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Familia de calesiteros

Barracas

Antonio empezó en 1919

Empecé en 1969, a los 18 años. Vengo de una familia de calesiteros. Mi papá era calesitero en Parque Rivadavia, mi tío en Parque Saavedra, mi hermana en Santos Lugares. Para ser calesitero tenés que tener tiempo y paciencia. La calesita es una recreación que no conoce distinciones sociales. Para mí los chicos son todos iguales, el que tiene y el que no. Si no tiene y me pide, lo dejo pasar.  Antes que mi papá estuvo Doña Carola. Cuando él no quiso seguir, seguí yo. La calesita tiene prácticamente 80 años en el parque. Antes, el predio era de los Pereyra Iraola y acá estaba la cancha de Sportivo Barracas. Después ellos lo donaron a la Iglesia y la otra parte le quedó al Gobierno de la Ciudad de esa época. En los ‘70 Barracas era distinto, más barrio. En el lago de enfrente había pescaditos y los juegos eran de madera. Había menos construcción y más descampado. Era un barrio de trabajadores. Había miles de fábricas, los expresos Andreani, General Motors, Siam Di Tella, Chevrolet… En este sentido Barracas fue decayendo. Se armaban partidos de fútbol y picnics. Un pibe de 14 años andaba en la calesita, ahora uno de 9, 10 ya no te sube. Cambió el tiempo, la manera de vivir de la gente. Ahora, al tener menos seguridad, la gente se encierra en los shoppings. Un día como hoy, estaba llena, ahora, olvidate.

Hace 48 años que estoy acá. Todos me conocen. La calesita te esclaviza pero da sus satisfacciones. Yo voy por Saavedra y me encuentro a alguien que dice: “Ahí va el calesitero de Barracas”. Vi pasar tres generaciones. Venían los pibes míos y hoy vienen mis nietos. Es la cédula de identidad que dejás. Igual la calesita se corta conmigo, mis hijos están en otras cosas.

Para mí, la vida es como la calesita, te da muchas vueltas pero siempre volvés al mismo lugar, con sortija o sin sortija. La gracia es intentarlo en cada vuelta.

Antonio

Datos: Barracas / 01/01/2017 / calesita,


Este testimonio es parte del libro
Barracas, raíces al sur
Asociación Civil Rumbo Sur

Fotografía: Pablo José Rey

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