“Villa Crespo era un pueblo. Con la fundación de la Fábrica Nacional de Calzado y de la Curtiembre Federal, las chacras comenzaron a rodearse de casas de obreros y los vecinos empezaron a pedir la creación de una biblioteca. ‘Denme pan y un libro’, como decía el poeta Miguel Hernández. La biblioteca abre sus puertas en 1910. Funcionaba de noche, post horario laboral. Creada y mantenida íntegramente por los vecinos —de ahí el término ‘Popular’— aún hoy en día continúa siendo así. Trabajamos ad honorem, no somos empleados estatales”.
Eduardo, contador, profesor de historia y actual presidente de la comisión directiva, habla claro y apasionado: “Siempre tuve amor por la historia de los barrios. Llegué en 1990 para dar unas charlas sobre Villa Crespo y fue así como empecé. Este es un barrio de tradición de escritores, poetas, y músicos. Leopoldo Marechal inmortalizó el barrio en Adán Buenosayres y fue orgullosamente nuestro bibliotecario en el 19.
El vecino de Villa Crespo tiene nivel de lectura y cierto poder adquisitivo para comprar o donar libros. Funcionan en el barrio dos bibliotecas populares: una municipal y una anarquista.
En tiempos de celulares, e-books e internet, la Biblioteca Popular Alberdi sigue siendo visitada. Es un barrio con muchas escuelas, con muchos chicos de edad primaria que la frecuentan. Incluso tenemos una beboteca para los más pequeños. En la adolescencia se interrumpe el vínculo, pero pasados los 25-30 años los jóvenes vuelven a frecuentar el lugar.
Hacia el 30, en las fiestas patrias, la biblioteca era el centro de los festejos. Música, juegos, todo se hacía aquí y en la calle. A partir del 90 se dejó de ganar el espacio público. El barrio fabril quedó atrás y ese obrero fundacional mutó por el profesional o el estudiante, pero en esencia el vecino nunca cambió.
Eduardo, Biblioteca Juan Bautista Alberdi
Datos: Villa Crespo / 14/08/2018 /