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“Cuando vos le arreglás la bicicleta a alguien, te lo agradece toda la vida”

Saavedra

“Bicicletería del parque” funciona en la casa donde Daniel vive desde los 3 años, cuando llegó de Rosario con sus padres, en el 73. “Cuando llegué al barrio los chicos todavía salíamos a jugar al ring raje y a tirarle bombitas de agua a los colectivos en carnaval. En las noches de calor, los vecinos sacaban la silla a la vereda. Me gustaba tomarme el 76 de noche e irme a Chacarita a comer pizza de parado a Imperio. El colectivo pasaba por la puerta de la casa de Goyeneche en la calle Melián, me acuerdo de verlo sentado en la vereda y que los colectiveros le tocaran la bocina. Saavedra conserva un poco esa humildad, esa idiosincrasia. Hoy esas cosas han desaparecido porque la vida cambió. Con el boom inmobiliario, donde antes había una familia ahora hay 10. Acá cerca había una casa de estilo francés, preciosa, en donde han hecho cuatro cajas de zapatos apiladas una arriba de la otra. Añoro la fisonomía del barrio de cuando uno era chico. Yo adoraba a Casimiro, panadero de ‘La Salamanca’. Cuando falleció el lugar cambió (el local sigue, pero a veces no son los lugares, sino las personas). Más allá del progreso inevitable, todavía no nos dejamos atropellar por la modernidad, tenemos un barrio lindo, tranquilo, con una vecindad sana.” Daniel arrancó con la bicicletería en el 89. En el 98 cerró y tuvo 2 bicicleterías más en el barrio, hasta que en 2011 volvió y reabrió. “Acá atendí a chicos que hoy son hombres. Cuando vos le arreglás la bicicleta a alguien, te lo agradece toda la vida. La bicicleta tiene algo único: es vivencial, porque es uno mismo quien la anima, la comprende y le da vida. Saavedra es un barrio muy ciclista. Hay un circuito callejero que abarca Balbín, todo el frente del Parque Sarmiento, Triunvirato, en donde está el Club Sirio Libanés, la curva de Larralde, y desemboca en la colectora de la Gral. Paz. Es un triángulo de 5 km. Vos vas un domingo y parece el Tour de France porque se arman varios pelotones. Es un espectáculo ver al ciclista con el ‘disfraz’ y, a la velocidad que va… cuando pasa el pelotón parece que pasa un tren. El público de la bicicletería fue variando. He tenido hombres grandes que ya no pueden andar, o han fallecido, y eso te entristece, pero también llegan chicos nuevos, y te alegran. La vida es una rueda y permanentemente necesita de esa renovación.

Daniel, bicicletero del barrio
Este testimonio forma parte de la Colección Barrios y Vecinos de Asociación Civil Rumbo Sur.

 

Datos: Saavedra / 22/03/2018 / Saavedra, buenosaireshistoria, buenosairesvecinos, testimonios, historiaoral, porteños, calecitero, traccion a sangre, bicicleta, bicicletero, oficio


Este testimonio es parte del libro
Saavedra, épica de barrio
Asociación Civil Rumbo Sur

Fotografía: Magdalena Siedlecki

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