Cuando yo vine por primera vez era la época en la que venían los paraguayos y hacían su casita. Era todo descampado, se veía todo. Estábamos más hacia Perito Moreno. Vivíamos, en una pieza, mi mamá, mi tía, con 4 o 5 familias. En el ‘70 se quemaron casi 200 casillas y nos mudamos acá. {Claudia recuerda}
Acá nos conocimos. Esta casita era de Claudia, y quizás sea la más vieja. Cuando yo vivía en Asunción mi hermano me contaba de Barracas. Nosotros teníamos muchos amigos de la infancia que ya vivían acá. Cuando llegué trabajé en pintura y construcción, que era el oficio que nos enseñó mi papá. En aquella época las casas eran todas de cartón, porque había una restricción para entrar materiales. En el ‘74, ’75, la colectividad paraguaya armó una capillita con la madera de un barco abandonado. Trajeron la virgencita de Caacupé y la gente rezaba ahí. Era todo campo, las calles eran de barro, no había ni pasto. Yo llegué cuando Perón asumió su presidencia. Luego los militares nos quisieron echar por la fuerza, pero el padre Daniel de la Sierra y un abogado lo impidieron. Cacciatore ofreció dinero y muchos se fueron. Quedamos 60 casillas y ya nos teníamos que ir, pero llegó la guerra de Malvinas… ¡Regresaron todos! Agarraron la canchita, la calle, venía gente por todos lados, cerca de la salita, de la vía. Después empezaron a lotear, a tomar, y ya podía entrar material para la obra. Ahora en la villa, entre nosotros, ya casi no nos conocemos con el resto, no tenemos la amistad que teníamos antes.
Antes íbamos a comprar al mercado Pepín, había mucho negocio que se cerró. San Antonio era lindo… la calle Vieytes, Iriarte está triste ahora. Los de Barracas venían al barrio a jugar al fútbol, se hacían misas. La villa estaba más integrada con el barrio. Ya después, criar hijos acá era difícil, cuando los querías llevar a la escuela, no los querían pasando la Vélez Sarsfield. No querían a los de la villa. Ya no salimos para el resto del barrio. Hoy la gente de acá va a Pompeya. Si hubiera negocios en Barracas, nos quedaríamos, pero eso ya no está más. Ahora en la villa, entre nosotros, ya casi no nos conocemos con el resto, no tenemos la amistad que teníamos antes. En el pasado nos juntábamos todos, conocidos y no conocidos. Ahora ya no tanto, pero igualmente con un grupo compartimos juegos, truquito, música, algunos tocan la guitarra y todavía mantenemos esa cordialidad…
Claudia y Félix
Datos: Barracas / 01/01/2017 / primeros pobladores, villa