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Villa General Mitre

Villa Sauze, extinguido barrio de Buenos Aires

Arnaldo Ignacio A. Miranda

Encabezamiento de venta de un lote en Villa Sauze, 1903.

En 1896, el doctor Luis Adolfo Sauze inició el loteo de un incipiente núcleo urbano denominándolo “Villa Sauze”, intentando que su apellido perdurara en la nomenclatura urbana. Sin embargo, algunos años más tarde esta denominación quedó subsumida al surgir el barrio metropolitano llamado “Villa General Mitre”, el 15 de septiembre de 1908.

Los terrenos sobre los cuales tuvo su existencia efímera este barrio formaron parte “ab urbe condita” de una amplia franja de tierras ubicadas al rumbo oeste, conocidas durante el siglo XVII como “Pago de La Matanza”.1 En aquellos tiempos formaron parte de una gran chacra que fue sucesivamente propiedad del capitán Mateo Leal de Ayala y del deán Dr. José de Andújar. Este último la vendió en 1779 a don Isidro Lorea, destacado escultor muerto durante la invasión inglesa de 1806.2
A efectos de brindar una mejor ubicación y de acuerdo con las referencias actuales la antigua chacra de Lorea comprendía el perímetro delimitado por el Riachuelo, al sur; Pedernera – General José G. Artigas, al oeste; avenida Álvarez Jonte, al norte y Boyacá-Carabobo, al este.3 Ya hacia 1801 el renombrado escultor había iniciado el fraccionamiento de su latifundio resultando compradores de quintas, oscilantes entre cinco y diez hectáreas, Miguel Uzal, José Santos López y Melo, Rafael Ricardo y Roque Jacinto Pintos, entre otros.4
Seguiremos la evolución de la finca perteneciente al último nombrado por ser de interés del presente trabajo.

Panorama entre 1810 y 1890
Roque Pintos fue un labrador que no introdujo grandes mejoras en el lugar que ocupó desde 1801. Con fecha 13 de octubre de 1823, vendió su propiedad al presbítero Eusebio Trillo, quien dos años más tarde anexó una fracción lindera por compra que realizó a la viuda de Rafael Ricardo.5 Se trataba de una propiedad de diez cuadras y media de frente, por quinientas varas de fondo, lindante al norte con terrenos de la Chacarita de los Colegiales, al este con los sucesores de Agustín Pesoa, al sur, calle en medio, con José Santos López y al oeste con Alonso José Ramos.6 Tomando como base calles actuales, este predio se encontraría demarcado por la avenida Gaona y las calles General José G. Artigas, Álvarez Jonte y Boyacá.7
El sacerdote introdujo notables mejoras en estos terrenos incultos, edificando algunos ranchos de paja y adobe con puertas de tabla y procurando la proliferación de plantíos y diversas especies arbóreas.
Luego de una breve enfermedad el doctor José Eusebio Trillo dejó de existir en casa de su hermana hacia noviembre de 1838.8 Los parientes colaterales del cura entraron en un largo pleito con el objeto de adjudicarse un capital superior a los doscientos treinta mil pesos ($ 230.000) de aquella época.9 Finiquitada la causa judicial, luego de casi veinte años, el inmueble objeto de esta investigación fue vendido en pública subasta el 20 de noviembre de 1856, resultando comprador el martillero Santiago Oliden.10
Al día siguiente Oliden traspasó el dominio adquirido a favor de don Antonio Dunoyer, Cónsul General del Rey de Cerdeña, quien a su vez, cuatro meses después, en marzo de 1857, declaró que la mitad del bien adquirido correspondía a Juan Bautista Piana.11
Fallecido Antonio Dunoyer el 10 de marzo de 1875 bajo los términos contenidos en su testamento ológrafo, resultaron herederos sus sobrinos Manuel y Antonio quienes, de común acuerdo con Piana, dividieron materialmente el terreno de sur a norte.12
Transcurridos doce años más, el 18 de mayo de 1857, resultó comprador de la parte correspondiente a los derechohabientes del reputado Cónsul General, Luis Mascardi.13 Desde aquel día y por el término de casi tres años se realizó una dilatada serie de ventas y negociados con claros fines especulativos, al igual que ocurrió con otras propiedades linderas.
He aquí una lacónica reseña de lo sucedido: Mascardi vendió el 31 de mayo de 1887 a los señores Emilio Vily, Manuel Sánchez, Tomás Nocetti y Juan Spinetto quienes, pocos días después, el 10 de junio, lo traspasaron a favor de Pedro Guiñazú.14 Este último lo enajenó el 26 de septiembre del mismo año a Juan Parpaglioni quien, a su vez, lo hipotecó algunos días más tarde a favor del Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires por la suma de trescientos mil pesos ($ 300.000) moneda nacional en cédulas serie “K”.15 Como resultado final de estas maniobras arribamos al 8 de octubre de 1889, fecha en la que resultó adquirente la sociedad que giraba en plaza con la denominación de “Constructora de San José de Flores”.16
Se trataba en aquella época de

“…un terreno de chacra ubicado en el Cuartel V de la Parroquia de San José de Flores sobre calle de Gauna compuesto de doscientos veinte y cuatro metros con noventa centímetros de frente al sudeste, teniendo de fondo en el costado nord-este mil trescientos noventa y ocho metros, por el costado sudoeste mil trescientos cincuenta y cuatro metros con cuarenta centímetros y por el contrafrente al noroeste doscientos treinta metros con treinta centímetros”.17  

En poco tiempo más se intentaría formar sobre la extensión descripta un barrio metropolitano con singulares características.

Nace Villa Sauze
La Constructora de San José de Flores, presidida entonces por Mariano Escalada, sufrió diversas alternativas. Hacia mediados de 1892 la compañía carecía de liquidez y enfrentaba serios inconvenientes para cumplir con los impuestos de sus inmuebles y servicios de la hipoteca de marras.
En ese estado de cosas apareció Manuel Chaves –testaferro de Luis Sauze, como veremos más adelante–, quien propuso al directorio de la empresa en su sesión del 2 de julio de 1892 la compra del bien raíz en cuestión, todo lo cual fue aceptado teniendo en cuenta que “debido a las ventas que en público remate se han hecho en Vila Santa Rita, propiedad lindera a la que se solicita y a los precios obtenidos en los distintos remates de cuatro y once centavos la vara cuadrada como máximo”. La transacción fue verificada por documento privado.18
Con fecha 13 de diciembre de 1895 se conoció el nombre del verdadero comprador cuando Chaves otorgó declaratoria a favor del jurisconsulto Luis Adolfo Sauze, explicando que la compra hecha en 1892 había sido por cuenta, orden y con dinero de este.19
El nuevo adquiriente debió hacerse cargo del gravamen preexistente más sus intereses, multas y amortizaciones. De tal forma surgió la idea de dividir materialmente la extensión obteniéndose veintidós manzanas de ciento cuarenta varas por lado cada una. Se propendió a la apertura de algunas calles públicas, tal el caso de las actuales Fray Cayetano y Caracas, ambas paralelas a Sud América (hoy General José G. Artigas), que ya figuraban en la nomenclatura del 27 de noviembre de 1893.20 Respecto de las arterias corrientes en sentido oeste-este, fueron prolongadas de la pujante Villa Santa Rita surgida el 5 de septiembre de 1889.21 Conforme la aludida Ordenanza, ellas se denominaron: Dúngeness, Vírgenes, Monte Egmont, Monte Dinero, Deseado, San Julián, San Matías, Camarones, San Blas y Médanos. Actualmente se llaman Luis Viale, Galicia, Tres Arroyos, Dr. Luis Beláustegui, Remedios Escalada de San Martín, General César Díaz, Alejandro Magariños Cervantes, Camarones, San Blas, y Juan Agustín García, respectivamente.22 Al igual que sus linderos estaba atravesado por el arroyo Maldonado, hoy entubado bajo la avenida Juan Bautista Justo.
El loteo propiamente dicho comenzó el 27 de febrero de 1896, extendiéndose hasta después de 1901. Reproducimos a continuación la nómina de los primeros cincuenta compradores, especificando nombres, apellidos, lote, manzana y fecha de adquisición.23

Antonio L. Agrelo 27/2/1896
L. 15,16,17,18
M. 2; L. 17,18,  M. 5
Eusebia P. de Fernández
L. 20,21  M. 1; L. 14  M. 3
Segundo Caratini L. 23  M. 4
Lorenzo Homar L. 20  M 3
Francisco Fernández Garzón
L. 22  M. 3
Rafael Villa L. 26,27  M. 4
José Piratte L. 18  M. 4
Esteban García L. 16  M. 7
Carlos J. Gunter L. 20  M. 4
Juan Messa L. 31,14  M. 4
Gabriel Igarzábal L. 2,3  M. 2
Carlos A. Pérez L. 9,10  M. 2
Andrés Sánchez L. 3,4  M. 3
Antonio Brioso L. 1,2 M. 3
Víctor Wainilowicz L. 14 M.4
Ignacia Brizuela L. 33 M. 2
Luis Rom L. 26 M. 7
Benedicta G. de Estévez L. 12,13  M. 3
Juan Gnero L. 21  M. 3
Juan Rebagliatti L. 11,12,13  M.2
Rosa C. de Shulten L. 17  M. 4
Filemón Brzeski L. 5,11  M. 7
Domingo A. Mariconda L.19,20,21,27,28,29
M. 2
Pedro Duranden L. 1  M. 4
Genaro Izzo y otro L. 4  M. 1
José Sendrá L. 1  M. 6
Benito Camps L. 2  M. 6
Vicente Pontrémoli L. 24,25  M. 4
Melchor Escobar L. 35  M. 4
Arsenio Martínez L. 36  M. 4
Juan Moreno 28/2/1896 L. 16  M. 3
Manuel San Martín L. 12  M. 7
Eustaquio Lomba L. 14  M. 7
Bernardo Ayabarrena L. 13  M. 7
Hilario San Martín L. 15  M. 7
Santos Marini L. 8,9,10  M. 3
Manuel Venturino L. 26  M. 3
Vicente Tucci L. 25,26  M. 5
José Sanseverino L. 1,2  M. 7
Patricio Ardolaza L. 6  M. 3
Ermindio Margante L. 10  M. 1
José Peralta L. 23  M. 3
Ramón Pizorno L. 6,7  M. 2
Vicente Gonzalez L. 1  M. 2
Juan Manuel Careyra L. 16,17  M. 6
Pedro Pasero L. 32  M. 4
Alejandro Siccoli L. 16  M. 4
Antonio Mosquera L. 5  M. 2
Antonio Perrotti L. 25,26  M. 2
Juan Perrotti L. 24  M. 2

Co­lo­fón
El doc­tor Luis Adol­fo Sau­ze ideó de­no­mi­nar al in­ci­pien­te nú­cleo ur­ba­no co­mo “Vi­lla Sau­ze”, in­ten­tan­do que de es­te mo­do per­du­ra­se su ape­lli­do en la no­men­cla­tu­ra ur­ba­na. Sin em­bar­go, al­gu­nos años más tar­de es­ta pre­ten­di­da de­no­mi­na­ción que­dó sub­su­mi­da al sur­gir el ba­rrio me­tro­po­li­ta­no lla­ma­do “Vi­lla Ge­ne­ral Mi­tre”, el 15 de sep­tiem­bre de 1908. z

Re­fe­ren­cias
1.- CU­NIET­TI – FE­RRAN­DO, Ar­nal­do Jo­sé, San Jo­sé de Flo­res, el pue­blo y el par­ti­do, 1580-1880. Edi­ción Jun­ta de Es­tu­dios His­tó­ri­cos de San Jo­sé de Flo­res. Bue­nos Ai­res, 1977, pág. 16.
2.- MI­RAN­DA, Ar­nal­do Ig­na­cio Adol­fo, La quin­ta de la fa­mi­lia Mi­ran­da en el Pue­blo de Jo­sé de Flo­res. Edi­ción Jun­ta Pro­mo­to­ra de Es­tu­dios His­tó­ri­cos de los ba­rrios del Oes­te. Bue­nos Ai­res, 2001, pág. 5.
3.- Ibi­dem.
4.- Ibi­dem.
5.- Ar­chi­vo Ge­ne­ral de la Na­ción Ar­gen­ti­na (en ade­lan­te AGN); Re­gis­tro 4 de 1823, es­cri­ba­no Ma­nuel de Lla­mes.
6.- MI­RAN­DA, Ar­nal­do Ig­na­cio Adol­fo; “Vi­lla Ge­ne­ral Mi­tre, ori­gen de un ba­rrio de Bue­nos Ai­res” (iné­di­to).
7.- Ibi­dem.
8.- AGN: Su­ce­sio­nes, le­ga­jo 8459, fs. 1 y ss.
9.- Ibi­dem.
10.- AGN; Re­gis­tro 7 de 1856, es­cri­ba­no Teo­do­ro Vi­la.
11.- AGN; Re­gis­tro 7 de 1857, es­cri­ba­no Teo­do­ro Vi­la.
12.- AGN: Re­gis­tro de la Pro­pie­dad In­mue­ble de la Ca­pi­tal, to­mo 209, fo­lio 361.
13.- Archivo de Pro­to­co­los No­ta­ria­les de la Pro­vin­cia de Bue­nos Ai­res. Re­gis­tro 44 de 1887, es­cri­ba­no Ber­nar­do Fol­ke­land.
14.- Ibi­dem.
15.- AGN; Re­gis­tro 52 de 1889, to­mo 2°, es­cri­ba­no Do­ro­teo Má­xi­mo Pi­ñe­ro.
16.- Ibi­dem.
17.- Ibi­dem.
18.- AGN; Re­gis­tro 52 de 1895, fo­lio 441, es­cri­ba­no Do­ro­teo M. Pi­ñe­ro.
19.- Ibi­dem.
20.- MI­RAN­DA, Ar­nal­do Ig­na­cio Adol­fo, Vi­lla San­ta Ri­ta, si­nop­sis his­tó­ri­ca de un cen­te­na­rio ba­rrio por­te­ño. Co­lec­ción Cua­der­nos de Bue­nos Ai­res LXI, MC­BA, 1994, pá­gi­na 43.
21.- Ibi­dem, pág. 35.
22.- MI­RAN­DA, Ar­nal­do Ig­na­cio Adol­fo, Vi­lla San­ta Ri­ta y Vi­lla Ge­ne­ral Mi­tre, dos ba­rrios por­te­ños. Edi­ción In­ter­jun­tas, co­lec­ción “Pre­sen­cias”. Bue­nos Ai­res, 2001, págs. 3 y 4.
23.- AGN; Re­gis­tro 52 de 1896, es­cri­ba­no Do­ro­teo Pi­ñe­ro

Información adicional

Año VII – N° 36 – junio de 2006
I.S.S.N.: 1514-8793
Re­gis­tro de la Pro­pie­dad In­te­lec­tual N° 100.991

Categorías: ESPACIO URBANO, Mapa/Plano
Palabras claves: Urbano, Villa General Mitre, Loteo, barrios

Año de referencia del artículo: 1908

Historias de la Ciudad – Año VI Nro 36

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