Mi abuela fue una de las primeras habitantes de las casitas. El barrio Espinosa se hizo en el año ‘23. Son 64 casitas que se hicieron cuando acá no había nada. Monseñor de Andrea organizó una colecta con alcancías callejeras, se juntaron un millón de pesos, y pidió que las casas fueran para gente joven. Venían el pescador, el tachero, que arreglaba las ollas con el soldador, el lechero, que tocaba una campanilla y a los que nos gustaba salíamos a tomar la leche, recién salida de la vaca. Después fue creciendo alrededor. Lo que primero se hizo fue la Basílica del Sagrado Corazón. Este barrio fue privilegiado, porque había grandísimas fábricas que le dieron trabajo a mucha gente. La Cooperativa del Hogar Obrero daba créditos blandos y muchos compraron su casa. Barracas tenía la impronta de los inmigrantes que venían a trabajar. Se formó una familia de gente buena. La enfermedad de uno era la enfermedad de todo el barrio. No había llave, las puertas estaban abiertas. En carnaval salían hasta los abuelos a jugar al agua. Después tuvimos la suerte de que se fundara el Club Pereyra, acá enfrente. Ser joven en Barracas era una fiesta, no había peligro de nada. Las chicas caminaban tranquilas. Al Club Perreyra venían las mejores orquestas que había: Troilo, Castillo, De Angelis, Di Sarli, D’Arienzo. Yo me colaba por el alambre y de ese tiempo me quedó un amor por el tango que no lo puedo ni contar. No había separación social ni disputas religiosas o políticas. El Club influyó enormemente en esto.
Nina vivía frente a Santa Felicitas. Siempre discutimos de cuál lado era mejor. Aquella parte tiene la mayoría de las historias de Buenos Aires, por Montes de Oca, que se llamaba la calle Larga. Todos los ricos tenían casas hermosas, mansiones y casonas. Venían de vacaciones desde Palermo. En esos tiempos no había tantas diferencias. El barrio de este lado no se transformó tanto. Todavía hay casa de chapas, edificaciones viejas.
Para nosotros los nostálgicos, hoy ser un vecino de Barracas es distinto, la gente ha cambiado. Pero se mantiene un espíritu de comunidad, una forma de ser de Barracas.
Cachito y Nina
Datos: Barracas / 01/01/2017 / Barrio Espinosa,