Mi abuela paterna, doña Pía, era de Firenze, Italia, y tenía fama de no querer que a nadie le faltara un café con leche. Eran épocas duras, venía de la guerra. Llegó a Argentina embarazada, después vino mi abuelo. Al llegar se les ocurrió poner una pensión para dar comida en la calle Herrera. Era una zona de muchos talleres gráficos, así que iban muchos mecánicos. Yo era chiquita y salía a la puerta. Los chicos jugaban a la pelota. A veces pedía permiso para que me dejaran jugar, ¡y me ponían nada más que de arquera! Después, mis padres y mis abuelos abrieron la Aida, un restaurante-pizzería, en la calle California. Mi abuela cocinaba sus recetas y se servía a los parroquianos. Yo jugaba en la fonda mientras la familia trabajaba y lo disfrutaba mucho. Era un negocio conocido en Barracas. Todos íbamos al colegio público Presidente Derqui, en la calle Iriarte. Siempre fue un barrio amistoso, de mucho inmigrante. Los vecinos eran muy compañeros y solidarios. Familia que tenía un problema iba el vecino a ayudarla. Había gente de la colectividad en la cuadra. Nos sentíamos muy hermanados. Nos juntábamos a tomar la merienda. La casa de uno era la casa del otro. Desde los 8 años empecé a nadar en Sportivo Barracas. Era el único club del barrio con pileta, hasta corrí torneos… ¡me anotaba en todas! A los 14 empecé a ir a los bailes. Mi mamá me hacía vestidos, polleras fruncidas, paisanas y blusitas. Era todo un acontecimiento… más de 4 romances salieron de ahí {Amelia no puede contener la risa}. Tengo recuerdos hermosos.
Me recibí de maestra en el Normal 5. Cuando estudiaba éramos el blanco favorito de los chicos del Fray Luis Beltrán. Me acuerdo de ir a misa los domingos con algún muchachito que te venia a buscar. Uno me había escrito una cartita de amor… ¡no sabés qué cartita! Pero la madre lo quería matar, porque era judío.Yo soy católica, no fanática, pero me acuerdo siempre del Día de Santa Lucía… ¿sabés por qué me gusta? Porque me encuentro con todos los antiguos vecinos. Todo Barracas va a la procesión a tirarle jazmines a la virgen. Yo viví 3 años afuera, en Brasil. No sabés lo que lloré. Rezaba y hacía promesas de volver. Siempre tuve mis ojos y mi corazón mirando al sur.
El barrio hoy es más frío, pero me sigue tocando. Lo camino, lo veo y me vienen los ecos. Han tirado muchas cosas abajo, el mercado Pepín, la feria de Iriarte… acá me siento muy contenida. Es mi lugar en el mundo.
Amelia Pochi
Datos: Barracas / 24/04/2020 / Normal 5, Sportivo Barracas,