados de una forma u otra con la devoción al corazón de Jesucristo. En 1906, Enrique Vespignani trasladó desde Italia buena parte de los mármoles que hoy revisten los muros y las bases de las columnas, como también aquellos en los que se esculpieron los ángeles portadores de las pilas de agua bendita, ubicadas a ambos lado de la entrada.

En las galerías o templo superior, el azul cerúleo estrellado de las bóvedas simboliza el cielo y los floreados arabescos a las diferentes virtudes. Las ventanas esbeltas, así como los ventanales del crucero y los de la cúpula, son vitrales con decoraciones policromas que destacan con la luz natural. También se destacan las arañas colgantes con tulipas de cristal de Murano.

 

SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS BUENOS AIRES

El 3 de diciembre de 1911, en un amplio terreno donado por Celina Bustamante de Beláustegui, con la bendición del arzobispo de Buenos Aires,  Mons. Mariano Antonio Espinosa, se coloca la piedra fundamental del templo actual y tras veintiún años de trabajo, el mismo día de 1932 fue solemnemente bendecido e inaugurado por el Nuncio apostólico  de la Santa Sede, Mons. Felipe Cortesi.

Es uno de los templos más hermosos de nuestra ciudad, ubicado en la Av. Gaona 1730 (esq. Espinosa) del barrio de Caballito, erigido por la Orden Mercedaria a la Santísima Virgen bajo esta advocación (Nostra Signora di Bonaria) que tiene su origen en la ciudad italiana de Cagliari (Isla de Cerdeña).

Es de estilo neogótico o lombardo del norte de Italia, tiene una longitud de 80 metros de largo y 32 metros de ancho y es de cemento armado, en cuyo uso fue pionero el padre Ernesto Vespignani, quien además la consideraba su obra cumbre. Por su estructura tiene una particular luminosidad. Posee torres que alcanzan los 75 metros de altura. Un rosetón pentagonal se exhibe sobre la fachada y, a ambos lados, están las bases de las dos torres campanarios (una de ellas tiene un reloj de 1928), de planta cuadrangular colocadas diametralmente a los ejes del edificio envuelven el majestuoso atrio con dos puertas centrales. Esas notables torres están espléndidamente decoradas con terrazas de celda campanaria en forma de templete circular con recortes y calados que albergan catorce estatuas de santos mercedarios.

En esas macizas puertas de bronce se rinde homenaje, con esculturas en relieve, a Juan Díaz de Solís, Pedro de Mendoza, Cristóbal Colón y Juan de Garay. En su interior, podemos admirar un baldaquino de diecinueve metros de altura hecho de granito rosado alemán con capiteles de bronce coronado por doce ángeles. Fue presentado en 1926 con el Altar Mayor de mármol italiano decorado con mosaicos venecianos.

El altar mayor se halla aislado en el centro del presbiterio, circundado por una nave, con una galería sobrepuesta y coronado por una majestuosa cúpula, cuya linterna alcanza los 45 metros de altura. En el altar mayor encontramos las imágenes de Nuestra Señora de la Merced y Nuestra Señora de los Buenos Aires, ubicada sobre una embarcación.

En la planta alta se encuentra el Camarín de la Virgen Generala, “Nuestra Señora de la Merced” ante la cual Manuel Belgrano entregó su  bastón de mando tras la batalla de Tucumán. La imagen es la que se utilizaba en los actos públicos y estaba en guarda en casa de la llamada “familia camarera” (eso era común en siglos pasados) que se ocupaba no solo de guardarla y rendirle culto, sino de mantenerla en condiciones para cuando le fuese requerida. Los descendientes de aquella familia camarera se enteraron que los Mercedarios se habían radicado nuevamente en Buenos Aires, y quisieron devolver la imagen; la ofrecieron a la Orden y dos religiosos de la comunidad porteña viajaron a Tucumán y en tren, trajeron la imagen histórica en 1913. Entre tanto, estaba apenas iniciada la construcción de la Basílica, se reservó para ella el Camarín, originariamente destinado a la Virgen de Buenos Aires, titular del templo.

Concluimos señalando que toda la obra edilicia de Don Ernesto Vespignani tuvo una magnitud tal que generaba un especial entramado urbano. Allí donde las construcciones se ubicaban dejaban una huella imborrable, el lugar se  jerarquizaba. Su especial contribución, y por ende, la de la congregación salesiana,  fue la construcción de iglesias y colegios que sirvieron para que varias generaciones de argentinos recibieran una educación cristiana y ciudadana, según el espíritu de San Juan Bosco.

Información adicional

ARQUITECTO PRESBÍTERO ERNESTO VESPIGNANI.
arquitectos-italianos-buenos-aires. blogspot.com, octubre de 2011

EL ARQUITECTO DE DIOS, la obra del salesiano Ernesto Vespignani. Entrevista al investigador Juan Antonio Lázara, Boletín Salesiano, julio de 2018

RELIGIÓN Y CONQUISTA DE LA PATAGONIA, Referencias europeas en su arquitectura religiosa (1869-1932).
Liliana Lolich

ERNESTO VESPIGNANI, el arquitecto de Dios. Elena Inés Maurín de Rufino, www.buenosaireshistoria.org
LA MAJESTUOSA BASÍLICA DE RETIRO Y EL MITO DE AMOR QUE LLEVÓ A OCULTAR EL EDIFICIO.
José María Costa, La Nación, enero de 2019

CONOCÉ LA BASÍLICA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, la joya de Retiro.
www.metrópolis.com.ar, mayo de 2016

PARROQUIA SAN CARLOS BORROMEO Y BASILICA MARÍA AUXILIADORA.
Miguel Cabrera, www.baiglesias.com

BASÍLICA MENOR SAN CARLOS BORROMEO Y MARÍA AUXILIADORA.
www.infoens.org, Buenos Aires, Argentina, noviembre de 2019

SANTUARIO NUESTRA SEÑORA DE BUENOS AIRES. www.acciontv.com.ar

BASÍLICA NUESTRA SEÑORA DE BUENOS AIRES, Inicios del templo y su relación con la arquitectura gótica.
Carolina Fornes – Carla Ferrari, blog fifo.palermo.edu

Categorías: Iglesias y afines, RELIGION, Arte, Religiosidad
Palabras claves: Iglesias. San Carlos. María Auxiliadora. Nuestra Señora de los Buenos Aires. Santísimo Sacramento. Arquitectura. Vespignani.

Año de referencia del artículo: 2020

 

Basílica del Santísimo Sacramento (San Martín 1039) - Bo. Retiro. Oficina Técnica del Colegio Pío IX (H. Yrigoyen esq. Yapeyú) - Bo. Almagro; donde el Arquitecto y Sacerdote Ernesto Vespignani tenía la Oficina Central de Arquitectura de los Salesianos en América.

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