“¿Querés hablar de arte? Washington habla de arte. ¿Querés hablar de política? Washington habla de política. Así que, ¿cómo no vamos a hablar del barrio? Vine de Uruguay y me instalé definitivamente en Villa Crespo en el año 85. Había un montón de peluquerías, y acá estaban los grandes: los mejores peluqueros estuvieron desde los 70 hasta los 90 en Villa Crespo y todos nos conocíamos. Nos juntábamos para saber qué tipo de servicio estábamos dando y cuánto estábamos cobrando, estábamos más organizados. Yo era el más nene de todos en esa época y me llamaban ‘el Loco’. Desde esa época que vengo marcando una diferencia en la forma de cortar el pelo: no corto con tijera de entresacar. Lo lamento. Te destruye el pelo. Yo corto como en campeonato, sin máquina. Salí campeón en el año 87 y todos me jodían, me preguntaban si esa copa la había ganado jugando al fútbol. Yo me calentaba y me apagaban los puchos en la copa, porque antes se podía fumar adentro de los locales. La gente se fumaba un cigarrito, se tomaba un café, venía a leer el diario. Tenía otro movimiento la peluquería: no solo venían a cortarse el pelo, era una salida social, era un lugar importante para los vecinos. La peluquería siempre fue uno de los símbolos de cualquier barrio. Yo, por lo menos, sí soy un símbolo. Vos le preguntás a cualquiera y te van a decir: ‘andá a lo del uruguayo Washington que ese te va a cortar bien de bien’. Tengo poca clientela, pero fiel. Mis clientes son los mejores del mundo. La colectividad judía, por ejemplo, es hermosa como clientela. Les corto para sus festividades, me llevan a sus casas a que les corte el pelo ahí, me regalan comida riquísima y hasta kipá tengo. Ellos valoran mucho mi trabajo, pensá que en el barrio debe haber unas 80 peluquerías, y hoy cualquiera con una maquinita te hace un corte de pelo. Pero yo estudié para esto, yo no cobro por cortar el pelo, ese es mi arte, yo cobro por agarrar las herramientas. El que es bueno se mantiene, el que es malo, no. Yo seré muy loco, pero hace 33 años que estoy acá, y eso que me fui un tiempo del barrio y puse un lavadero de ropa. Pero no podía con mi genio y cortaba el pelo atrás medio a escondidas, hasta que me di cuenta de que tenía que volver, de que lo mío era esto y era en Villa Crespo”
Washington, peluquero de Villa Crespo
Este testimonio forma parte de la Colección Barrios y Vecinos de Asociación Civil Rumbo Sur
Datos: Villa Crespo / 22/03/2018 / Villa Crespo, buenosaireshistoria, buenosairesvecinos, testimonios, historiaoral, porteños, comercio, peluqueria