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“Toda mi vida se la dediqué al club. Mi jardín de infantes fue el Fulgor”

Villa Crespo

Retrato de Roberto, Presidente del Club Fulgor

Roberto, presidente del club, nació en Villa Crespo allá por el año 40, apenas siete años después de que surgiera el Fulgor en el 33, pero cuenta con orgullo que su relación con el club arrancó incluso desde antes de su nacimiento. “Mi padre conoció a mi madre en los bailes del club, así que mi madre ya venía al Fulgor conmigo en la panza. Los colores rojo y verde fueron tomados de la bandera italiana porque en aquel momento la mayoría eran tanos, luego llegaron los turcos, los judíos y los árabes, y se creó esa mezcla tan típica de Villa Crespo, como en mi caso que soy mitad árabe y mitad italiano. La mayoría de los clubes de barrio nacieron cerca de la década del 30 con los inmigrantes que los creaban, por lo general, para poder inscribirse en campeonatos de fútbol. Así y todo, dentro del club era más popular el básquetbol, porque los chicos todavía podían jugar a la pelota en la calle. Con el paso del tiempo el futbol dejó la calle, entró en el club y remplazó al básquet como deporte principal. Hoy Fulgor es una cajita de zapatos, pero, aún así, tenemos chicas que hacen patín, chicos que juegan al fútbol, y el tango se sigue bailando. Seguimos vivitos y coleando, aunque la gente más grande ya no viene tanto y el club quedó solo para los chicos. Hasta hace unos 30 años atrás, entre las 6 de la tarde y las 9 de la noche, el club estaba lleno de gente que venía a pasar el rato sin hacer ninguna actividad específica. Hoy no existe ese tiempo. Cambió todo. Ni siquiera podés estacionar en este barrio, antes no había tantos autos y la gente se tomaba ‘el expreso San Fernando: un rato a pie otro rato caminando…’ Toda mi vida se la dediqué al club. Mi jardín de infantes fue el Fulgor. Mi madre murió cuando yo tenía 4 años y mi padre me traía y me dejaba en el club mientras se iba a trabajar. El club es parte de mi vida y eso nunca cambió. Nunca me fui del barrio y nunca dejé de venir al Fulgor. Hace varios años atrás nos ofrecieron un millón de dólares por vender esta propiedad y dijimos que no, así que imaginate. Lo económico no es todo. Hay amor, pasión. El mundo camina a un ritmo, pero yo camino al ritmo de las ganas que tengo”.

Roberto, vecino de Villa Crespo
Este testimonio forma parte de la Colección Barrios y Vecinos de Asociación Civil Rumbo Sur.

 

Datos: Villa Crespo / 22/03/2018 / Villa Crespo, buenosaireshistoria, buenosairesvecinos, testimonios, historiaoral, porteños, institucionbarrial, club de barrio


Este testimonio es parte del libro
Villa Crespo, seguirá siendo barrio
Asociación Civil Rumbo Sur

Fotografía: Nicolás Purdía

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