Skip to content

“Recuerdos de infancia, los mejores…”

Saavedra

Retrato de Mari, en la puerta del bar 9 de julio

Mari nos cuenta que el bar abrió hace casi 100 años, con el mismo nombre, en la esquina de Balbín y Vedia. “Mis padres llegaron de Banfield cerca del 76. Mi viejo tuvo el bar por más de 30 años hasta 2010, cuando falleció. Con mis hermanos decidimos hacernos cargo y asociarnos con Carlitos, uno de los empleados que ya trabajaba con él. Es un rubro bastante demandante, pero también es muy lindo y satisfactorio. Acá viene gente desde hace muchos años. El vecino de Saavedra es divino. No me puedo quejar, son gente laburadora, muy respetuosa. Después, hay gente de paso, que se toma su cortadito y sigue a las corridas. De chica yo venía muy poco, porque era un bar de hombres. ¡Hoy vengo todos los días!”, se ríe al caer en la cuenta. “Nací, crecí y viví
en Saavedra toda mi vida. Hice el jardín y la primaria en el San Isidro Labrador. Recuerdos de infancia, los mejores: jugábamos a las escondidas y al quemado en la calle. Cuando llegaba el verano íbamos a la pileta de Platense, siempre nos movimos por el barrio. Íbamos al almacén de Pinto y Deheza, donde la gente nos confundía con mi hermana gemela. También íbamos a tomar helado a Chungo, y al kiosco de Alfredo que estaba a una cuadra de mi casa, en Freire y Pico. Hoy cambió mucho, se ven muchas construcciones entre las casas bajas. Yo vivo entre el Parque y el Dot, justo en la mitad, así que, o vamos para un lado, o vamos para el otro. Con la llegada del Dot circula mucha gente los fines de semana y cambió mucho la dinámica del barrio. Lo veo en mi
hija de 11 años: el punto de encuentro con sus amigos ya no es la calle, es el Dot. Yo me sigo quedando con el parque, es precioso. Los días de sol se llena de gente de otros barrios, pero esencialmente de vecinos que salen a correr, a caminar, a tomar unos mates. Yo siempre fui, desde chica, con la bicicleta, con los patines… y después, ya siendo madre, siempre la llevé a mi hija. El calesitero me vio crecer y después la vio crecer a ella, y así pasa con un montón de gente. El tiempo pasa, pero algo se sigue conservando entre las generaciones. El shopping trajo mucha gente, pero, aún así, acá todavía se mantiene el saludo, hay mucho respeto. Después de tantos años, uno ya tiene una amistad, otro tipo de trato que trasciende el ser vecinos. Saavedra es un barrio divino, con gente buena. Yo creo que no me voy más. Ojalá pueda seguir estando acá siempre.”

Mari, Bar 9 de Julio
Este testimonio forma parte de la Colección Barrios y Vecinos de Asociación Civil Rumbo Sur.

Mari, Bar “9 de Julio”

Datos: Saavedra / 22/03/2018 / Saavedra, buenosaireshistoria, buenosairesvecinos, testimonios, historiaoral, porteños, vecino, vecina, bar, 9 de julio


Este testimonio es parte del libro
Saavedra, épica de barrio
Asociación Civil Rumbo Sur

Fotografía: Magdalena Siedlecki

Back To Top