Walter llegó a Saavedra con 10 años: “Hice la primaria en la escuela Rodolfo Senet, al lado de la vieja cancha de Platense, en donde hoy está el Poli. Los sábados jugábamos al fútbol. En cada placita de García del Río había una barra: los de Moldes jugábamos contra los de Zapiola. En mi adolescencia se hacían los clásicos asaltos en las casas. Los carnavales en el Club All Boys eran todo un acontecimiento. Íbamos al cine Cumbre que estaba donde hoy es el centro neurálgico del barrio, y el Lido, donde te pasaban películas en continuado. Al lado del Puente Saavedra, donde hoy hay una gomería, funcionó mucho tiempo El Cajón, un restaurante con una historia única. Me la contó Alberto Piñeiro, Director del Museo Saavedra: mientras estaban velando al dueño de la casa, se levantó y se sentó en el cajón. Por ese hecho mandó a construir en su propiedad una casa con forma de cajón”, se ríe. “El Parque Saavedra es el fondo de nuestra casa, y lo lindo es que lo seguimos disfrutando, no está enrejado y podemos salir de noche a pasear. Al mismo tiempo, está todo muy cambiado: hay muchísima actividad y se está llenando de barcitos y negocios que le dan otra dinámica a la zona. La sociedad va mutando con la tecnología y las nuevas construcciones.” Desde 2009, Walter, es el coordinador del Centro Cultural Spilimbergo, que funciona en la Escuela del Barco Centenera desde 1986. “Para muchos, nosotros somos la nocturna de la escuela. Por el centro pasan 1.400 vecinos todos los meses, desde los 6 años hasta los 90. Cuando se mezclan las generaciones y todas participan de una misma actividad se crean una mixtura y una energía indescriptibles… La
gente se va de acá contenta y empieza a compartir cosas con el vecino afuera. Los centros barriales y los clubes son los espacios en donde se sigue manteniendo viva la esencia del barrio. Hacemos un trabajo social muy importante. Acá el vecino encuentra un lugar de comunión con el otro. Cada día que pasa es una fiesta y la gente lo agradece. Eso vale más que cualquier cosa… Saavedra es la tierra del Polaco, de Edmundo Rivero. El que vive en Saavedra no se quiere ir. Saavedra es todo. Tenés que vivir acá para entenderlo. Tenés que compartir un día en el parque y ver a la gente que se lleva su sillita, se junta a tomar mate, a jugar al fútbol, a cantar con la guitarra…”
Walter, Centro Cultural Spilimbergo
Este testimonio forma parte de la Colección Barrios y Vecinos de Asociación Civil Rumbo Sur
Walter, Centro Cultural Spilimbergo
Datos: Saavedra / 22/03/2018 / Saavedra, buenosaireshistoria, buenosairesvecinos, testimonios, historiaoral, porteños, vecino, Centro Cultural Spilimbergo