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En la villa el 60% son niños y adolescentes.

Barracas

Soy directora de la escuela de la villa

Nací en Osvaldo Cruz y Pedriel y nunca me fui más lejos que un par de cuadras. Cuando era chiquita Barracas era un barrio típico, de vecinos, amigos y jugar en la calle. Como mi papá tenía teléfono por el service de heladeras, todos los vecinos daban el número de casa y les avisábamos al grito de: “Stella, vení que te llama tu primo”. Lo que hoy es el CMD, era un mercado de pescado. Los días de calor salíamos con la sillita y hacíamos vereda, y tipo once de la noche, después de cenar, venían los camiones… ¡un olor!. Estaban todos los mayoristas que venían de Mar del Plata. A la mañana salían rápido los camiones con los pescados frescos. Cuando cerró estuvo muchos años abandonado, estábamos con miedo a que se ocupe. Fue una alegría cuando lo abrieron.

Recuerdo que la pinturería de la esquina tenía un mono tití, Pocho se llamaba, por Perón. Se armaba cada podrida, porque mordía a las señoras o se escapaba. Ahora no tenemos ni un almacén cerca… era mucha gente, había mucho barrio, muchas casas chorizos, que eran casas de inquilinato y vivían muchos obreros. Era un ambiente dinámico. Había una fonda en cada esquina. Lamentablemente en mi cuadra hoy hay un vecino solo, los demás son todos galpones. Al no haber gente empezó a desaparecer todo. Tiran casas y hacen galpones. En mi barrio ahora no hay kioscos, porque no hay chicos tampoco. Al lado de mi casa hay una empresa importante, y me vinieron a comprar la casa. Yo les dije que no, que mi casa no se vende.

Antes trabajaba de maestra de jardín en Santa Elisa, y un día cayó en la bicicleta el padre Toto, y me ofreció ser la directora de la escuela en la villa. Mis amigos me decían “¿Qué vas a hacer ahí?”, y ahora son los que me ayudan. Nos cambió la visión a todos. Me encontré con otro barrio. La villa tiene 60.000 habitantes y el 60% son niños y adolescentes. Es una comunidad paraguaya de gente muy buena y solidaria. La Barracas de mi infancia tiene algo en común con esta Barracas. Toda la gente tomando tereré en la vereda, charlando. Eso me da un poco de envidia, porque es mi barrio viejo. Eso yo ya no puedo hacerlo, primero, porque no tengo vecinos y, después, porque mi vecino de al lado hace la suya. Acá en la villa todos potrean en la calle, es mi Barracas vieja…

 

Guillerma Rey

Datos: Barracas / 01/01/2017 / villa, galpones, educación


Este testimonio es parte del libro
Barracas, raíces al sur
Asociación Civil Rumbo Sur

Fotografía: Pablo José Rey

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