Editorial
Porque la casa es nuestro rincón del mundo.
Es, se ha dicho con frecuencia- nuestro primer universo.
Gastón Bachelard.
Próximos a cumplir en 2023 el sesquicentenario de su fundación, los barrios de Saavedra y de Núñez poseen una historia indivisible: los ¨gemelos del Norte¨, como los apodó Alfredo Nocetti, continúan transitando un camino común.
Para quienes superamos el medio siglo de vida, años más o menos, las calles de nuestros barrios no eran más que la prolongación del patio de nuestras casas y de las de nuestros vecinos. Por ello, en gran parte, la historia de los barrios implica indagar sobre un tiempo perdido, el tiempo perdido de la niñez o de la juventud. Pero implica, además, buscar un sentido al futuro. El crecimiento de las ciudades no sólo hizo desaparecer las casas y los patios, también desaparecieron los barrios con puertas abiertas y territorios comunes. Se busca en el pasado algo que parece perdido definitivamente, algo sin lo cual las ciudades no tendrán más destino que seguir profundizando lo que ya parecen ser: conglomerados de concreto habitados por seres indiferentes y temerosos. Por eso esos esfuerzos de reconstruir la historia, no intentan recuperar un pasado irremediablemente perdido sino construir un futuro en un espacio común.
La historia de los barrios implica un cruce entre la geografía y la historia ya que aborda el estudio de una determinada geografía en el pasado y cómo un lugar o una región cambia con el tiempo, creando un paisaje cultural. Es algo así como una geografía histórica, emparentada también como una historia ambiental que utiliza fuentes históricas para relatar cómo un determinado espacio ha sido escenario de la actividad humana a través del tiempo.
En ese sentido, La Junta de Estudios Históricos de Núñez y Saavedra, rumbo a cumplir sus primeros cincuenta años de existencia, continúa trabajando en la preservación de la memoria de estos barrios con una activa participación en la defensa del patrimonio histórico, cultural y natural.
Breve historia del barrio
Florencio Emeterio Núñez (1834-1900), hombre de fortuna y tenaz empresario, adquiere en 1872 las primeras hectáreas en el cuartel V del partido de Belgrano y el 6 de enero de 1873 solicita permiso a la Municipalidad de Belgrano para construir en dichos terrenos, situados, según señala, entre el arroyo Medrano y la barranca de White, un lago y un paseo. De inmediato, conforma con los señores José María Mascías, Antonio Etchegaray, Juan Montes y Joaquím Pedro de Rocha, la Sociedad Núñez y Compañía.
El propósito de la compañía es fundar allí un pueblo que se llamará Saavedra, para honrar la memoria del presidente de nuestra Primera Junta de Gobierno y amigo de su abuelo paterno, Florencio Jesús Núñez, quien combatió junto con aquél durante las primeras invasiones inglesas. Paralelamente, por gestiones de Núñez ante la gerencia del ferrocarril y con la donación que realiza de los terrenos necesarios para su construcción, obtiene la habilitación de la estación Núñez, como parada intermedia entre las ya existentes de Belgrano y Rivadavia.
Es así como el 27 de abril de 1873 se realiza el acto de fundación del pueblo de Saavedra y se inaugura al mismo tiempo la estación ferroviaria, que hasta hoy lleva el apellido del fundador. Nace entonces un pueblo (Saavedra) con una estación (Núñez), la que con el tiempo verá conformarse a su alrededor un barrio “independiente”. Ese día, un tren especial que sale de la estación Central a las once de la mañana conduce, desde Buenos Aires hasta la estación Núñez, a un numeroso grupo de personas que, al son de bandas de música, se encaminan, en coches, en sulkys o a pie hacia el Paseo del Lago, donde se efectúa la ceremonia oficial.
Es importante destacar aquí que Saavedra es el único barrio de la ciudad que posee acta de fundación. Su original se conserva en el Museo Histórico de Buenos Aires “Cornelio de Saavedra” y su texto es el siguiente: En el partido de Belgrano a los veintisiete días del mes de Abril de mil ochocientos setenta y tres, habiendo resuelto los señores Núñez, Rocha, Etchegaray, Macías y Montes hacer bendecir y dar el nombre de “SAAVEDRA” (uno de los próceres de la Independencia) al nuevo pueblo que están formando al extremo Norte de este Municipio, que contiene en su centro un gran parque, con lagos e islotes circundado todo de un canal de 30 cuadras de circunvalación y en cuyas aguas flotaba una góndola, siendo Padrino de aquel acto el Esmo. Señor Gobernador de la Provincia don Mariano Acosta tuvo ella lugar el día de hoy en el sitio preparado al efecto. Terminada la bendición, la concurrencia, que era muy numerosa y de lo más selecto de la ciudad de Buenos Aires y de Belgrano, se dirigió por entre bandas de música, ejecutando la marcha Nacional, a un banquete de quinientos cubiertos, preparado bajo un inmenso toldo. En aquel momento pronunciaron distinguidos ciudadanos elocuentes discursos alusivos al acto, haciendo notar el espíritu de progreso, de unión y confraternidad que animaba a Extranjeros y Argentinos bajo la égida de nuestras instituciones y garantido por la paz de que felizmente goza la República. Enseguida, se levantó esta acta que fue sellada con el sello municipal, firmándola a nombre del Padrino el señor Juez de Paz que presidió el acto, los municipales y secretario del partido.
Son ellos el juez de Paz don Cipriano Calvo (que lo hace a nombre de Mariano Acosta, padrino del acto y gobernador de la provincia de Buenos Aires) y los miembros de la corporación municipal de Belgrano José Francisco López, Julio de Zuviría y Carlos Ibarguren. Los lagos y canales a lo que hace referencia el acta se conformaron gracias a que el lugar está atravesado por el arroyo Medrano.
El 27 de abril de 1873 la empresa de Núñez no efectúa operaciones comerciales, pero sí otros propietarios que aprovechan el momento y rematan veinte lotes para lo cual convocan a los potenciales compradores mediante un interesante anuncio titulado El Versailles del Plata, que apunta a destacar la belleza del lugar.
Un artículo del diario La Nación del 15 de octubre de 1873 se refiere a Buenos Aires como el coloso sin pulmones debido a su falta de espacios verdes y pasa a referirse al Paseo del Lago, en términos más asimilables a la propaganda que a la crónica periodística: ninguno como Saavedra ha podido llenar ni más ni mejor la necesidad sentida, debiendo las ventajas que en este orden posee aún sobre Belgrano a las raras condiciones de su localidad cruzada en varias direcciones por el mismo arroyo de aguas permanentes y a la no menos particular circunstancia de haber sido ideada como un capricho y realizada como un deber de conciencia, poniendo tranquilamente en planta todos los recursos e invenciones del arte moderno en comodidades y lujos, y actualizando por decirlo así el porvenir de un pueblo en su mayor desenvolvimiento. Así vemos al lado circo de carreras, parques y bulevares, los bellos y amenos sitios destinados a las gentes de a pie –islas y canales bordados de césped, cruzados por preciosas góndolas, kioscos rodeados de plantas y flores, alamedas, laberintos, placetas de desahogo, lecherías y demás establecimientos, destinados todos a consultar la salud, la comodidad, los goces. La perspectiva no puede ser más bella.
Durante la primavera de ese mismo año, exactamente el 19 de octubre, a las doce en punto del mediodía, se concreta el primer remate de tierras, ofrecido por la razón social Núñez y Compañía. El aviso que anuncia el remate publicado en El Nacional del 14 de octubre, es antológico. Invita al publico al PUEBLO SAAVEDRA, LA ESPERANZA DEL NORTE AL PUEBLO YANKEE donde todos, pobres y ricos podrán adquirir tierras en el primer remate en un pueblo que es un verdadero paraíso, levantado como por encanto BOULEVARES, ARBOLEDAS, ISLAS, LAGOS, MONTAÑAS, CASCADAS, PUENTES. Todos los signos de la elegancia y comodidad se encuentran en el nuevo PUEBLO SAAVEDRA. Señala finalmente que la estación Núñez está en la entrada del mismo pueblo.
La exageración de las virtudes del producto es uno de los atributos de la propaganda y, sin duda, siempre fue un recurso de venta, pero ya sean montañas o colinas es cierto que aún pueden percibirse las ondulaciones del terreno en la avenida San Isidro, o en las calles Besares y Ruiz Huidobro desde Moldes en adelante, o en las pronunciadas barrancas de las calles Ramallo, Arias y Deheza antes de llegar a la avenida del Libertador.
El segundo remate se anuncia para el sábado 1º de noviembre, y en el anuncio del mismo se señala que Saavedra es el único paseo que posee Buenos Aires (El Nacional, 29-10-1873), aunque por entonces el pueblo de Saavedra era parte de Belgrano, municipio que se federalizará y se integrará a Buenos Aires sólo en 1887.
No obstante las buenas perspectivas, la iniciativa fundacional de Núñez se ve entorpecida por la seria crisis económica que se desata y cuyos primeros síntomas se perciben en marzo y se agravan en septiembre de 1873. Un testimonio de época señala que en junio se habían paralizado totalmente las transacciones sobre tierras, que hasta poco antes habían hecho furor. Por ello la empresa estuvo lejos de ser exitosa lo que genera su disolución en marzo de 1874 y diversas peripecias que determinarán que las tierras del Paso del Lago terminen finalmente en poder del Banco Hipotecario que había financiado las operaciones inmobiliarias. Al año siguiente se disuelve la sociedad y los socios se reparten las tierras.
La zona se va poblando lentamente en función de dos polos: el de la estación Núñez sobre la calle Manuela Pedraza, conocida en esos tiempos como la calle del Ferrocarril, y el que se concreta alrededor de Cabildo y Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde), donde ya funcionaba la pulpería Las Palmitas de Segundo Gallegos y el almacén de Tomás Lambruschini, donde se proveían los chacareros y labradores del lugar. La población de Saavedra se incrementa visiblemente a partir de 1881, luego que el Banco de la Provincia de Buenos Aires rematara 1424 lotes que habían pertenecido a Juan Montes y José María Mascías, dos de los socios de la Sociedad Núñez y Compañía.
Debe destacarse que, como señalaban los diarios de la época, el paseo del Lago, hoy parque Saavedra, es el decano de los parques públicos de la ciudad de Buenos Aires, ya que, aunque de propiedad particular, es anterior al parque 3 de Febrero, que se inaugura el 11 de septiembre de 1875, es decir dos años más tarde.
Lo cierto es que, a raíz de los problemas financieros de sus propietarios, tuvo más épocas malas que buenas. En el diario La Prensa del 20 de enero de 1891 se lee que el parque Saavedra ha vuelto a abrir para el público con su lago artificial con botes para paseo, calesitas y caballitos automáticos para niños. No obstante, poco después los nuevos propietarios pierden el parque por la deuda que habían contraído con el Banco Hipotecario Nacional. En abril de 1893 el banco arrienda a la intendencia municipal toda la extensión denominada “Lago de Saavedra”, inmueble del que entonces toma posesión, en representación de la Municipalidad, el director de Paseos Carlos Thays, quien firma el acta de traspaso y se encarga del arreglo del mismo. Años después, el 11 de febrero de 1908 el Concejo Deliberante aprueba su compra por parte de la Municipalidad de Buenos Aires, a través de la gestión del intendente Manuel J. Güiraldes en la suma de $ 203.500.
En 1912, una de las tan temidas inundaciones provocadas por el arroyo Medrano lo deteriora en forma irreparable. La necesidad de su reconstrucción hace que la Municipalidad encargue esa tarea a don Clemente Onelli, el artífice del Jardín Zoológico de Buenos Aires. Nace así un nuevo y hermoso parque con reminiscencias medievales en sus dos entradas (la principal sobre la calle Pinto y una lateral a la altura de Melián), que se inauguran el 6 de julio de 1913. Onelli le incorpora también un molino holandés que dentro de su estructura oculta el tanque de agua que se utilizaba para el riego del predio.
Junto a Roberto Goyeneche, otro de nuestros más destacados vecinos es Edmundo Rivero, quien evoca en su libro de memorias al parque creado por Clemente Onelli: tenía un foso en derredor y un puente levadizo. Al caer la tarde, el puente se izaba, dejando al parque aislado del barrio. Por si fuese poco había también una especie de castillo con su torre, falsamente medieval. Era la escenografía perfecta para revivir historias leídas en Dumas o Salgari, lecturas disponibles allí mismito, en el propio parque. Porque nuestra ciudad fue, alguna vez, capaz de pensar sus parques más alejados con lugares para la música y para la lectura. En ese de Saavedra había una muy buena biblioteca municipal, donde yo, como la mayor parte de mis compañeros, pude conocer a D’Artagnan y a Sandokan, asombrarme ante las anticipaciones de Verne, que nos parecían imposibles y, en caso de audacia mayor –como yo llegué a tener – aventurarme en otras magias superiores como la Divina Comedia.
Los años han pasado y el parque Saavedra continúa siendo el corazón de dos barrios cuya geografía y sus mitos han alcanzado vuelo en las novelas de Leopoldo Marechal, Adolfo Bioy Casares y Leónidas Barletta.
Breve historia de la junta
El primer historiador ha sido Alberto Octavio Córdoba (1919-2001), quien en su libro Belgrano, publicado por la Municipalidad en la colección Cuadernos de Buenos Aires (1968) nos brinda la primera versión historiográfica sobre los orígenes de los barrios de Saavedra y Núñez.
Sin embargo, es Miguel Amelio Malaponte (1917-1996), el autor de los mejores estudios sobre la historia de ambos barrios, aunque lamentablemente los haya publicado en revistas de circulación muy restringida. Es el autor de “El barrio de Saavedra” publicado en Saavedra Cultural, Suplemento de la revista Caminemos por Saavedra, durante los años 1983 y 1984. En 1986 publica “El barrio de Saavedra. Su parque ‘Brigadier General Cornelio de Saavedra’. El arroyo Medrano. Recopilación y recuerdos en una breve historia”, en la Colección de Estudios Históricos publicados por la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires.
El tercer historiador es Rafael Berruti (1921-1999), autor del libro Evolución histórica de los barrios Saavedra y Núñez, editado por el autor en 1995.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar a Eduardo Pombo (1926-2015). Miembro de la Asociación de Fomento de Villa Cerini y presidente de la misma entre 1953 y 1962 y director de la revista Vida Social de Saavedra, donde en 1971 publicó su artículo titulado El barrio de Saavedra. Es autor también del libro Saavedra: un barrio y un tiempo añorados, impreso en 1992.
Amaro Eufemio Berrondo fue el fundador y primer presidente de la Junta de Estudios Históricos de Núñez-Saavedra, creada el 11 de abril de 1973 con sede en su casa de la calle O’Higgins 3202. La fundación se realizó en vísperas del 27 de abril de 1973, centenario de la fundación de ambos barrios. Lo acompañaron como secretario, Carlos María Frascara; como vocales Aníbal Fernández Dirube, Roberto Burton Meis, Carlos Molina y Vedia, Antonio Petillo y Adela Tarraf, y, como socio adherente, Miguel Amelio Malaponte.
Desde 1990 la Junta tiene su sede en el Museo Histórico de Buenos Aires “Cornelio de Saavedra”, año en que la misma se reconstituye con la presencia destacada del doctor Miguel Amelio Malaponte y de los profesores Rafael Berruti y Alfredo Luis Nocetti.
Entre 1998 y 2004 la junta realizó la actividad “Saavedra Sueña” en conjunto con el Museo Saavedra, con la participación de los más importantes artistas y escritores de ambos barrios.
Desde desde 2011 hasta 2018, también en conjunto con el Museo Saavedra, la Fundación Leopoldo Marechal, la Biblioteca Popular Alberdi y la Junta de Estudios Históricos de Villa Crespo, ha realizado la actividad “El Día del Adán Buenosayres”, una especie de “Bloomsday” porteño en el que se que se recorrían los escenarios de la novela de Leopoldo Marechal de Villa Crespo y Saavedra.
En 2013 comenzó la actividad titulada “Conociendo Saavedra y Núñez en Bicicleta”, que se realizaba varias veces al año recorriendo además de los clásicos sitios de interés de ambos barrios, aquellos menos conocidos.
Finalmente cabe mencionar que esta Junta ha sido la impulsora de la ley 5.337 por la que en 2015 se declara al Tala (Celtis tala) como “Árbol Representativo de la Ciudad de Buenos Aires”.